26 de octubre de 2010

Ladrillos orwellianos en el muro de Pink Floyd

No es secreto para nadie que Pink Floyd es una banda de culto. Es una afirmación necia, aunque una mayoría popularice hasta la exasperación Another Brick in The Wall, como si fuera la única canción que hubiera hecho el grupo. Más que un buen rock progre, diálogos perdidos entre las notas o las extravagantes mezclas de sintetizador, las letras compuestas por Roger Waters (sin ignorar las de Syd Barrett y David Gilmour) vienen cargadas con mensajes y simbolismos en vez del rock escandaloso y sin sentido como lo fue el glam ochentero. Son canciones salidas de su propia vida, la de sus amigos, conocidos y la realidad su país en hegemónica decadencia que se escuchan en carne viva.

Tras más de diez años activos, luego la separación de Barrett por problemas de drogas la creatividad de la banda iba homogenizada por el posesivo Waters. Entonces en 1979 producirían el álbum The Wall, el cual sería interpretado en vivo en una forma muy particular. En 1982 evolucionaría en una película en donde el control creativo sería disputado entre su director Alan Parker, el animador Gerald Scarfe y como no, el propio Waters quien también controló el puesto de compositor y guionista en una película en que la música misma era la historia. Antes de verse en cine, el álbum de Pink Floyd derivó en un espectáculo teatral en sus conciertos, en los cuales destacan (además de la música) las sugestivas imágenes dibujadas por Scarfe que posteriormente se emplearían en la película.

Plink Floyd The Wall (1982) se centra en la atormentada vida de Pinky (Bob Geldof), un rockstar aparentemente exitoso el cual no puede huir de los traumas de su pasado. Imágenes intercaladas de una infancia miserable que va entre el sadismo de profesores de escuela, una madre sobre protectora, el miedo que irradiaba la II Guerra Mundial en la que moriría su padre. Pinky crecería tratando de hacer una vida propia, pero fracasa en sus relaciones personales. Sucumbiendo entre su débil éxito por el aislamiento y la locura, con todos los fantasmas que le acarrean. Se cierra en su propio muro del cual no logra salir. El infeliz niño interior continúa deambulando sin rumbo en su pasado y futuro, llegando incluso a encontrarse a sí mismo irreconocible. Tras un sublime solo de guitarra de David Gilmour, Pinky se alza como un demente facista en un desesperado intento de destruir todo.



Hay varias referencias interesantes en cuanto a Pinky entorno a la vida de los integrantes de Pink Floyd, en especial a Waters y Barrett. El padre de Waters, Eric Fletcher Waters fue un soldado de infantería que murió en la II Guerra Mundial en territorio italiano. Fue acontecimiento que marcó para siempre al integrante de Pink Floyd, que con las canciones When The Tigers Broke Free y The Fletcher Memorial Home haría un tributo a su padre. Por su lado mucho del cambio por el que pasa el personaje de Geldof es inspirado de la vida de Syd Barrett, quien luego de separarse la banda nos e volvería a saber de él y no volvería a ser el mismo. Muchos otros datos se pueden ver en los documentales Pink Floyd - Behind the Wall y Pink Floyd & Syd Barrett - Legends, que pueden encontrar en Youtube o en los anteriores enlaces.

Ver trailer de Pink Floyd The Wall (1982)

Animals

De la discografía de Pink Floyd da para hacer de sobra libros o documentales. Sin tratar de hilar muy fino en el tema vamos a referirnos a un álbum anterior al comentado atrás. Dentro de lo comercial Animals no tendría el mismo efecto que tuvieron Dark Side of the Moon o The Wall. Pero los melómanos de la banda lo ponen en un pedestal bastante alto. El disco en sí es inspirado en el libro Rebelión en la Granja de George Orwell. Una crítica fuerte al socialismo stalinista en el que se vió atrapado la Unión Soviética, luego de la Revolución Rusa. A lo que alude la célebre frase de "todos los animales somos iguales, pero unos más iguales que otros". Una acusación fuerte a las hipócritas y totalitarias políticas de Josef Stalin, algo que igual se vería reflejado en otro libro de Orwell; 1984. En Animals Pink Floyd divide a los humanos entre cerdos, perros y ovejas; los cerdos mantienen el control político, los perros aplican implacablemente las leyes y las ovejas se limitan a vivir explotadas por cerdos y canes.

