25 de junio de 2010

Tsotsi (2005)

Un joven padillero apodado Tsotsi (rufián), asalta una mujer en la entrada de una lujosa casa en medio de una lluvia torrencial. Le roba su carro con algunas de sus pertenencias, entre esas y para su sorpresa; un bebé.

Tsotsi (Presley Chweneyagae) lidera una pequeña pandilla en uno de los suburbios más pobres de Johanesburgo. En un lugar donde vivir con agua de cañería es un lujo, Tsotsi y los suyos se ganan la vida asaltando gente en calles y trenes subterráneos. Luego de una pelea Tsotsi emprende solo un crimen, en el cual dentro de lo que lleva hay algo que le va poner una especie de alto a sus actitudes y acciones como criminal.

A pesar de ambientarse en bajos fondos, no es una película descarnada y violenta al estilo de la brasileña Ciudad de Dios (2002). En cuanto a su ambiente y personajes no hay duda de que rodean por un aura marginal. Al tratar de criar el bebé y con ayuda de una vecina, Tsotsi emprende esporádicos viajes emocionales a su pasado. Cuando era un niño con un nombre, que se vio obligado a huír de casa mientras se protegía de la lluvia y la noche dentro de una alcantarilla. Así entonces ablandará su conciencia para buscar alguna redención.
Se ve una Sudáfrica poco glamorosa, donde el SIDA prolifera en los extensos precarios de Soweto. Acá vive gente que no puede darse el lujo de comprar entradas para los partidos del mundial. El dinero se ocupa primero para sobrevivir. Para tenerlo hay que quedar invalido trabajando en las minas de diamante. O bien robarlo en la calles a quienes si tienen un trabajo más o menos decente.

Tsotsi es una película con mucho sentimiento, aún con personajes antisociales y marginados. Logra conmover hasta el último minuto. Ganó el oscar a pejor película extranjera en el 2005.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Tsotsi (Mi nombre es Tsotsi)
Año: 2005
Director: Gavin Hood
Guión: Gavin Hood. Basada en la novela de Athol Fugard.
Música:Zola y Mark Kiliam
Actores: Presley Chweneyagae, Mothusi Magano, Kenneth Nkosi, Zenzo Ngqobe, Jerry Mofokeng y Terry Pheto.
País: Sudáfrica.
Idiomas: Tsotsitaal, isiZulu, isiXhosa e inglés..
Duración: 94 minutos.

22 de junio de 2010

District 9 (2009)

En términos comerciales muy pocos se hubieran animado a realizar una película como esta. Esos pocos son el director sudafricano Neil Blomkamp (por ahora desconocido) y el oscarizado neozelandéz Peter Jackson (El Señor de los Anillos), quien funge como productor. Ambos hacen una película muy deferente en cuanto al gastado tema de invasiones alienígenas. Proponen con District 9 (Sector 9, 2009) un enfoque distinto al que comúnmente se nos trata de vender.

Cuando Hollywood hace películas sobre extraterrestres, siempre es para atacar alguna ciudad importante de Primer Mundo. Acá es donde el siempre heroico ejército norteamericano, que nunca ha perdido una guerra en el cine, aparece como John Wayne balaeando indios para darle su merecido a los marcianos. No sin antes meter un poco de drama en empezar vapuleados primero.

Una nave colosal queda varada sobre una ciudad. No es Nueva York, tampoco Washington, París o Londres. Es Johanesburgo, la ciudad más poblada de Sudáfrica. Quizá el último lugar donde Woody Allen haría una de sus películas, pues es de las ciudades que a su periferia se asientan tugurios y precarios donde viven miles de personas en pobreza. Nadie sabe como este OVNI, tan gigantesco como varios estadios Soccer City´s juntos, llego ahí. Dicha nave no viene tripulada con los belicosos extraterrestres del Día de la Independencia o la Guerra de los Mundos. Estos aliens, llamados despectivamente prowns (gambas o langostinos), arriban al planeta en condiciones tan deplorables como las de un barco lleno de refugiados.


Las consecuencias del arribo alienígena son conflictivas. El choque de mundos deja como saldo alta criminalidad y violentos disturbios. El gobierno sudafricano cede el control de la situación a la MNU, una multinacional armamentista que busca controlar el arsenal extraterrestre y al mismo tiempo trata de aislar esa población de los humanos. Para eso acordona con muros y cercas electrificadas una periferia de Johanesburgo, conocida como el Sector 9. Ahí los gambas vivirán en condiciones miserables, a la merced de las pandillas y al represivo poder militar del MNU.

