21 de julio de 2011

El fauno que nunca existió


(Advertencia de spoilers)
El domingo volví a ver el Laberinto del Fauno (2006), que en su momento la vi en el cine y luego un par de veces en dvd. En su momento me fascinó mucho, igual que ahora con una nueva vista. A veces es bueno volver a ver una cinta luego de mucho tiempo, porque con el bagaje que vamos ganando o bien la saboreamos más o terminamos regurgitando a la hora de los créditos. Además, nos puede dar un criterio diferente porque de una época a otra podemos ser personas muy opuestas.

En la infancia solemos tener amigos imaginarios que sacamos de la mente o de los libros que leemos. Al crecer así como vamos perdiendo la capacidad de inducir sueños lúcidos, nos vamos encaminando en la ruta del escepticismo. Adorando las nuevas deidades imaginarias que nos sermonean en una iglesia, o bien encaminarnos a causas (que suele derivar en diversos fanatismos) que den sentido a la existencia. Son pocos que en edad adulta prefieren pensar como niños, los cuales terminan en manicomios o sanatorios por no encajar en las jerarquías del escepticismo.

En el caso del Laberinto del Fauno, las jerarquías de escepticismo se dan por la brusca acción de la Guerra Civil Española; ya finalizada salvo por focos de resistencia. Como un pez que aletea ahogándose en el aire, buscando entrar de nuevo en el agua. Don Paco y sus Falanges buscan afianzar sus cimientos a base de autoritarismo. Los guerrilleros en cambio se resisten a la derrota y ese nuevo orden que polarizará el país. En la línea de fuego siempre está la gente, adultos sucumbidos al miedo y niños o niñas como Ofelia que buscan huir de cualquier forma. Ante el miedo que le genera el autoritarismo de Vidal (Sergi López), un militar sádico y sarcástico como el Amon Goeth que interpretó Ralph Fiennes en La Lista de Schindler (1993), Ofelia (Ivana Baquero) se refugia en los cuentos de hadas que trae al campo donde está acuartelado el regimiento de su padrastro.

Ofelia está obligada a vivir en ese mundo de adultos, por lo que las hadas de esos libros de fantasía la conducen a la mitad de un laberinto donde encuentra un fauno. Un ser mitológico del mundo pagano, el cual posiblemente fue satanizado por el cristianismo con la llamada bestia del patas de cabra. Vemos una película un fauno muy opuesto a los de C.S. Lewis en Narnia, un ser arbóreo ambiguo de pensamiento; de aire ladino e incluso traicionero. La guerra de Vidal contra los últimos bastiones guerrilleros se traduce para Ofelia en las tres tareas que le asigna al fauno. En frente se ve a un enorme sapo que carcome las entrañas de un enorme árbol, un hombre pálido impasible pero sanguinario que busca tentar con la mesa servida y una prueba final que trata de medir la integridad. Aún así, queda en evidencia que el auténtico monstruo es el Capitán Vidal por todo lo que es y representa.

Al final de la película cuando Ofelia está con el fauno a mitad del laberinto, Vidal quien la iba persiguiendo da con ella pero la ve sola (pero a los ojos del espectador la observamos con el fauno. Aquí fue cuando ayer llegué a la conclusión de que el fauno en la película nunca existió realmente. Todo lo que vimos en la película referente a Ofelia fue producto de su imaginación. Parece cruel, aunque es obvio dentro de lo racional. Esa era la salida que tenía Ofelia, que a diferencia de los adultos gozaba con la ventaja de ser niña. A pesar de los malos tiempos que vivamos, nunca seremos tan libres como lo somos en la infancia. Que otra salida le queda, salvo recurrir a su mente.

Cuando Ofelia es asesinada por el infame Vidal, encuentra la libertad en su imaginación. No existirá ese reino subterráneo en donde es princesa, pero aferrarse a esa idea en el último momento de su vida es quizá lo que le dé valor a su existencia personal; aunque en ojos adultos no cuente para nada. La vida no vale mucho en un mundo de guerra y represión, donde cualquier fuego de oposición es apagado con violencia. En esas circunstancias a veces creo no hay mucha culpabilidad en fantasear. Sobre el término piensó que no necesariamente es recurrir exclusivamente a los cuentos de hadas.

18 de julio de 2011

Buscando a Gollum


La trilogía fílmica de El Señor de los Anillos está entre lo mejor entre lo que se refiere a fantasía en el cine. Un género que al igual que la Ciencia Ficción, buscan ordeñarlo a base de efectos especiales y moralejas flojas. La saga adaptada hace diez años por Peter Jackson, es un deleite visual que no parece caer en los errores y escapismos del género. No hace mucho la volví a ver (con las versiones extendidas) y concluí que además de gustarme tanto como la primera vez que la vi, es algo que vale la pena ver. Fantasía con profundidad y seriedad, en la Tierra Media de Tolkien.