Si hay una película que abarque el pesimista mundo de Animals (sacado de Rebelión en la Granja) es el último trabajo de Alfonso Cuarón: Children of Men (Niños de los Hombres, 2006). La temática del disco trata de una sociedad en la que sus individuos velan por si mismos para salvarse, mientras son perseguidos sin respiro o misericordia entre de apretones de manos a puñaladas por la espalda. Todo un caos mientras que a distancia y en un lugar seguro políticos o moralistas hablan de hipócritas soluciones. La película del mexicano va por ahí, impactando desde el comienzo con el tema de la infertilidad humana y el desequilibrio que ocaciona. Es una distopía orwelliana hecha realidad, en la que las mujeres ya no pueden tener hijos y el gobierno está como un Gran Hermano que vigila todo. A esto surge la resistencia de los Peces, que aún salida del idealismo olvidado llega a tener más bien una tendencia tan violenta y cruel como el autoritarismo al que dicen luchar. El bien y el mal terminar por irse en una cloaca, pues como lo vemos hoy solo se trata de poder y en extender la espiral de violencia.



En Children of Men se pueden encontrar notables referencias de Animals y la banda misma, en cuanto a concepto artístico se refiere. Las personas están bien totemizadas por sus animales pinkflonianos. Vemos a Algie bien encuadrado con el dueño del Arca de Artes (Danny Huston), policías secundados por fieros perros e inmigrantes escabuyéndose entre rebaños de ovejas. Y la más curiosa de todas la del policía Syd, en la que un Peter Mullan memorable interpreta a un personaje desquiciado y adicto a las drogas. No es pura coincidencia como lo leí por ahí (1).

Destaca una memorable escena en particular en donde el personaje viaja (al compás de la música de King Crimson) en un lujoso Rolls-Royce por las moralmente devastadas calles de Londres, pasando por puestos de control hasta llegar al Battersea Power Station; embelmático edificio que junto con el cerdo volador Algie sirvieron de portada al disco Animals. La antigua planta de energía aloja en la película todas las piezas de arte sobrevivientes a ese caotico futuro, como el Guernica de Picasso que grita en silencio de fondo a los impasibles personajes de Children of Men. El edificio es el símbolo a un posible futuro caótico por el que Gran Bretaña, vaticinado tanto por Orwell, Waters y muchas otras mentes descorazonadas. No por algo se vuelve a ver en la versión filmica de 1984.

Waters vs Maggie T.

The Final Cut fue el último disco de la banda antes de la salida Waters de Pink Floyd. Aunque por el arduo trabajo del músico hay quienes se atreven a decir que fue su primer álbum en solitario. Es inspirado bastante en los conflictivos años ochenta, tanto para Inglaterra como para el mundo. El miedo y el cinismo a una guerra nuclear, ocasionado por el armamento desenfrenado de las potencias mundiales encabezadas por Estados Unidos y la Unión Soviética. La Guerra de las Malvinas, la que para Waters es un insulto a la memoria de su padre y que además fue catapulta de simpatía para Margaret Tatcher; que como Primera Ministra comenzaba aplicar politicas impopulares en su país.

El disco derivó en un cortometraje, en el cual Waters escenifica cuatro canciones de su trabajo: The Post War Dream, The Final Cut, The Flecther Memorial Home y Not Now John. Posiblemente muy pocos sepan de él, así que para terminar lo comparto en una versión subtitulada que encontré.





21 de octubre de 2010

Genéticamente correctos: Gattaca (1997)

Hay quienes creen que cuando se nace se tiene un destino. Esa idea de quienes vemos por ejemplo en tener un éxito sin esforzarse mucho, también en un caso contrario los que van en calamidad en calamidad como esos personajes de caricatura; que caminan con una pequeña nube de lluvia sobre sus cabezas. En el futuro no muy lejano que nos habla Gattaca (1997), no se necesitarán de cartas de tarot o bolas de cristal para predecir el destino. Nuestro futuro será interpretado con una simple gota de sangre.

Ante esta nueva práctica las parejas cada vez recurren menos al parto natural, en cambio optar por la inseminación artificial. Luego de que a su primer hijo se le pronosticara una vida corta por un problema cardíaco diagnosticado, un matrimonio recurre a la ciencia para que su segundo hijo nazca con mejores rasgos genéticos que el anterior. Al crecer las mejoras genéticas del hermano menor Anton surgen efecto al superar a su hermano mayor Vincent (Ethan Hawke) en prácticamente todo. Pero al crecer Vincent se irá convenciento de que su destino no está del todo escrito. Aspira ir al espacio, lugar reservado para los humanos genéticamente más aptos.