28 años después, la población alienígena del Sector 9 duplica su población a más de 2 millones; convirtiendo la zona en un sitio inestable para la población humana a sus afueras. Por lo que la MNU asignará a Wilkus van de Merwe (Charlto Copley) un burócrata listo, pero sin mucho sentido de la realidad, para que dirija el proceso de desalojo del Sector 9. Más allá de estas formalidades, el MNU oculta otras intenciones.

Inspirada en un cortometraje de Blomkamp, Sector 9 es un trabajo que sorprende y fascina por su forma de hacerse. Se muestra como un documental en la mayoría de su metraje, el cual da la sensación de estar viendo algo muy real; donde los actores no ven la necesidad de sobreactuarse. No hay mucha grandilocuencia con el contacto alienígena, como luces brillantes o la música futurista de un virtuoso como Vangelis. Es tan deprimente la situación de los recién llegados, que la contagian alrededor y es como una peste para los humanos. Maneja un presente muy fresco, con ojo de periodista a cámara en hombro que busca grabar todo sin censurar nada. Se sale así de la tradicional manera de hacer películas.



De la mitad para adelante la película se va más a la acción. Hay secuencias que se clasifican dentro de lo gore, pero la película no deja de cumplir al ir aumentando de intensidad en esos minutos importantes. Las peleas y los tiroteos, exagerados de todas maneras, resultan más palpables por la cinematografía documental ya mencionada.

Hay muchos elementos que salen inspirados del Apartheid sudafricano: racismo (o más bien especismo) y represión que llevan al caos y al conflicto social. Pone a pensar sobre el papel que tomarían las empresas privadas en este tipo de situaciones. El lucro con la ciencia interestelar, a costa de la moral humana y alienígena. Tales conocimientos en manos de entidades como MNU, igual Halliburton y Blackwater en Iraq, mueven maquiavélicos hilos en contra del mundo. Así entonces el ser humano es el verdadero villano de la película.

Es quizá una de las mejores películas de ciencia-ficción que se han hecho en los últimos tiempos. Me atrevería decir que en pocos años se considerará de culto, pues para propios y extraños esta cinta ha hecho mucho con $30 millones de presupuesto (los blockbusters no bajan de $100 millones), sin contar con un reparto comercial y enteramente sudafricano. Se dice que va haber una continuación titulada Sector 10, la cual se estrene en 2011. A pesar de haber quedado con inquietud, luego del final de la película, es algo que no veo factible hacer. El presente en Sector 9 es bastante distópico como para intentar imaginar un futuro posterior.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: District 9 (Sector 9)
Año: 2009
Director: Neil Blomkamp
Guión: Neil Blomkamp y Terri Tactchell
Música: Clinton Shorter
Actores: Charlton Copley, Jason Cope, David James y Vanessa Haywood.
Países: Sudáfrica y Nueva Zelanda.
Idiomas: Inglés, Chichewa, Africaáns y Español.
Duración: 111 minutos.


18 de junio de 2010

Goodbye Bafana (2007)

Ahora que la fiebre mundialista se desborda por donde se oye y mire, voy a referirme a tres películas con ambiente sudafricano. La primera de hoy es Goodbye Bafana (2007), también conocida como el Precio de la Libertad (en inglés Color of Freedom). Fue dirigida por el cineasta danés Bille August, quien realizó películas como Pelle El Conquistador (1987) y la adaptación al cine del libro de Isabel Allende La Casa de los Espíritus (1993).

El filme se ambienta en pleno apogeo de la política del Apartheid. Se centra en James Gregory (Joseph Fiennes), un carcelero que es trasladado con su familia a la Isla Robben en donde están encarcelados los prisioneros políticos de Sudafrica. Gregory, quien domina una lengua nativa, se le asignará la custodia de nada más ni menos que a Nelson Mandela (Dennis Haysbert). Además, se le encomendará la misión de leer la correspondencia de los prisioneros y vigilar las visitas de sus familiares; a las cuales tienen derecho cada seis meses.

