30 de noviembre de 2010

Indies


Poco presupuesto, actores no tan conocidos, enfoque personal y producido casi ad honorem. Es parte de lo que caracteriza el género de películas independientes, que rara vez vemos anunciar en algún lado. El término indie también es relacionado con la música, aquella que es compuesta por sus mismos intérpretes los cuales buscan estar alejados de las imposiciones de las grandes disqueras. Cineastas como Jim Jarmusch, (uno de los que más venero) comparte esa mentalidad en la realización de sus películas. Es junto con otros realizadores del género, alguien que busca estrechar y hermanar la música con el cine; como comenta en esta interesante cápsula del Canal TCM.

Acá se menciona una película que había comentado en las primerísimas entradas de éste blog. Once (2006) es un título imperdible de quienes gustan de esta tendencia. Hora y media de película que se pasa rápido y que deja buen sabor al paladar. Historia creíble que busca identificarse con el espectador. Los actores-músicos son el dueto The Swell Season, un par de cantautores que al igual que Nacho Vegas y Cristina Rosenvinge lo hacen en español, se mimetizan para escribir y cantar una música sincera que tiene su público. Ese público indie no es tan escandaloso o deserebrado, como son las efímeras fanaticadas de "artistas" más mediáticos y archipublicitados. Queda la recomendación, saludos.

24 de noviembre de 2010

Persépolis (2007)

No soy muy dado a ver cintas animadas. Posiblemente por andar psicoseado de la influencia y los estereotipos que inunda la franquicia de Walt Disney. Sin embargo, cuando se hurgan títulos se pueden encontrar bastantes y buenas excepciones; sobre todo recientes. Posiblemente porque ya se desea evolucionar a otra tendencia. Animados que entretienen sin culpabilidad, otros con argumentos más complejos mas otros que van más allá en el contenido. Es el caso de Persépolis (2007), película inspirada en las novelas gráficas de la iraní Marjane Satrapi.

A diferencia de los endulzados colores que dan vida a Mickey Mouse, Persépolis se ilustra en un blanco y negro con trazos inspirado en el cine expresionista alemán, en los años veinte durante el apogeo de cineastas como Lang o Mornau. Marjane Satrapi nos comparte su infancia y juventud en Iran, durante los años entre la caída del Sha y el nacimiento de la República Islámica. Un periodo como al igual pasaba en países latinoamericanos se caracterizó por inestabilidad, persecuciones, guerra, intolerancia religiosa y sobre todo represión.

Marjane es parte de una familia acomodada con ideas liberales, la cual toma parte de muchas acciones de manifestación e insubordinación contra el régimen del Sha. Desde muy joven mostrará curiosidad del porqué suceden las cosas en el mundo. Indagando en las mentalidades de sus familiares, siendo testigo de calamidades y la clandestinidad; formando parte de ella en muchas ocasiones.

Pero las vivencias de Marjane no se limitan a Irán, pues como muchos jóvenes como ella irán a Europa a continuar con su educación laica; la cual no pueden en su país por la doctrina del régimen islámico. Muy duro en especial con las mujeres. De esta forma Marjane tendrá la oportunidad de conocer Europa, frecuentando medianos y bajos mundos.

Tuve la suerte de encontrarme los cuatro volúmenes (en digital) de las historietas de M. Satrapi, que terminan siendo fielmente adaptadas por la película realizada por la misma autora de las novelas gráficas. Uno no para de leerlas hasta terminar. Tanto el comic como la película resultan muy interesantes, en una historia que además de relatar acontecimientos es un relato bastante introspectivo y personal. Los contrastes culturales entre medio oriente y occidente, vistos desde el ojo de Marjane quizá nos hace valorar más la invisible libertad que tenemos.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Persépolis.
Año: 2007.
Director: Vincent Paronnaud y Marjane Satrapi.
Guión:Marjane Satrapi.
Voces: Chiara Mastroianni, Catherine Deneuve, Danielle Darrieux y Simon Abkarian.
Música: Oliver Bernet.
País: Francia.
Idioma: Francés.
Duración: 95 minutos.


20 de noviembre de 2010

Las tortugas también vuelan (2004)

Con los conflictos de oriente medio, tanto noticieros como columnistas de periódicos o medios digitales suelen ser muy sensacionalistas en explotar el drama humano. De esta manera no voy a tratar de caer por la tendencia de teclear teclas lacrimosas de esas situaciones, que tristes o injustas se quedan fuera de nuestras manos por más cadenas de emails que sigamos.