El mundo en Gattaca no está dividido en ricos y pobres, socialistas y capitalistas, negros y blancos, o legales e inducumentados. Se trata más bien de válidos o no-validos, a lo que bien se traduce a quienes nacieron de la forma natural y quienes si fueron mejorados genéticamente para ser perfectos. No hácen falta cédulas de identidad para distiguir a los humanos. Basta con una muestra de orina, un cabello suelto o una gota de sangre. Vincent entonces se ve discriminado por un mundo genéticamente racista, que obstaculiza su sueño de ir al espacio por más listo y fuerte que sea. Ante eso adopta la identidad de Jerome Morrow (Jude Law), quien a pesar de ser geneticamente superior a Vincent vive postrado en un silla de ruedas tras un accidente. Jerome sufre el peso de la perfección de tener una vida trazada desde su propio nacimiento, por lo que no ve inconveniente en ayudar a Vincent. De ésta manera es como logra infiltrarse en la compañía aeroespacial Gattaca, la cual está en planes de mandar un cohete espacial a Titán en Saturno en planes de colonización.

Al buscar datos sobre la película me encontré con un término nuevo para mí: Transhumanización. Resumiendolo en palabras más simples es una idea que se planteó, la cual busca que a futuro la especie humana sea más perfecta de lo que es hoy. Desde ser más inmune a las enfermedades, tener alto grado de inteligencia hasta buscar la inmortalidad. A esto va la alteración al génoma humano por el mismo ser humano, para así apresurar el proceso de evolución el cual no deja de tener sus efectos colaterales como bien los denuncia Gattaca. ¿Qué seremos de nosotros luego de varias generaciones a la nuestra, si es que quede planeta para que las hayan? ¿Qué tanto será de diferente el homo sapiens de hoy a los otros venideros? En cuanto a la apariencia biológica es un misterio, aunque en su forma de pensar nadie duda de su capacidad de sobrevivencia y de auto destrucción.

Bien demuestra Vincent que en la vida nada escrito, por más fuerte que sea ese totalitarismo genético en el que vive. Pues como dice él, todo se basa en no guardarse energía para el viaje de vuelta.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Gattaca.
Año: 1997.
Director: Andrew Niccol.
Guión: Andrew Niccol.
Actores: Ethan Hawke, Uma Thurman, Jude Law, Loren Dean, Gore Vidal, Allan Arkin y Ernest Borgnine.
Música: Michael Nyman.
Países: EE.UU.
Idioma: Inglés.
Duración: 101 minutos.


18 de octubre de 2010

Un año.

Tal vez por una triste costumbre no suelo ser muy festivo en los aniversarios, aún tratándose del propio. Aún así, ese tipo de ocasiones sirven (además de fiesta) para dar una mirada atrás al incambiable tiempo pasado. Leyendo esas entradas primerizas a casi un año de escribirlas, me voy dando cuenta del tanteo de ciego por el que se iba caminando. Bueno, no quiere decir que ese ciego (yo) se jacte hoy de una gran lucidez. El caso de esos primeros posteos parecen imitar a otros entendidos en la materia, que se leen en los periódicos e Internet o se ve por televisión. No parecían ser letras propias, a lo que más o menos me iba dando cuenta.

En una de muchas tertulias etílicas, un amigo del pueblo me comentaba harto (luego de hacerle "un discurso" de los que suelo escribir aquí) que parecía un puta tele encendida. No porque no le entusiasmaban las películas, sino porque me pasaba citando nombres de gentes y cintas sin hablar del mensaje en sí del tema que andaba contando. No era nada propio ni creativo. La verdad iba pasando lo mismo aquí, por lo que mejor opté por ir evolucionado estas letras para que al menos sean más mías.

Si he tenido claro desde antes de empezar, del tipo de contenido de este blog. Me he topado muchos sitios donde se comenta sobre cine, de todo contenido y preferencias. Del mío la verdad no me desvela por postear un estreno, si se puede entonces bien. Pero eso ya es trabajo de los críticos de cine a sueldo, que tienen la dicha y desgracia de ver cuanta película se exhiba por primera vez. No es mi propósito hacer crítica, me luce más bien comentar o comparar. Un 99% de lo que se escribe aquí son de temas de mi preferencia, o que al menos me despiertan algún interés. No voy a jugar de gran intelectual por desvaratar una cinta que a simple vista ya se sabe que es mala, usando de manera pedante un lenguaje quijotesco que el mismo Jacques Sagot se jactaría en hablar.

Hay películas que siempre dan para pensar o comentar. No aguantaba tener esos pensamientos guardados en la cabeza, así sugió este blog. Sin embargo, a un mediano-largo plazo no quiero limitarme a comentarlas. Pues hablar sobre arte no tiene tanto crédito como sí el hecho de crearlo.

14 de octubre de 2010

Más allá del Sol, la Luna y el universo.

Salgamos momentáneamente del planeta para incursionar en el sistema solar (y un poco más allá) y tratar sobre la ciencia ficción en el espacio. En sus comienzos era un universo de películas acartonadas. Limitada por los efectos técnicos, lo cual derivada en toscas y poca creíbles locaciones. Era un género que no se tomaba en serio, siendo frecuente para las películas clase B de bajo presupuesto las; que optaban por entretener y buscar alguna ganancia para recuperar el presupuesto inicial.