No hace mucho fanáticos del mundo Tolkiano produjeron ad honorem con presupuesto muy modesto, un cortometraje el cual es una pequeña precuela de lo que se omitió en la adaptación de La Comunidad del Anillo referente a Aragorn y Gollum. No será lo mismo a lo hecho por Peter Jackson y su extenso equipo de producción que grabó por Nueva Zelanda por más de un año, pero The Hunt for Gollum (2009) logra ser un trabajo muy pulido el cual busca sacarle jugo a las soberbias panorámicas. Pese a lo limitado en recursos, no nos muestra un producto acartonado. Centrado en la figura de Aragorn, el cortometraje es fiel y trata de ir más allá en la sensibilidad Tolkiana.

Con el comienzo mostró calidad, la cual mantiene en gran parte del metraje. Al final no termina tan convincente como cuando empezó. De todas maneras tiene sus virtudes. Este cortometraje se puede ver por Internet, aunque hay que taringear por aquí para encontrarlo subtitulado. Ver el trailer por acá.

15 de julio de 2011

El Potter de Cuarón


Hace un poco más de diez años, vagaba en una librería en Cartago ojeando títulos y portadas. Di entonces con una edición en pasta dura de un chiquillo anteojudo, el cual iba volando en escoba sobre un castillo. Se trataba de la Harry Potter y Piedra Filosofal, el primer libro con el que una otrora madre soltera que vivía de la caridad publicó para ganarse la vida. Ese día me costó tres mil colones (unos seis o siete euros) y no me imaginaba que casi un año después le adaptarían una película, lo cual le daría popularidad encareciendo los libros de Rowling al igual que una manufacturación de productos en serie que saldrían de fábricas del tercer mundo.

Hoy en día J.K. Rowling ya no debe apelar a la lástima (ni mucho menos preocuparse por su calidad literaria) para ganarse la vida, pues tiene más fortuna que la misma monarquía británica. En tanto a mí ya más crecido no niego haber disfrutado de la heptalogía de Harry Potter, aunque sería de idiotas negar que hayan letras y autores más dignos de leer propias del mundo real en qué vivimos. Si bien la algarabía se fue diluyendo al crecer, no me negué a ver las siete películas estrenadas antes de hoy. Ya más exigente y quisquilloso en criterio, es posible que entre toda la seguidilla de ocho películas haya una que valió la pena el boleto. Mientras que medios de comunicación, revistas y centenares de blogs por Internet hablarán hasta los codos sobre HP and the Deadly Hallows 2 (2011), al igual que suele hacerse con cada estreno en masa; me dignaré en comentar el trabajo con el que el Alfonso Cuarón hizo con el tercer tomo de la saga.

Antes del que el mexicano le valiera mierda la fanaticada de Harry Potter, necia y quisquillosa cuando la película omite alguna parte del libro, el norteamericano Chris Columbus fue quien adaptó (más complaciente) las dos anteriores partes. Hoy digo que esas películas son una fotocopia descarada una de la otra, ñoñas como cualquier película de Disney. Quizá porque los productores se preocupaban por las críticas de supuesto satanismo en el mago estudiante (JA-JA sarcástico) que recibió de la Logia de Vagabundos, Pederastas y Santulones que son los sectores conservadores en el Vaticano. Conveniente quizá para atraer a la familia en masa, pero en las siguientes partes (progresivamente más tenebrosas) esa tendencia debía cambiar a toda costa.


Cuarón tiene un currículum muy opuesto al de Columbus, mientras este se iba por una temática familiar, el mexicano era un trasgresor nato al lado de sus cuates Guillermo del Toro y Alejandro Gonzales Iñarritú. Borró entonces cualquier rastro de ñoñería haciendo cambios muy drásticos en escenografía, vestuario y argumento incluso. Lo que desataría la ira fundamentalista de los “talibanes de Harry Potter” (en palabras de Cuarón hacia los fanáticos). Pero a la larga muchos se lo agradecieron, ya que los directores de los siguientes tomos de la saga caminarían por ese sendero y no en el de Columbus.