Supe de esta película en un chat que le hicieron al guinista y cineasta mexicano Guillermo Arriaga, durante una visita que hizo al país hace unos años. En la charla virtual el escritor mencionó ésta película, como una de las favoritas de su hija. Al saber más de ella me di cuenta de su exoticidad tanto en lengua como procedencia, cuestión que para mí basta en seguir indagando. Las tortugas también vuelan es una producción irano-iraquí, ambientada en la región de Kurdistán fronteriza entre Irak y Turquía. Se centra en el drama de niños refugiados, que para sobrevivir tienen que hacer peligrosos trabajos como la extracción de minas sin ninguna protección. Se llama así porque es la forma a la cual se parecen las minas antipersonales al estallar en el aire(1)

Satélite es un carismático niño que lidera cuadrillas de chicos encargados de hacer esas labores, para ganar algún dinero mal pagado en el mercado negro. Satélite además se gana la vida yendo de un pueblo a otro instalando antenas parabólicas y así los aislados iraquís sepan las noticias relacionadas con ellos. La incursión norteamericana es inminente, por lo que Satélite accede a regañadientes a la traducción de los noticieros a los jeques de los pueblos.

Las tortugas también vuelan retrata aspectos muy ignorados por la prensa que cubrió la guerra de Irak, sobre todo la que paga tanto Rupert Murdoch como Ted Turner. Entran en la historia un niño sin manos de un don místico, con su hermana y otro chico más pequeño aparentemente ciego. Los tres huérfanos por las atrocidades de Saddam, que sobrevivientes no les queda de otra que llevar las cargas de un adulto.

Un título adecuado para esta película sería Canciones a la muerte de los Niños, nombre de una sinfonía compuesta por Gustav Mahler. Virtuoso no tan conocido de la música clásica reciente. Aunque la sinfonía de Mahler en su momento tuvo otro fin, sería buen soundtrack de ésta y otras situaciones semejantes. Leyendo más de esta cinta, resalta la particularidad de que los niños que participan no son actores profesionales, sino gente del lugar que con mucho realismo recrean sus propias experiencias como refugiados. Poco se sabe de esos niños hoy, si aún sobreviven o seguirán errantes de un lado a otro. Con suerte los veamos despistadamente en alguna noticia relacionada con Irak, al mismo tiempo que nos tomamos tranquilamente un café.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Lakposhtha hâm parvaz mikonand (Las tortugas también vuelan).
Año: 2004.
Director: Bahman Ghobadi.
Guión: Bahman Ghobadi.
Actores: Avaz Latif, Soran Ebrahim, Hiresh Feyssal Rahman, Saddam Hossein Feysal, Abdol Rahman Karim y Ajil Zibari.
Música: Housein Alizadeh.
Paises: Iran e Iraq.
Idioma: Kurdo.
Duración: 133 minutos.


17 de noviembre de 2010

Welkkeom tu Dongmakgol (2005)

Es morbo de muchas películas bélicas (más bien de muchos que comentamos sobre ellas), fijarse en los detalles descarnados para sentir culpable al espectador o bien caer en parcialidades políticas. A veces esa tendencia termina por aburrir a quienes únicamente buscan pasar un buen rato viendo una película, aunque no está de más saber pinceladas de historia o realidad. Welkkeom tu Dongmakgol (Bienvenidos a Dongmakgol, 2005) permite salirse de esos criterios, contando una colorida historia antibelicista con aires de cuento de hadas.

En la península coreana durante 1950 coreanos del norte y el sur con sus respectivos aliados, entablan guerra por el control del territorio para así imponer su creencia política. A pesar de eso las calamidades del conflicto no han llegado a la idílica aldea de Dongmakgol, en la que tres soldados del norte, dos del sur y un norteamericano llegan perdidos por diferentes motivos.

Al verse cara a cara sube la tensión y la paranoia, cosas de las que no entienden los pacíficos habitantes de Dongmakgol; los cuales no comprenden los sentimientos de hostilidad entre los combatientes. Pero estos poco a poco se verán fascinados por el tranquilo estilo de vida de los aldeanos, sobre todo de Yeo-il (Hye-jeong Kang) una niña soñadora sin noción del peligro por el que se rodea. Poco a poco irán dejando de lado las diferencias para hacerse parte de la vida en la aldea. Pero cuando la guerra se va adentrando al valle de Dongmakgol, los soldados harán todo lo posible para defender a la aldea y sus habitantes.

No es un relato gris que robe más de la mitad del metraje a la historia. No parece incluso que sea una película bélica, que se adorna de endulzados ambientes sin caer en las ñoñerías de Disney. Dentro de su propósito Bienvenidos a Dongmakgol nos haces olvidar las banderas y las ideas que se nos inculcan a la fuerza, para perdernos de una pesadilla a la fantasía idílica que cubre la verde aldea de Dongmakgol.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Welkkeom tu Dongmakgol (Bienvenidos a Dongmakgol).
Año: 2005.
Director: Park Kwang-hyun.
Guión: Park Heung-shik y Song Hye-jin.
Actores: Shin Ha-kyun, Jeong Jae-yeong, Kang Hye-jeong, Seo Jae Kyung y Steve Taschler.
Música: Joe Hisaishi.
País: Corea del Sur.
Idioma: Coreano e inglés.
Duración: 133 minutos.