Pero en al llegar a los años sesentas, mientras el ser humano comenzaba salir al espacio ya la tecnología comenzaba a facilitar el trabajo en las películas. 2001 Odisea Espacial (cinta que nos referiremos más adelante) marcó pauta en qué rumbo nuevo debía ir la ciencia ficción como un género que tratase temas serios. Como la existencia ser humano con la tecnología, el planeta y el universo en sí. Ha dado para todo en cintas sobre naves espaciales, robots desobedientes y planetas por explorar.

Las buenas cintas de ciencia ficción abundan desde la realización de 2001. Aunque vamos a referirnos a tres en particular.

Nuestra estrella con los días contados

Sunshine (Alerta Solar, 2007) pareciera un título intrascendente si lo comparáramos con la influencia que nos da aún hoy una película como Solaris (1972). Aún así, lo que llama la atención de esta película inglesa es en tratar un astro sin frecuentar en la ciencia ficción: el Sol.

En el año 2057 el planeta Tierra se encuentra sumido en un eterno invierno, debido a que el Sol se encuentra debilitándose y próximo a extinguirse. Para esto ocho tripulantes a cargo de la nave Ícarus II, se encargarán de llevar una bomba para que reactive el astro rey. Pero luego de haber cruzado la órbita de Mercurio encuentran una transmisión de socorro del Ícarus I, la nave que desapareció siete años antes cuando iba cumplir la misma misión del Ícarus II de la que no se volvió a saber.

Con marcada influencia de películas clásicas (2001, Alien, Event Horizon, entre otras), Sunshine trata de trazar su propia ruta en órbita al sol. Los ocho tripulantes del Icarus II, de especialidades y procedencias distintas parecen dudar a medida que se acercan al Sol. El encuentro de la señal perdida del Ícarus I será el inicio de la discordia entre los tripulantes, los cuales se dividirán en la decisión de ir primero a encontrar la nave o seguir directamente con el rumbo de la misión.

El resto ya sería contar descaradamente el resto de la película. Basta con decir que con el transcurso de los minutos se va aumentando en tensión, con sorprendentes revelaciones. El Sol sobre todo también es uno más del elenco, del cual los demás giran alrededor a él con sus esperanzas y pesimismos. La tecnología humana en Sunshine se ve capaz de crear una estrella sobre otra. Aunque sus debilidades siempre seguirán siendo las mismas en cualquier época humana.

Ver trailer de Sunshine.

The dark side of the moon.

En un futuro no muy lejano la empresa multiestelar Lunar Industries construye en nuestro satélite una colonia minera, operada por Sam Bell (Sam Rockwell) en compañía de la computadora GERTY para vigilar tres máquinas excavadoras. El mineral extraído de la Luna se le conoce como helio-3, del cual abastece ante la carencia de recursos en La Tierra el 70% de la energía del planeta. Sam está a dos semanas de cumplir los tres años de contrato en la mina lunar, ansiando regresar a La Tierra para reencontrarse con su familia. Pero tras un accidente Sam se verá asediado por alucinaciones y huecos en su memora, los cuales le conducirán a perturbadores descubrimientos.

Así es el argumento de Moon (En la Luna, 2009), trabajo realizado por el británico Duncan Jones quien es hijo del músico David Bowie. La verdad no es la primera película que trate sobre ambientes lunares, ya desde 1902 el francés Georges Mélies había incursionado en el satélite terrestre con la siempre popular Le Voyage dans la lune. El caso de Moon (al igual que Sunshine) aunque bastante reciente, es un crisol de virtudes y referencias a los clásicos de la ciencia ficción. Por su argumento y forma de pensar es una película encaminada al culto.

Como el único ser humano en la Luna llega un momento que la soledad llega a pesar. El aislamiento va desgastando a Sam, que aún con los videomensajes que le manda su familia desde la tierra se desgasta en su aislamiento. Su vacío no lo puede llenar el alma binaria de la computadora GERTY, la cual prácticamente rige la base junto con todos los secretos y mentiras que giran en torno a la compañía multiestelar.

En este punto Moon pone a meditar mucho de lo que será la colonización espacial en los siglos venideros, lo cual en realidad dará muchos problemas y cuidado no las primeras guerras del ser humano fuera de La Tierra. Aunque la exploración espacial está apenas gateando, hay inversionistas que ya están frotando las manos con la idea de tener al menos un asteroide como propiedad. Es algo que ya esta sobre la mesa, si la colonización espacial se hará con fondos estatales o privados? Con estos últimos al menos se pone en duda el tipo moral que puedan (no) tener.

Ver trailer de Moon.