En Harry Potter y el Prisionero de Azkaban (2004) vemos un ambiente más adulto, el cual sin embargo no busca excluir a los menores. Tan oscura se vislumbra que el infaltable partido de Quiddicht (jugado a todas luces en las anteriores partes), se ve asediado por una relampaguéate tormenta; donde tanto la lluvia como los dementores van desmembrando cualquier el ambiente de calidez. También entre otras cosas, la película se prestó mucho para la experimentar, buscando mostrar personajes como gente más real. Más humanos y menos forzados en sus sensaciones. Es por eso que los escasos minutos donde participa Gary Oldman, quizá sea la mejor actuación de todas esas películas; muy por encima a las horas de rodaje de un actor malo como Daniel Radcliffe.

El Prisionero de Azkaban sería la última película de la franquicia a la que John Williams le compondría la banda sonora. Tal vez por lo mismo, nos da una buena musicalización que distingue bastante de las anteriores (muy hechas al copy + paste). Predominan mucho los sonidos medievales, dando un aire más siniestro en especial de la escena del coro de las ranas (Double Trouble) sacado de las primeras páginas de Macbeth; obra maldita de Shakespeare. La verdad eEcho bastante de menos la música de Williams; sustituida por los ritmos despampanantes de Patrick Doyle, las muy tenues melodías de Nicholas Hooper y una más equilibrada composición de Alexander Desplat.

Otra cosa que distingue al mexicano de Columbus es como se desenvuelve la imagen. Mientras que con Columbus predominaban los ambientes cerrados, Cuarón da bocanadas de aire fresco al grabar bastante en exteriores. Hubiera querido trabajar con su paisano, el genial director de fotografía Emmanuel Lubezki. Aún así se lograron muy buenas escenas como el memorable vuelo de Harry con el hipogrifo. Esta escena de minuto y medio para mi es quizá, mejor que las dos películas de Columbus juntas.

No se si habrá quien le de crédito a Alfonso Cuarón. Más de un productor le propuso dirigir las siguientes películas. Por suerte se negó, ya que de lo contrario nos hubiera privado de una joya como lo es Children of Men (2006). El que es sin embargo, su último largometraje a la fecha. Se habla de un proyecto de ciencia-ficción llamado Gravity, el cual ha tenido bastantes problemas en encontrar un reparto comercial que se adapte a una película de autor. Igual no estaría de más que volviera a dirigir otra cinta en su país.

12 de julio de 2011

Que la fuerza esté contigo, John Williams



No hace mucho despotriqué contra George Lucas y su afán maníaco en tecnocratizar el arte. Manías que incluso le llegan a recriminar fanáticos de Star Wars, en sus constantes ediciones a la primera trilogía galáctica en pos de mejorar la calidad visual de las mismas; aunque se ha abusado en detalles quizás que se salen un poco de la propuesta original. Sin embargo, entre tanta reedición y edición de colección que promueve la franquicia o más bien Imperio Galáctico de Lucas hay pocas cosas en las que me despiertan la atención.
Soy un melómano de los soundtracks, anglicismo equivalente a bandas sonoras (música para cine). Además de venerar a legendarias figuras como Ennio Morricone y Vangelis, prolíficos en trabajo y en calidad, otro al que suelo tararear es a John Williams. Norteamericano de nacimiento, el cual es infaltable en la realización de partituras de tanto para Lucas como para Steven Spielberg, el cual se ha aburrido desde hace unos años de hacer películas y de ser idolatrado en Hollywood; que últimamente se ha limitado a producir algunos blockbusters.
El trabajo de Williams es también extenso, aunque ha calado más en la cultura popular. Más de uno hemos tarareado alguna vez los estribillos de Superman, Indiana Jones y sobre todo Star Wars el cual con cada estreno nos cae un monstruoso tsunami de publicidad. Con trece años aún recuerdo que casi enloquezco con la propaganda previa a la exhibición La Amenaza Fantasma. No había producto que no le hiciera publicidad a la película, desde el perro Taco Bell hasta el gallo Cornelio. El caso es que sin pertenecer a esa cultura friki que se disfraza de Darth Vader o Jango Fett, la cual juega con sables de luz imaginarios y tiene una infinita colección de muñecos o vasos Coca Cola. Me había enganchado a la saga de Star Wars por las geniales notas que John Williams compone.
La música de Star Wars no es solo el inconfundible estribillo que acompaña al comienzo de cada película, con el título del episodio y demás textos inclinados. El soundtrack van entre notas rápidas y estridentes a otras más lentas y sublimes. Todo alternando entre lo épico, romántico y cómico. Cuando me conseguí el soundtrack de La Venganza del Sith, traía además del disco de audio, un memorable DVD que rinde tributo a toda la música de la saga galáctica. Star Wars A Musical Journey es una recopilación de los temas musicales, los cuales vienen editados con varios collages de escenas de las dos trilogías.
Este DVD, de aproximadamente de unos setenta minutos, lo he visto en algún escaparate de videoclubes. Aunque también se puede encontrar en la infinita telaraña del Internet y cómo no, en You Tube con el cual enumero la mayoría del material. Tiene spoilers, aunque resume en una hora el contenido de seis películas.
  1. A Long Time Ago -
    "20th Century Fox Fanfare" / "Star Wars Main Title" (de todas las películas)
  2. Dark Forces Conspire -
    "Duel of the Fates" (de Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma)
    Enlace
  3. A Hero Rises -
    "Anakin's Theme" (de La Amenaza Fantasma)
  4. A Fateful Love -
    "Across the Stars" (de Star Wars Episodio II: El Ataque de los Clones)
  5. A Hero Falls -
    "Battle of the Heroes" (de Star Wars Episodio III: La Venganza de los Sith)
  6. An Empire Is Forged -
    "
    The Imperial March" (de Star Wars Episodio V: El Imperio Contraataca)
  7. A Planet That Is Farthest De -
    "The Dune Sea Of Tatooine" / "Jawa Sandcrawler" (de
    Star Wars Episodio IV: Una Nueva Esperanza)
  8. An Unlikely Alliance -
    "Binary Sunset" / "Cantina Footage" (de Una Nueva Esperanza)
  9. A Defender Emerges -
    "Princess Leia's Theme" (de Una Nueva Esperanza)
  10. A Daring Rescue -
    "Ben's Death" / "Tie Fighter Attack" (de Una Nueva Esperanza)
  11. A Jedi Is Trained -
    "Yoda's Theme" (de El Imperio Contraataca)
  12. A Narrow Escape -
    "The Asteroid Field" (de El Imperio Contraataca)
  13. A Bond Unbroken -
    "Luke And Leia" (de Star Wars Episodio VI: El Retorno del Jedi)
  14. A Sanctuary Moon -
    "In The Forest (Concert Suite)" (de El Retorno del Jedi)
  15. A Life Redeemed -
    "Light Of The Force" (de El Retorno del Jedi)
  16. A New Day Dawns -
    "Throne Room" / "Finale" (de Una Nueva Esperanza)