16 de noviembre de 2010

Iluminados por el fuego (2005)

En la promoción de la película El Último Comandante (2010) durante su efímera exhibición en Costa Rica, el actor mexicano Damián Alcázar comentó en una entrevista sobre la diferencia entre las producciones de Hollywood y las latinoamericanas. Ellos para hacer una cosa tienen a 40 personas y nosotros tenemos a una persona para hacer 40 cosas. Ante esas limitaciones, tanto en realización como en difusión, nos vemos asediados por la oferta que nos ofrecen los grandes estudios norteamericanos. Con las películas bélicas, si queremos ver a Latinoamérica en la trama primero los marines norteamericanos deben haber invadido alguno de nuestros países.

Por lo costoso (y a veces por lo politiquero), hacer películas bélicas en Latinoamérica es casi un sueño, eso si se desea llegar a los estándares de entretenimiento sin hilar tanto al drama político. No obstante, cuando alquilaba DVDs hace un par de años me topé con esta cinta de procedencia argentina. Si Hollywood tratara de enseñar historia, nos diría que las únicas guerras que ha habido son las que pelea EE.UU. En el caso de Iluminados por el Fuego se trata de la Guerra de las Malvinas, conflicto en el que estuvieron envueltos la Argentina dictatorial de Leopoldo Galtieri y la Gran Bretaña conservadora de Margaret Thatcher.

Dirigida y escrita por Tristán Bauer, basada en un libro homónimo se centra en las experiencias de Esteban Leguizamón (Gastón Pauls) veterano del conflicto que años después sería periodista. Se entera del intento de suicidio de su amigo Alberto Vargas (Pablo Ribba), ex combatiente también de las Malvinas. En Esteban entonces crece el interés de volver a las Malvinas y de esta manera enterrar sus fantasmas personales. En forma de flashback el espectador irá siendo testigo de las vivencias de Leguizamón y sus amigos.



Me deja sorprendido el realismo de sus secuencias de acción, mostrando escenas de batalla muy creíbles. No hay nada acartonado, tanto en la escenografía, vestuario y efectos especiales. Queda a la vista las penurias de los soldados argentinos, castigados tanto por el fuego inglés como por los brutales actos de sus oficiales. Era una guerra desmoralizadora, que se ganara o perdiera no mejoraría la situación para los argentinos. Aún terminada, Malvinas continuó matando. A los soldados argentinos se les impuso un voto de silencio, en el cual les era prohibido hablar públicamente de sus experiencias. A eso deriva en más de 300 suicidios a hoy de ex combatientes de Malvinas.

Jorge Luis Borges describiría esta guerra como el pleito de dos calvos por un peine, que en realidad era un archipiélago de desoladas islas. Las Malvinas son también conocidas como Falklands por los británicos, ubicadas a 480 km de la Patagonia argentina. Aunque limpias de explosivos, se mantienen unas 25 000 minas marcadas aún sin retirar y campos de batalla prácticamente intactos. Malvinas también sería inspiración para artistas tanto argentinos como británicos. Jamás será un conflicto rentable en las súper producciones de Hollywood, pues su país aunque sin pelear tuvo mucha culpa de lo que pasó esos años.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Iluminados por el fuego.
Año: 2005.
Director: Tristán Bauer.
Guión: Tristán Bauer, Edgardo Esteban, Gustavo Romero Borri y Miguel Bonasso.
Actores: Gastón Pauls, Virginia Innocenti, Pablo Ribba, Cesar Albarracin, Victor Hugo Carrizo, Marcelo Chaparro, Arturo Bonin y Juan Leyrado.
Música: León Gieco y Luis Gurevich.
País: Argentina.
Idioma: Español.
Duración: 100 minutos.


13 de noviembre de 2010

Viaje sin retorno al corazón de las tinieblas

The End

Este es el fin, bello amigo
Este es el fin, mi único amigo, el fin
De nuestros elaborados planes, el fin
De todo lo que se tenga en pie, el fin
Sin seguridad o sorpresa, el fin
Nunca miraré dentro de tus ojos
Otra vez

Puedes hacerte una idea de lo que será
Tan ilimitado y libre
Desesperadamente necesitado
De la mano de algún extraño
En una tierra desesperada

Perdido en una tierra salvaje, libre de dolor
En donde todos los niños están dementes
Todos los niños están dementes
Esperando a la lluvia de verano…

Jim Morrison (The Doors)

El comienzo de Apocalypse Now parece de lo más contradictorio. Para su realizador, Francis Ford Coppola le pareció interesante y adecuado ya que esta canción es la esencia de toda la película. No será la única vez que se escuche. Imágenes sobre puestas de helicópteros volando en diferentes direcciones, una jungla quemada por el napalm, el cuarto de un hotel y un ventilador que hipnotiza al sonámbulo Capitán Willard (Martin Sheen) nos muestran una historia que partirá desde el comienzo en la visión del personaje. La cual se irá ensombreciendo con cada minuto del metraje.