Hoy se muestra a una Sudáfrica aún pobre, pero alegre en sus bailes, canticos y el zumbido de las vuvuzelas en plena fiebre mundialista. Bullicio que trata de ocultar las manifestaciones y el descontento de los obreros que construyeron los estadios de futbol, por falsas promesas en el cumplimiento de salarios. En la Sudáfrica del Apartheid, el país es dominado por la minoría blanca, descendiente de inmigrantes holandeses y británicos. Su racismo es tan encarnizado que mantiene atemorizada a la mayoría negra, la cual sufre redadas, injusticias y sobre todo desprecio a donde se le mire. Incluso también a los blancos que muestran alguna simpatía o compasión por la etnia de Mandela, como es el caso del personaje principal de la película.

Si bien el actor que interpreta a Nelson Mandela no se parece en nada físicamente, Dennis Haysbert logra transmitir mucha de la personalidad y presencia del líder sudafricano. Elementos que irán fascinando y ablandando la mentalidad racista de su carcelero. Posteriormente igual irá llegando a la población blanca donde irá cediendo a la presión internacional, que clama la liberación de Mandela y los suyos.

Goodbye Bafana se estrenó en la Berlinale del 2007. Hoy es una película de video club, la cual no vi que llegara a los cines nacionales. Es un interesante complemento a la fiebre de los partidos del mundial, para entender algo del país alfitrión y sobre todo de su estadista más importante. En este mecanizado mundial de futbol, la película resulta más entretenida e idelista que muchos de los juegos empatados a cero o a un gol.

Por cierto, dentro de la jerga sudafricana bafana significa "muchacho".

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Goodbye Bafana (El Precio de la Libertad)
Año: 2007
Director: Bille August
Guión: Greg Latter, basado en el libro de James Gregory
Música: Johnny Clegg
Actores: Joseph Fiennes, Dennis Haysbert, Diane Kruger y Patrick Lyster.
Países: Alemania, Francia, Bélgica, Italia y Sudáfrica.
Idiomas: Inglés y Xhosa.
Duración: 140 minutos.


14 de junio de 2010

The Dreamers (2003)

La primera vez que vi un filme en la Cinémathèque Française pensé, solo los franceses… solo los franceses pondrían un cine dentro de un palacio.

La película era Shock Corridor de Samuel Fuller. Sus imágenes eran tan poderosas que era como estar hipnotizado. Tenía 20 años y eran fines de la década de 1960. Había venido a Paris por un año a estudiar francés. Pero fue aquí en la Cinémathèque donde recibí mi verdadera educación. Me uní a lo que esos día era como una francmasonería… la francmasonería de los cinéfilos, a lo que llamaríamos los fans del cine.

Yo era uno de esos insaciables, de los que siempre encontrarías sentado cerca de la pantalla. ¿Por qué nos sentamos tan cerca? Tal vez porque queríamos recibir las imágenes primero, cuando aún eran nuevas… aún frescas. Antes de que se las hubiera retransmitido de fila en fila, de espectador en espectador. Hasta que desgastada, del tamaño de una estampilla… regresara a la cabina de proyección.

Tal vez la pantalla era un escudo, que nos protegía a nosotros del mundo. Pero hubo una tarde en la primavera de 1968 cuando el mundo explotó a través de la pantalla.

Fue Henri Langlois quien creó la Cinémathèque. Y fue porque le gustaba mostrar filmes en vez de dejarlos que se pudrieran en una bóveda. El mostraba cualquier filme. Bueno o malo, mudo, de vaqueros, suspenso… y todos los cineastas de la nouvelle vague venían aquí a aprender su arte. Aquí es donde nació el cine moderno.

Langlois había sido despedido por el gobierno, y parecía que cada amante del cine en Paris había salido a protestar. Era nuestra propia revolución cultural… y así fue como conocí a Theo y a Isabelle.

Mathew.

La anterior es una voz en off con la que empieza The Dreamers (Los Soñadores, 2003). La última película hasta la fecha del laureado cineasta italiano Bernardo Bertolucci, director de la oscarizada The Last Emperor (1987). Como en Dos en Carretera (1967), ya había visto esta película hace un buen tiempo. Ahora la vuelvo a saborear y confieso que me sabe mejor que antes.