10 de julio de 2011

Time Spent





David Sylvian es uno de mis músicos de cabecera. Con su (ex) esposa Ingrid Chavez hicieron mientras estuvieron casados un video casero a 8 mm, en el cual a base de imágenes perdidas de ellos y sus hijos comparten un contenido con aires existenciales. Eso en el inglés que pude entender además de imágenes que parecen ser un álbum de fotos familiar, se refuerzan en la música de fondo compuesta por ellos mismos y que es también argumento de este material visual.
La verdad dudo que este metraje haya vagado en algún festival y menos en una sala de cine. No así este blog está para no obviar la pretensión o el intimismo artístico que se encuentra a la mano de internet. El repertorio de canciones incluye en su mayoría piezas del disco Dead Bees On A Cake (1999). Parte de una discografía amplia en la cual ha sido muy versátil en su época de solista apartir de los ochentas, la cual experimenta entre ambientes psicodélicos a ritmos más de lado al folk el día de hoy.

2 de julio de 2011

Nostalghia



Voices heard in fields of green
Their joy their calm and luxury
Are lost within the wanderings of my mind

Im cutting branches from the trees
Shaped by years of memories
To exorcise their ghosts from inside of me

The sound of waves in a pool of water
Im drowning in my nostalgia

***Traducción***

Voces escuchadas en verdes campos
Su alegría, su calma y lujo
Están dispersos en las andanzas de mi mente.

Sigo cortando las ramas de los árboles
Figuradas por las memorias de los años
Para exorcizar sus fantasmas adentro mí.

El sonido de las olas en un estanque de agua
Me va ahogando en mi nostalgia.

Esta canción data de 1984. Me atrevería a suponer que Sylvian la escribió luego de ver la homónima película de Andrei Tarkovsky. Destila bien la esencia de la misma, aunque con la ambigüedad que tienen ésta y otras películas del ucraniano se presta para decir esto y más.

Con cada año pasado parece ser más lejana la infancia en donde no crecimos con la computadora, el celular o el facebook debajo del brazo. Todos íbamos detrás de unos a otros en potreros donde hoy hay concreto. Ibamos en bicicleta en vez de intimidar a los vecinos con los bramidos de una motocicleta. La TV y los videojuegos buscaban corrompernos, aunque no siempre ganaban. Hay nostalgia al recordar los soleados días de setiembre, que siendo escolar veías desfilar a las bandas por las calles. Donde todo parecía ser más verde que gris, más soleado que nublado y tanto en el fondo como por fuera no parecías ser mala persona.

Cómo ha cambiado todo, sobre todo tu Marco.