De una forma u otra cada uno obtiene lo que quiere. Quería una misión… y por mis pecados me dieron una.

Willard.


Benjamin Willard es un soldado de inteligencia (espionaje), que recibe la misión de asesinar al ex coronel boina verde Walter E. Kurtz (Marlon Brando). Este militar dotado en virtudes renegó del ejército para seguir peleando por su cuenta, liderando tropas proscritas entre nativos y desertores que veneran a Kurtz como un dios. Yace escondido en lo profundo de la selva camboyana, Willard en compañía de una tripulación en bote, se adentrará en el río Nung para dar con el coronel.

La película está basada en el libro El Corazón de las Tinieblas, escrito por Joseph Conrad en 1899. Es inspirado en el viaje que hizo el escritor al Congo Belga cuando fue marino mercante. En su obra Conrad relata toda la inhumanidad del colonialismo y la pérdida del juicio de quienes están implicados en esas aventuras. Coppola consiguió los derechos del libro, trasladando el argumento del África colonial a la Guerra de Vietnam.

John Wayne y su hipócrita visión de Vietnam

Debemos matarlos, debemos incinerarlos, cerdo tras cerdo, vaca tras vaca, aldea tras aldea, ejército tras ejército, y me llaman asesino, ¿cómo hay que llamarlo, cuando los asesinos acusan a los asesinos? Mienten, mienten y tenemos que ser misericordiosos con los que mienten. A esos peces gordos, les odio, ¡cómo les odio!.

Kurtz.

Vietnam fue en opinión de sus realizadores una guerra psicodélica. Un conflicto que por sus atrocidades morales no llegó a ser tan manipulable en su propaganda, como si lo fueron la Segunda Guerra Mundial o la Guerra de Corea. John Wayne (con quien me cuesta ser imparcial) realizó una película a favor de esta guerra, que al mismo tiempo fue propaganda anti-comunista. The Green Berets (Boinas Verdes, 1968) está a un lado opuesto de lo que muestra Apocalypse Now. En plenos años sesentas, sigue la corriente de las películas bélicas de los años cuarentas.

La película de Wayne es un rotundo insulto a la realidad y los daños colaterales del conflicto. Boinas Verdes muestra a un ejército americano disciplinado, lúcido de mente y comprometido con su país; del cual no duda de la lucha contra los rojos de Vietnam Norte. Parte de lo que motivó a Coppola y a los suyos en hacer Apocalypse Now fue en mostrar lo que en realidad pasaba en la selva de sudeste asiático, en parte gracias a los testimonios de sus amigos que peleaban allá. Mariguana, LSD, Jimmy Hendrix o los Rollings Stones ocuparon lugar en la mente de jóvenes combatientes los cuales en mayoría no deseaban estar ahí. Muchos de ellos no regresarían enteros a casa, sobre todo en mente y espíritu.

Tanto ellos como los miles que protestaban en los EE. UU., eran ajenos al palabrerío patriotero que predicaba los promotores del conflicto. Por lo mismo, John Wayne jamás encontraría veneración entre los rebeldes sin causa de Woodstock.

Wagner, napalm y surf

— ¿Hueles eso? ¿Lo hueles verdad?

— ¿Qué es?

— Es Napalm hijo, nada del mundo huele como eso. Amo el olor a napalm por las mañanas. Una vez durante doce horas bombardeamos una colina, y al acabar subí, no encontramos ni un cadáver de esos amarillos de mierda. Que pestazo el de la gasolina quemada. Aquella colina olía a... a victoria. Algún día esta guerra terminará.

Kilgore.

En su travesía en el río Nung, Willard debe recurrir a la ayuda del temerario coronel Bill Kilgore (Robert Duvall) y su batallón de helicópteros. Kilgore parece estar tan demente como Kurtz, aunque de otra manera. Para él la guerra solo es un juego al cual le gusta pelearla a todo volumen en sintonía de la Cabalgata de las Valkirias. Celebre composición del alemán Richard Wagner, al que Hitler veneraba con pasión. Kilgore es también amante del surf, del que suele priorizar en medio de sus misiones de combate.