Me veo muy identificado con el personaje de Michael Pitt, un introvertido cinéfilo que comenzará a desenvolverse a la par de sus nuevos amigos: Theo (Louis Garrel) e Isabelle (Eva Green), un par de hermanos gemelos de aires beatniks, los cuales comparten un vínculo muy estrecho en cuerpo y mente; lo que no será indiferente para Mathew (Michael Pitt).

La convivencia de Mathew con Theo e Isa se basa en una desconexión de lo que ocurre alrededor. Solo las discusiones sobre política, música y cine serán de interés inicial al confinamiento que se dan en la casa de los hermanos. Mathew irá observando escenas que en un principio lo escandalizarán, pero posteriormente irá rompiendo tabús hasta hacerse parte de ellos. Se pone en la pantalla todo el libre albedrío y rebeldía, que se comenzaba a oler para el tiempo de los personajes.

Su realizador entonces trata en lo posible de llevar todos esos detalles a imagen. En escenografía, locaciones e interpretación; a tal punto que Eva Green hace mérito de pertenecer a esa década. Tan guapa como impertinente (sin ocultar flaquezas) como las actuaciones de Anna Karina. Igual es el personaje de Louis Garrel, quien completa el dueto bohemio al que se sumará Michael Pitt.

La película no solo es un tributo a la nouvelle vague, sino además del mejor cine de aquellos años. Se ven numerosas semblanzas a realizadores clásicos: Nicholas Ray, Howard Hawks, Orson Welles, Charles Chaplin, Ingmar Bergman, Francois Truffaut, el mismo Godart y muchos otros. El trío cinéfilo de Theo, Isa y Mathew harán alarde de ese buen cine como parte de ellos mismos, en sus despreocupados días de mayo, que para el resto de Francia sería cualquier cosa menos un mes tranquilo.

De ésta manera en forma paralela a la realidad de los personajes, el filme muestra el ambiente que comenzaba a convulsionar a Francia en ese histórico Mayo de 1968. Un año agitado también en el resto del mundo. Mathew huele ese aire caldeado en las calles parisinas, pero su mentalidad apolítica no le permite llevarse entre esa corriente; a la que Theo e Isa si se dejan arrastrar como el resto de franceses.

The Dreamers no se deja intimidar por los censores y las miradas escandalizadas. Psicodélica y libre como la música de Jimmy Hendrix y Bob Dylan (y la nostálgica de Edith Piaf) que se oye dentro del filme, para emular al trio de Bande a part en correr campantemente por el gigantesco museo de Louvre.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: The Dreamers (Los Soñadores)
Año: 2003
Director: Bernardo Bertolucci
Guión: Gilbert Adair
Actores: Michael Pitt, Eva Green y Louis Garrel.
Países: Gran Bretaña, Francia e Italia.
Idioma: Inglés y francés.
Duración: 115 minutos.


7 de junio de 2010

Two for the Road (1967)

Vi esta película hace un tiempo. Pero hoy que me ando empapando con el "ride" de la nouvelle vague noto considerables semejanzas en el estilo de la cinta dirigida por Stanley Donen con las que realizaban los directores franceses en los sesentas. Igual que las películas de Godard, Dos en Carretera (Two for the road, 1967) fue filmada en paisajes rurales de Francia; exceptuando la producción que es norteamericana.

A diferencia de la gran mayoría de películas, ésta no sigue una historia lineal. Emplea un estilo semejante al que hoy muestra el escritor y guionista Guillermo Arriaga con Amores Perros (2000), 21 Gramos (2004) y Babel (2006). La película avanza y retrocede constantemente de su argumento, siguiendo el hilo en los cambios emocionales de sus personajes.

Mark (Albert Finney) y Joanna (Audrey Hepburn) son un par de mochileros, que por casualidades iniciales acaban juntos en un viaje por carretera a dedo. El cual repetirán varias veces en la campiña francesa, al mismo tiempo que ascienden socialmente. Contrariamente, esa misma estabilidad económica que les da comodidad y respeto entre gente aristocrática, les irá bajando la energía y pasión inicial cuando comenzaron a andar juntos. Lo que les obliga a replantearse.

Imágenes alegres y coloridas se intercalan pulidamente con aquellas cargadas de conflicto y tensión. El montaje es entonces lo mejor de la película, muy experimental para las ideas comerciales del Hollywood sesentero. No le impide ser amena, tan dramática como cómica. Ayudada de sobra con la música del célebre Henry Mancini.