Júpiter al infinito y más allá.

2001: A Space Odyssey (1968) fue la película que reinició la ciencia ficción. Una de las obras cumbres del megalomaniaco Stanley Kubrick, el cual impuso todo su concepto de perfección con un trabajo muy diferente a los que se habían hecho antes. Inspirada en un libro de Arthur C. Clark (también guionista junto a Kubrick) 2001 encumbraría en adelante el empleo de los efectos especiales, el uso preponderante de la música frente a los diálogos, entre varias cosas. Con ella la ciencia ficción llegaba a su madures, para que de esta manera contara en un lenguaje nuevo la existencia humana entorno a sí misma y al universo.

Carl Sagan, quien fuera uno de los científicos asesores de Kubrick en la producción de 2001 y un gran estudioso del espacio, dijo una vez que el estudio del universo es un viaje para auto descubrirnos. Por ahí va el argumento, que aún lerdo desde su comienzo hasta terminar, parece desconcertar en sus primeros minutos con secuencias para nada relacionadas con el espacio. La figura del monolito parece ser un faro de inteligencia o lucidez, por el cual el ser humano en milenios posteriores comienza a colonizar el espacio. Desde que el hombre las cavernas se armaba con un hueso de tapir, hasta programar una computadora que se encargue de nuestras tareas diarias.


Quienes venían acostumbrados al clasicismo de las décadas pasadas jamás llegaron a comprenderla, sobre todo en sus últimos minutos los cuales fueron las escenas más alucinantes jamás vistas hasta ese momento. La generación hippie en cambio se fascinó con ella y gente que no gustó de la película en un primer momento cambió de opinión en años venideros. 2001 terminó siendo debatida o comentada en universidades, conferencias y conversaciones particulares. Porque aún hoy y por más años luz que lleguemos a viajar, todavía habrán quienes seguirán escudriñando el indescifrable mensaje de los misteriosos monolitos de piedra.

Ver trailer de 2001: A Space Odyssey.

Deus ex machina

Si hay algo en común entre Sunshine, Moon y 2001 es de tener una máquina con inteligencia artificial autónoma. Icarus, GERTY y sobre todo HAL 9000 llegan en algunos casos a ser bastante independientes de sus creadores. Llegando incluso a despertar sentimientos bastante humanos dentro de sus circuitos. Pero hay que reconocer de no ser por HAL 9000 no habrían existido ni Icarus, ni GERTY ni cualquier computadora inteligente en cine. Quizá ninguna pueda tener la influencia e importancia de HAL, pues más allá de que pueda funcionar sola HAL 9000 fue capaz de sentir miedo y ocasionar maldad en el cine. Algo que fue parte de lo que desconcertó a la primera audiencia de 2001.

La gran película animada Wall-E (2008) es un homenaje a 2001, en especial a la alusión de la computadora AUTO con HAL 9000 y la lucha del hombre contra la máquina. Uno llega a temer que el futuro la humanidad quede a merced de un totalitarismo cibernético, que se ve tanto en las sagas de Terminator o Matrix. O en una forma pasiva nuestro destino ya esté fijado por el sistema operativo de una computadora. Tanto en 2001 como lo que se resalta en Wall-E, el ser humano debe levantarse para hacerle frente a su creación. Cuando ésta termina siendo más humana e impredecible que el humano mismo.

8 de octubre de 2010

Stalker (1979)

En un mundo post-apocalíptico existe un área celosamente custodiada por militares, de prohibido acceso para la población común. El área se le conoce simplemente como la zona, un lugar misterioso y peligroso donde se cree que existe un cuarto en el que se cumplen los deseos más profundos del corazón. Quien llega ahí se dice que jamás se vuelve a ver. Pese a las advertencias un profesor y un escritor logran contactar a un stalker, para poder cruzar el vigilado perímetro de la zona y de esta manera hacer la búsqueda del misterioso cuarto. Los stalker son personas con habilidad de adentrarse en la zona. La palabra en sí significa en inglés acechante o furtivo; el uso del vocablo inglés proviene de su empleo frecuente en el libro original en el que se inspira la película, pues esta obra sitúa la acción en el Canadá angloparlante (1).

Stalker (1979) es una película del soviético Andrei Tarkovsky, un realizador de cine quizá de los más anticomerciales que hayan existido. No lo voy a negar. Quedé bastante aturdido después de ver esta película (y otras del mismo autor), la cual dependiendo de la hora que se vea produce cabeceos de sueño. Las películas de Tarkovsky van a un ritmo considerablemente lento y Stalker no es la excepción. Aunque tenga pocos diálogos no quiere decir que no cuente nada. Todo lo contrario. Mediante locaciones en las que predominan encuadres y tomas en ambientes rurales o urbano-industriales. Este ucraniano juega con la niebla y el agua para que éstos elementos trasmitan un mensaje, del cual no suele ser muy comprensible para el expectador.