Uno no sabe que opinar de su monólogo del ataque con napalm. Cínico o cómico; un humor tan negro que resulta inmoral. No deja indiferente a nadie, hoy incluso forma parte de la cultura popular. En Vietnam hubieron muchos de esos comandantes, que como Kilgore no se exaltaban por las explosiones que caían a un metro de ellos. No son parte del patriotismo bélico que se predicaba y más bien encontraban en la guerra una fiesta en donde eran cumpleañeros todos los días.

Conejitas de play boy y semblanzas de My Lai

Charlie (el Vietcong) no consiguió mucho. Estaba demasiado metido o moviéndose demasiado rápido. Su idea del gran R y R era arroz frío un poco de carne de rata. Tenía solo dos caminos a casa: la muerte o la victoria. Nadie imaginaría que Kurtz pondría hierba en el culo del Comandante. La guerra estaba siendo manejada por payasos de cuatro estrellas, que terminarían dejando todo el circo atrás.

Willard


Era una manera que teníamos aquí en Vietnam de soportarnos a nosotros mismos. Masacrábamos a los vietnamitas con nuestras ametralladoras y les poníamos curitas. Era una mentira… y mientras más las vería, más odiaba las mentiras.

Willard.


Esto es una mirada bizarra en medio de tanta mierda.

Clean

John Millius co-guionista de la película comentaba en una ocasión sobre algunas semejanzas de Apocalypse Now y la Odisea de Homero. Una de esas es el simbolismo de las modelos de Play Boy con las sirenas en La Odisea, que tratan de desviar tanto a Willard como Ulises de su curso. Desde la Segunda Guerra Mundial se ha recurrido a las celebridades para animar la moral de los combatientes. Aunque como se nota en la película, el show que montan en la base de Hau Phat solo evidencia la mentalidad delirante de esos soldados. A diferencia de los marinos de Ulises, caen hipnotizados por esos cantos de sirena para encallar sin dirección entre la selva asiática.

En ese interminable viaje en bote a través del río Nung, Willard no es el único perturbado mentalmente por el ambiente. Cada uno de los tripulantes del bote va siendo sucumbidos por miedos y fristraciones, que terminan siendo descargados entre ellos mismo con la población vietnamita. My Lai fue solo un capítulo infame entre muchos otros que se ocultaron. William Calley, el oficial responsable de la matanza solo pasó tres años de arresto domiciliario; antes de recibir un indulto emitido por el propio Richard Nixon(1). Las masacres en el sudeste asiático no terminarían con la salida de los norteamericanos de Vietnam. Pol Pot y sus Jemeres Rojos en Camboya tendrían su cuota de culpa contra la humanidad.

Del puente Du Lung a los espectros de la Indochina Francesa.

Están en el culo del mundo, capitán

Lt. Carlsen


Willard: ¿Quién está al mando aquí?

Soldado: ¿No es usted?


Era como cenar con una familia de fantasmas. Aún quedaban centenares como ellos repartidos en Vietnam, tratando de convencerse de que seguían viviendo en los años cincuentas. Ya no eran franceses y jamás serían vietnamitas. Iban flotando en la historia sin rumbo y sin país. Se sujetaban por los pelos al igual que nosotros, solo que teníamos más pelo que ellos.

Willard (diálogo inédito)


Ustedes los americanos están peleando por el mayor sin sentido de toda la historia.

Hubert de Marais (versión Redux)


El recorrido del bote Street Gang por el río Nung se va volviendo más dantesco con cada kilómetro navegado. Pero es en la base de Du Lung cuando el viaje irá tomando otros estados más salvajes, tenebrosos y surrealistas. Bajo la influencia del LSD, Lance encuentra colorida la batalla nocturna en Du Lung. El sitio está sumido en la profunda anarquía, ante la falta de oficiales de mando. Esos chicos dementes de los que Jim Morrison canta al inicio están desesperados por encontrar el camino a casa. Algunos más pesimistas ven que la única forma de salir ahí es dentro de una bolsa negra.

Tras dejar atrás el caótico puesto de Du Lung, Willard comienza a entrar en los dominios de Kurtz. La niebla se vuelve más espesa, pareciendo un extraño portal que conduce a otras épocas anteriores. Aquí es cuando entra en escena la secuencia de la plantación francesa, la cual no fue incluida en el montaje original de 1979. Se incluiría con el reestreno de la película en Cannes en el 2000, bautizándose como Apocalypse Now REDUX. Versión que incluye casi una hora de escenas inéditas.

Antes de los norteamericanos, las tierras indochinas eran disputadas por la entonces potencia colonial de Francia y grupos independentistas autóctonos. El encuentro de Willard con los franceses de la plantación de caucho trata de explicar parte de lo que es el colonialismo, al mismo tiempo que es repaso de errores pasados que otros están volviendo a cometer. La presencia de Aurore Clément como la misteriosa viuda que gana la mirada de Willard, da un sensual tono atípico en una película bélica. De todas maneras parece primordial dentro de lo que propone Apocalypse Now.