Para ser norteamericana, es (con acento británico) una película muy francesa en la práctica. Inestable y bipolar, jocosa con la mezcla de imágenes. No pierde ocasión para parodiar el carácter simplón e hipócrita de varios personajes. Audrey Hepburn y Albert Finney se ven a la altura de célebres parejas de la nouvelle vague como lo fueron Anna Karina y Jean-Paul Belmondo, en verdaderos duelos interpretativos.

Aún por tener aproximadamente 43 años, diría que es una cinta que no aburriría hoy. Ideal para ver en pareja, (solo o sola igual se disfruta) la cual resultaría de mejor terapia que la recetada por los psicoanalistas de Woody Allen. Película de carretera la cual da aventones a los impredecibles sentimientos humanos.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Two for the Road (Dos en Carretera)
Año: 1967
Director: Stanley Donen
Guión: Frederic Raphael
Actores: Audrey Hepburn, Albert Finney, William Daniels, Eleanor Bron.
Países: EE. UU.
Idioma: Inglés.
Duración: 111 minutos.


1 de junio de 2010

A bout de souffle (1960)

No fue la primera película de la Nueva Ola del cine francés, también llamada nouvelle vague. En cambio fue la opera prima de un cineasta que abandera y es emblema de éste género durante muchos años: Jean-Luc Godard. Un director de cine que llegó a afirmar que para hacer una película solo ocupaba de una chica y una pistola.

Aunque no literalmente, se puede decir que Al final de la escapada (A bout de soufflé, 1960) se cumple esta afirmación; convirtiéndose en insignia dentro del género. La nouvelle vague trató romper el estilo tradicional con el que los grandes estudios realizaban sus películas. Se buscaba una realización de cine que fuera barata en los costos de producción, con técnicas más experimentales aprovechando ambientes y locaciones donde tenía lugar las notas resumidas que consistían de guión; libre en un lenguaje sin auto-censura.

También estaba el empleo de un elenco más reducido, de no necesariamente actores profesionales. Con libertad creativa para improvisar sus diálogos y emociones en escenas considerablemente largas a tiempo real; con la impertinencia incluso de hablar a la cámara. Así se da en Al final de la escapada; sobre la historia de Michel (Jean Paul Belmondo) un ladrón que da aires de Humphrey Bogart. Huye de Marsella para encontrarse con sus acreedores en París mientras huye de la policía. Por los Campos Elíseos se topa con una conocida (Jean Seberg), una norteamericana que trabaja en el New York Herald Tribune para pagar sus estudios en La Sorbona. Ella entonces se envuelve en las correrías de Michel.

De esta manera, la película transcurre entre acciones imprevistas, diálogos que buscan un tono poético por parte de personajes. Como lo haría en futuras películas como Alphaville (1965), Godard da a su película algunas semblanzas de cine negro. Por lo demás, este trabajo se desenvuelve de una forma ágil y suelta. Ayudada por personajes impulsivos que sorprenden al espectador con alguna irreverencia.
Curiosidades

Como muchas personalidades envueltas en la nouvelle vague, Jean Seberg mostró simpatías a las corrientes revolucionarias y anti sistema propias de su época. En su caso dando su adhesión al grupo de las Panteras Negras, unión que le privó de una carrera como actriz en los EE. UU. En parte gracias al F.B.I. de Edgar Hoover quienes la tendrían muy vigilada hasta el final de sus días.

Aún así siempre tuvo las puertas abiertas para actuar en Europa, participando en películas variadas en éxito comercial y de crítica; convirtiéndose también en ícono de la nouvelle vague (junto actrices como Anna Karina). Pero su vida tendría un final muy trágico: se suicidaría en París a la edad de 40 años, días después que muriera su hijo recién nacido luego de un parto prematuro. Hoy en día las causas de su muerte no están del todo claras.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: A bout de souffle (Al final de la escapada)
Año: 1960
Director: Jean-Luc Godard
Guión: François Truffaut y Jean-Luc Godard
Actores: Jean-Paul Belmondo, Jean Seberg, Daniel Boulanger, Jean-Pierre Melville.
Música: Martial Solal
Países: Francia.
Idioma: francés e inglés.
Duración: 87 minutos.