Los diálogos son igual de enigmáticos como las imágenes musicalizadas por el silencio. Lo que se habla sin embargo, no ocupa decir lo obvio y crear palabras demás. Dentro de lo que ví cada línea trata de ser a su manera un verso, para ahondar en los existencialismo de los personajes diciendo solo lo que ocupa contarse.

La verdad Stalker es una película que está muy encima de mi entendimiento. De lo que se ve o escucha hay mucho que no puedo explicar, y si tratara de hacerlo posiblemente quede como un idiota seudo-intelectual. No es justo valerse de un lenguaje pedante solo para aparentar inteligencia, en cambio personas de mente más sincera tendrán a la vista un burdo intento de ocultar la ignorancia. Por lo mismo me limito a lo que entiendo, aunque sea poco. Me gustaría volver a verla dentro de un par de años, para encontrar con más lucidez cosas que ahora no comprendo mucho. Por el momento puedo disfrutar de sus fantasmales paisajes, ocasionados por un misterioso Chernobyl el cual desoló la zona en la que los stalkers entran sin ser vistos.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Stalker (La Zona)
Año: 1979
Director: Andrei Tarkovsky.
Guión: Arkadi y Boris Strugatsky. Basada en la novela Picnic en el Camino.
Música: Eduard Artemyev.
Actores: Alexander Kaidanovsky, Anatoli Solonitsyn y Nikolai Grinko.
País: URSS.
Idioma: Ruso.
Duración: 163 minutos.


5 de octubre de 2010

Exterminio en 28 días (o semanas) después…

Reconozco tener una morbosa fascinación por las películas distópicas. Cintas en donde el mundo (o parte de él) se va literalmente a la mierda. Puede ser por invasiones alienígenas, que salvo por casos como Distrito 9 por ahí abundan películas (llámense blockbusters) que caen en lo obvio y no pasan de entretener a los comepalomitas de los multicines. Otras tratan sobre estados y mundos totalitarios, inspiradas en las novelas de escritores como George Orwell (1984) o Ray Bradbury (Farenheit 451). Pero en general muchos de los buenos filmes distópicos tratan sobre las pandemias, que atacan sin piedad a la humanidad creando el caos y mermando la especie.

En este apartado hay títulos bastante memorables. Por ejemplo Doce Monos (Twelve Monkeys, 1994) de Terry Guillian, refrito del genial cortometraje francés La Jetée (El muelle, 1962) realizado con la técnica del fotomontaje en el que visualiza el planeta Tierra luego de una guerra nuclear. En Niños del Hombre (Children of Men, 2006) los humanos han sido incapaces de procrear bebes durante 18 años, ocasionando desórdenes y represión ante la lenta e inminente desaparición de la especie humana. En Ceguera (Blindness, 2008) una a una las personas van quedando ciegas, alterando las perspectivas de cómo se ven (y oyen) el orden de las cosas.

Una de mis favoritas también es la saga de 28 Days Later, también llamada Exterminio. Ambientada completamente en Inglaterra, trata de una epidemia ocasionada por un virus creado en monos de laboratorio. El virus se transmite por sangre o saliva, el cual ocasiona en el portador un rabioso comportamiento violento hacia las personas no infectadas; que a su vez matarán o infectarán a otras. En menos de un mes toda la isla británica queda a merced de la epidemia.

El título 28 días es alusivo a la creencia en la película, de que la persona infectada muere de inanición en ese lapso de días.

Días…

En 28 días después los primeros minutos de la cinta comienzan con un grupo de activistas entrando a un laboratorio farmacéutico, donde científicos experimentan con primates un virus que los convierte mamíferos violentos y sanguinarios. Los activistas hacen caso omiso a las advertencias del encargado de turno en el laboratorio. Al dejar los monos libres éstos los atacan y les contagian la enfermedad. Luego una pantalla en negro con el título 28 Days Later como pie de página. Aparece Cilliam Murphy acostado en la cama de un hospital, del cual sale de él para encontrar soledad y devastación en una ciudad que fue en otros tiempos capital del mundo.

Fascina y desconcierta ver al personaje de la película caminar los las principales calles de Londres, abandonadas por cualquier signo de vida. No lo parece así ante su primer avistamiento a los infectados, seres humanos de apariencia repulsiva que matan o infectan a cualquier persona sin contagiar. Pero la duda del protagonista y del espectador es la misma, ¿qué ha pasado con todos? ¿Dónde está gente, el gobierno, el ejército, los medios de comunicación…? Parecen haberse esfumado de la faz de la tierra u obligados a vivir ocultos de la amenaza de los sanguinarios infectados. Jim (Cilliam Murphy) emprende una peligrosa travesía, en busca de una salida a la devastación y al miedo que ocasiona la amenaza de la epidemia.