The Hollow Man

Ojos que no me atrevo a mirar en sueños
En el reino del sueño de la muerte
Allí no aparecen:
Allí, los ojos son
Rayos de luz sobre una columna rota
Allí, es un árbol que se agita
Y voces
En el viento cantando
Más distantes y más solemnes
Que una estrella que se apaga.
No me dejen adentrarme más
En el reino del sueño de la muerte
Permítanme también que use
Disfraces convenientes
Piel de rata,
plumaje de cuervo,
maderos en cruz
Esparcidos por el campo
Comportarme como lo hace el viento
No más allá...

No ese encuentro último
En el reino crepuscular.

T.S. Eliot.


Solía creer que si moría en un lugar maldito entonces mi alma no iría al cielo. Pero ahora, diantre… no me importa dónde va mientras no se quede aquí.

Chef.


He visto un caracol, se deslizaba por el filo de una navaja, ese es mi sueño… es mi pesadilla, arrastrarme, deslizarme por todo el filo de una navaja de afeitar… y sobrevivir.

Kurtz.


Una parte de mi estaba asustado de lo que podría encontrar y lo que haría cuando llegara allí. Sabía los riesgos... o imaginaba que los sabía. Pero lo que sentía era mucho fuerte que el miedo... era el deseo de confrontarlo.

Willard.


El cauce del río parece ir llegando a su fin. La niebla termina por mermar el espíritu, igual que los tétricos altares construidos en las riberas hechos con huesos y cráneos humanos. Willard aún no puede ver a Kurtz, pero sabe que está cerca y que lo observa. La luz anaranjada del día baña el río Nung, mientras los altares en llamas son los que marcan el rumbo en la noche. Ruinas como las ciudad de Angkor emergen a la vista de los tripulantes del bote, adornadas con cadáveres humanos. Son esperados por decenas de nativos, liderados por la exhaltación de un fotógrafo con aires esotéricos (Dennis Hopper, diez años después de Easy Rider). Willard finalmente ha llegado a la morada de Kurtz.

En la novela de Conrad Kurtz es un famélico hombre, del cual vive del tráfico de marfil y la idolatría de los nativos. A pesar de las dificultades que le generó a Coppola, me cuenta imaginar a otro actor que no fuera Marlon Brando en el rol de Kurtz. Gordo y calvo, estaba ya muy lejos de la imagen galante de los años cincuentas. La verdad hay mucho en común de Brando con su personaje.

Ambos eran individuos llenos de virtudes, premiados y aclamados por los demás. No parecía que nada les pusiera freno hasta que viraron de rumbo por propia cuenta. El Kurtz-coronel se rebela contra las mentiras en que se basaron la guerra de Vietnam. Brando rechazó su segundo Oscar, para enviar en cambio a una indígena que fue abucheada por restregar la hipocresía de los peces gordos de Hollywood; en cuanto al trato de la imagen del nativo americano en el cine. Con este gesto, Brando escupía a la cara a la misma gente que lo aduló en otros tiempos.

Se quebró por todos los demás y se quebró consigo mismo, nunca había visto a nadie tan quebrado...

Willard.

Tras su encuentro con el coronel, Willard se da cuenta que el viaje lo convirtió en la misma persona a quien se le ordenó eliminar. Comprende finalmente los motivos de Kurtz, junto con todos acontecimientos que entraron de por medio. Entiende que la mentalidad del coronel va más allá de las ideologías que se pregonan en Washington o en Moscú, en Saigón (hoy ciudad Ho Chi Min) o Hanoi. Nunca será aceptado por dos bandos que disputen el control de la razón, que salga un tercero que les eche en cara las mentiras y la hipocresía que predican cada uno.

Making of…

No se puede ser un artista y vivir tranquilo.

Francis Ford Coppola.

La aventura de la película no fue tan arriesgada como si lo fue hacerla. Durante su estreno en el Festival de Cannes Coppola afirmó que su película no era sobre Vietnam, ERA Vietnam.

Se intentó hacerla en pleno conflicto. Las productoras le cerraron las puertas, ya que la guerra para entonces era tabú. Décadas atrás Orson Welles intentó realizarla, interpretando el mismo a Kurtz. Por lo costoso del proyecto se limitaría hacer Ciudadano Kane, dejando por muchos años el proyecto archivado hasta que Coppola y sus amigos de la American Zoetrope lo desempolvarían para realizarlo ellos por su cuenta. El documental Hearts of Darkness: A Filmaker´s Apocalypse relata con detalle las dificultades de la filmación de la película.