Tras el fracaso de La Playa (1997) el director Danny Boyle y su guionista Alex Garland crean una historia apocalíptica, que mezcla la Serie B más sangrienta con ciencia ficción bien fundamentada. 28 días después es una producción británica de bajo presupuesto, la cual llegaría a ser tan exitosa en crítica y taquilla como la memorable Trainspotting en 1996. La película no cae en lo corriente, muestra en formato digital (en vez de 35 milímetros) imágenes muy realistas de una desolada Gran Bretaña. Nos brinda tomas y encuadres bellos o calmados, para contrastar y equilibrar la violencia gore de muchas de sus escenas.

Semanas…

En la siguiente continuación se cuenta con un reparto nuevo, aunque mucho del equipo de producción vuelve a repetir en la realización de 28 weeks later. Danny Boyle sin embargo, se limita a trabajar como productor de la película. Recurre al desconocido español Juan Carlos Fresnadillo para que se encargue de la dirección. Boyle y los productores habían visto un triller que realizó el español un tiempo antes, por lo que fue elegido como el más adecuado para dirigir. Fresnadillo trajo un equipo creativo que ayudó en la realización, tanto del guión como del resto de la película.

Tras un inicio ambientado en la campiña rural, la historia nos traslada de nuevo a Londres. 28 semanas después la ciudad es ocupada por los norteamericanos para vigilar la llegada de los primeros británicos, que vienen en planes de repoblar y reconstruir el país. No se ha visto ningún caso de infección en meses, pero todavía hay recelo en poblar la ciudad entera. Los suburbios todavía están insalubres por los cadáveres humanos.

La película tiene sus buenos momentos, sobre todo el del comienzo. Si bien trata de mantener el mismo ambiente devastador de su antecesora, creo que no resulta tan creíble en varios minutos. Más bien se abusa un poco de la acción y los efectos especiales. Pienso que pierde algo de la filosofía de 28 días y también el acento británico. Aunque son minoría, los actores norteamericanos roban mucha cámara a elenco de ingleses.

Meses…

Se ha rumoreado de una tercera parte, que la verdad está bastante en veremos. De hacerse, la historia y la epidemia cruzarían el Canal de La Mancha para ambientarse en el resto de Europa. Pero en vez de especular acerca de 28 Months Later (que con suerte jamás se realizará), me gustaría referirme globalmente a estas dos películas. Como dije al principio, tengo una morbosa fascinación por este tipo de cintas; en parte para imaginarme como la pasaría alguien como yo en una situación tan caótica.

28 días (y meses) después no me deja indiferente. Parece que las epidemias están queriendo cobrar fuerza en este siglo, como lo dejó bien claro la gripe aviar y más recientemente la pandemia porcina. Despertaron alarmas y paranoias. No es secreto que hay científicos sin cabeza, los cuales no miden las consecuencias de sus trabajos. Los efectos de la epidemia en 28 días, lejos de su riesgo biológico en las personas, brota una pandemia de miedo en quienes aún no han muestran los grotescos síntomas del virus. De ahí solo cuentan los instintos de sobrevivencia, de quienes se ven obligados a estar en una cuarentena mental.

También 28 días parece preguntarse, que si para sobrevivir entre los infectados habrá que comportarse como ellos. Convertirse en humanos salvajes en plena conciencia de serlo. Por eso son este tipo de situaciones apocalípticas, en donde algunos se preguntan para qué estamos en el mundo o cómo se debe vivir realmente.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: 28 Days Later (Exterminio)
Año: 2002
Director: Danny Boyle
Guión: Alex Garland
Música: John Murphy
Actores: Cilliam Murphy, Naomi Harris, Brendan Gleeson, Megan Burns y Christopher Eccleston.
Países: Gran Bretaña.
Idioma: Inglés.
Duración: 112 minutos.




FICHA ARTÍSTICA

Nombre: 28 Weeks Later (Exterminio 2)
Año: 2007
Director:Juan Carlos Fresnadillo.
Guión: Juan Carlos Fresnadillo, Enrique López Lavigne, Rowan Joffe y Jesús Olmo.
Música: John Murphy
Actores: Robert Carlyle, Rose Byrne, Jeremy Renner, Harold Perrineau, Catherine McCormack, Imogen Poots, Idris Elba y Mackintosh Muggleton.
Países: Gran Bretaña y España.
Idioma: Inglés.
Duración: 99 minutos.