Por motivos políticos no pudieron ir a Vietnam y en cambio recurrieron las Islas Filipinas. Coppola viajó con su toda su familia, desde su esposa Eleonor a la pequeña hija Sofía que solo tenía cuatro años. Las Filipinas estaban gobernadas por el dictador Ferdinand Marcos, con el que Coppola tuvo que ser muy persuasivo para que le facilitara material bélico, sobre todo en las escenas de Kilgore con los helicópteros. En las islas Filipinas Marcos peleaba contra una insurgencia comunista en las islas de sur, en la que usaba los mismos helicópteros empleados en la película para combatir a la guerrilla. Más de una vez esos helicópteros abanaron el rodaje en media escena. Incluso se rumoreaba que la guerrilla llegó encontrarse a unos 20 km del lugar de grabación.

Hay quienes se atreven a comentar sobre si alguien estaba más demente que Kurtz, era mismo Coppola. Más de una vez peligró la finalización de su película, sobre todo cuando al actor Martin Sheen sufrió un ataque al corazón que lo dejó fuera del rodaje cinco semanas. Un tifón destruyó los decorados de los dominios de Kurtz, dejando incomunicadas a varias unidades de producción. Llegó a empeñar sus bienes para buscar más dinero y así tener el control creativo de la historia.

Aún así, entre huracanes, problemas de presupuesto, cambios de actores o los caprichos de Brando; Coppola pudo terminar su película en tres años durante más de 250 días de rodaje. Cannes le aplaudiría y aún hoy continua siendo comentada o referenciada en la cultura popular. Es el resultado de un todo o nada por el que pocos realizadores se atreverían arriesgar.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Apocalypse Now.
Año: 1979.
Director: Francis Ford Coppola.
Guión: John Millius y Francis Ford Coppola.
Actores: Marlon Brando, Robert Duvall, Martin Sheen, Frederick Forrest, Albert Hall, Lawrence Fishburne, Harrison Ford y Dennis Hopper.
Música: Carmine Coppola, Rollings Stones, The Doors, Richard Wagner.
Países: EE.UU.
Idioma: Inglés.
Duración: 153 minutos.


11 de noviembre de 2010

Obituario: Dino de Laurentiis (1919 - 2010)

Cuando se ven los créditos de una película, generalmente el espectador se enfoca en el nombre de los actores. Rara vez la gente detrás de cámara toma protagonismo e incluso más los que ponen el dinero para la realización. De Dino de Laurentis (el hombre de gafas) leí su nombre en varias cintas en particular. Desde Spaghetis Westerns como Navajo Joe (1966) a las surrealistas películas de David Lynch, como Dune (1984) y Blue Velvet (1986). Gracias a él pudimos ver a Audrey Hepburn en su primera película a color (War & Peace, 1956) . Financió algunos de los primeros trabajos de Federico Fellini y otros reconocidos realizadores italianos, para un total de 500 películas durante casi 60 años.

Los productores ejecutivos son generalmente los culpables de minar el poder creativo de los directores y su equipo de producción. A eso porque ante todo son los que ponen el capital para crear el arte, del cual esperan al menos recuperar la inversión. Por el Canal TCM supe que prometió a David Lynch producirle otra película de él si le realizaba Dune. Cumplió su promesa aún cuando Dune fue un rotundo fracaso de taquilla. No muchos productores suelen arriesgar su capital por el arte ajeno no comercial, pero Dino de Laurentiis fue uno de esos.

2 de noviembre de 2010

Más humano que los humanos


A principios del siglo XXI,
Tyrell Corporation llegó a la fase Nexus
en la fabricación de robots,
con un ser casi idéntico al hombre
conocido como replicante.

Los replicantes Nexus 6 eran superiores
en fuerza y agilidad, y al menos iguales
en inteligencia, a los ingenieros genéticos
que los crearon. Los replicantes fueron
utilizados fuera de la Tierra como esclavos
en la peligrosa exploración
y colonización de otros planetas.

Tras el sangriento motín de un grupo de

combate de Nexus 6 en una colonia,
los replicantes se declararon proscritos
en la Tierra bajo pena de muerte.

Brigadas Especiales de la Policía,
las Unidades Blade Runner tenían
órdenes de disparar a matar,
después de descubiertos,
a cualquier replicante infractor.

A esto no se le llamaba ejecución, sino retiro.

Los Angeles, noviembre 2019.