4 de octubre de 2010

Obituario: Arthur Penn (1922 - 2010)

Esta es una entrada algo atrasada. Navegando por las páginas digitales del diario español El País me topé con la noticia. La verdad no he visto nada de Arthur Penn, aunque he tenido ganas de hacerlo por lo que he leído sobre él. Un realizador, que al igual que otros contemporáneos revolucionó la forma de hacer películas en EE. UU., cruzando límites en donde ningún realizador había traspasado. Se inspiró en corrientes cinematográficas como la nouvelle vague francesa.

Sus películas escandalizaban a los más puritanos, que veían en las realizaciones de Penn vulgaridades y violencia como no se haya visto hasta el momento. Pero la verdad Arthur Penn hacía películas para una nueva generación de espectadores, de comportamientos e ideas más libres que se fascinarían con Bonnie y Clyde en 1967. El director mostró un poco antes la sociedad norteamericana en La Jauría Humana (The Chase, 1966), retratando la vida decadente de un pueblo racista y sin moral. Obsecionado con linchar a un preso que huyó de la carcel.

Es lo que puedo decir por el momento, con suerte más adelante escriba de más cuando haya las cintas de Arthur Penn. Por mientras le comparto una capsula en video sobre una de sus películas.

2 de octubre de 2010

Happy Together (1997)

Para continuar (y pausar) la serie de entradas de viajeros en tierra ajena, vamos a Argentina con una película del chino Won Kar-wai. Este realizador cambia momentáneamente su ciudad fetiche Hong Kong, por la metrópoli porteña de Buenos Aires. Con una historia que puede escandalizar a más de un santulón, Won Kar-wai adapta un cuento de Manuel Puig (The Buenos Aires Affair) para escribir un guión. Trata sobre una conflictiva pareja de homosexuales chinos, que llegan a sudamérica para conocer las cascacadas del Iguazú. Tras perderse en el viaje, Yui Fai (Tony Leung) decide separarse y tratar de vivir por su cuenta en diversos trabajos nocturnos. Su pareja Po Wing (Leslie Cheung) en cambio no deja de buscar a Fai, quien termina haciéndose muy dependiente de él.

No conozco la capital argentina, aunque por impresiones de amigos y familiares que viven allá parece ser una ciudad que no suele ser amable. La pasan igual con los personajes de Happy Together (1997), que como el caso de Fai recurren a una pensión barata del barrio La Boca para subsistir con sus trabajos ocasionales. A veces incluso, adentrándose en los bajos fondos para rescatar a su amigo Wong. Parecen salir bien, pese a las diferencias culturales y el idioma. Logran paladear el tango y del futbol, al igual que los asados y de la cerveza Quilmes. Fai parece fastidiado con su amigo, por lo que ve en una relación ocasional con un compañero de restaurante (Chang Chen) una especie de válvula de escape a la inestabilidad que vive con Wong. Éste nuevo compañero, un taiwanés que desea llegar a conocer un faro situado en Ushuaia, le despierta sensaciones encontradas a Fai. Quien entonces tampoco abandona la idea de conocer el Iguazú.

Si bien no me quejo de escuchar la música de Frank Zappa, no hubiera estado mal oír tambien en la película algo del rock argentino como el de Ceratti o Spinetta; más allá del tango y las canciones de bar. Pero la verdad la película no quedamal en ningún aspecto. Algo de la influencia latina en música se reflejará en algunos de los posteriores trabajos de Won Kar-wai.

Creo que para muchos ésta una tipica que se evita. Sea porque no salen actores de Hollywood, se ambientan en barrios bajos de una ciudad tercermundista o por el tema tabú gay. También puede que despierte más de un bostezo al tema de las tormentosas relaciones de pareja, que es un tema frecuente en todos los trabajos de Won Kar-wai. El director chino no se vale de dramatismos sobreatuados para expresar esos problemas. Los asiáticos no son tan expresivos en sensaciones. Igual es en sus cintas, pero por más que se guarden siempre terminan explotando de una forma auténtica. Aunque tal vez por lo insistente que el realizador con sus actores, que terminan perdiendo la paciencia dentro y fuera de cámaras.

Happy Together parece retratar bien la ciudad de la furia de Gustavo Ceratti. Won Kar-wai se animaría volvería a realizar otra película en el extranjero hasta My Blueberry Nights en el 2007. Un título como el resto de lo que ha hecho, en los cuales no abandona el tema del desamor. Desarrollados siempre con nuevas perspectivas como el realizador experimental que es.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Happy Together (Felices juntos)
Año: 1997
Director: Won Kar-wai
Guión: Won Kar-wai, basada en un cuento de Manuel Puig
Actores: Leslie Cheung, Tony Leung, Chang Chen.
Música: Frank Zappa, Astor Piazzolla.
Países: Hong Kong.
Idioma: Cantonés, mandarín y español.
Duración: 96 minutos.