De esta manera es como nos aclara la película en su comienzo, las palabras desconocidas por la que girará el argumento de Blade Runner (1982). Resumiendo rápidamente el ambiente del libro de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. La espacial música de Vangelis entra en escena con una ciudad de Los Ángeles muy diferente a como era para 1982, incluso hoy también. La metrópoli californiana es un vasto y oscuro crisol de etnias, entre asiáticas, latinas, europeas o una convinación de todas. Rick Deckard (Harrison Ford) es un blade runner desempleado con aires de Sam Spade o Philip Marlow (personajes célebres de Humphrey Bogart), el cual recibe la misión de ir en caza de varios replicantes que llegaron a la Tierra.

Envuelta por una eterna penumbra, contaminada hasta las entrañas Los Angeles se ilumina entre luces de neón o comerciales ambulantes hablados por una geisha. La intermitente lluvia parece inundar el aire decadente de la ciudad, en esos días peligrosos donde los blade runners buscan sus pistas para dar con los replicantes. Deckard va rondando entre mercados turcos, apartamentos abandonados, nightclubs extravagantes y la enorme pirámide de la corporación Tyrell; donde se desarrolla la inteligencia artificial más avanzada.

Los cinco replicantes en cuestión son más dotados en habilidades y en sentimientos que los humanos de carne hueso, pero no pueden llegar a vivir más de cuatro años. Así que mecánicamente moribundos, buscan al dueño de Tyrell Corporation (Joe Turkel) para alargar su caducidad que está por expirar.

Memories of Green

Por su título dió la impresión de ser en apariencia una película de acción. Pero gran parte de sus escenas se fueron por otra tendencia. En vez de caer solo en la tendencia de persecuciones y disparos, Blade Runner terminó siendo una historia introspectiva y melacólica. El mundo tenebroso y decadente por el que se camina con miedo bajo la lluvia, tiene a solitarios seres como J. F. Sebastian (William Sanderson) que en su incapacidad de socializar se limita a crear pequeños amigitos artificiales. Hay detectives enigmáticos como Gaff (Edward James Olmos), una torre de babel ambulante el cual no deja tranquilo a Deckard con sus origamis y sus frases categóricas.


Los replicantes por su lado, tienen la obsesión por los recuerdos guardados en fotografías. Rachel (Sean Young) la secretaria de Tyrell es quien profundiza ese esa búsqueda de la verdad, en la que en un comienzo es indiferente para Deckard. Aunque tanto él como los replicantes, terminan compartiendo la obseción por las fotografías y los recuerdos perdidos en la memoria. No por algo el blade runner tiene viejas fotografías en sepia acomodadas sobre su piano, el cual suena tristemente al sabor de los tragos de whisky.

Ígneos cayeron los ángeles, los truenos resonaron por las orillas, ardiendo con los fuegos de Orc.

William Blake

Los replicantes en un comienzo parecen tener la etiqueta de los malos de la pelicula. La apariencia siniestra de Roy Batty (Rutger Hauer) nos recuerda un poco al comunista biónico con el que boxeó Stallone en la propagandística Rocky IV (1985). Hauer, quien desde el comienzo defendió con uñas y dientes la temática de la película, interpreta a un carismático Batty quien desde su primer diálogo al último llena de filosofía y existencialidad el argumento de Blade Runner. La búsqueda de su creador es en cierta manera la misma de quienes intentamos escontrar pruebas de la existencia de Dios, que a imagen y semejanza los humanos somos replicantes de la idea perfecta que se nos ha inculcado de él.

Culto

En la realización de Blade Runner, desde su pre-producción hasta su promoción, estuvo cargada de roces y problemas. El extenso documental de tres horas y media Dangerous Days: The Making of Blade Runner (2007) lo consta en una detallada crónica de los detrás de cámaras de la película. Hubo una marcada antipatía por parte de los miembros del equipo de producción con su director el británico Ridley Scott, quien no pudo congeniar de inmediato con la producción norteamericana; que trabajaba muy diferente al meticuloso realizador de futuras películas como Gladiador (2000) o Robin Hood (2010). Entre los actores también hubo tensión, en especial Harrison Ford con Sean Young.

Durante su estreno la asistencia se vi mermada al estreno E.T. (1982), que sumado al ritmo lento de una película que se promocionaba como acción también le restó público. La crítica tampoco le fue indulgente. No obstante, a veces creo que el mejor crítico de una película es el tiempo mismo. A esto voy con el creciente culto ganado al entrar en la era del Internet. Además de las propuestas creativas que dio la ciencia ficción ciberpunk, que con Blade Runner tomaría fuerza e importancia a muchos autores contemporáneos a Philip K. Dick. En los últimos años saldrían animes recordados como Ghost in the Shell, la saga de Matrix y la coreana Natural City (2003); esta última inspirada escencialmente en el mundo de Blade Runner. De los noventas en adelante el interés por Blade Runner aumentó, se iba viendo un argumento más profundo que el planteado con la propuesta inicial. Muchos de esos críticos que desvarataron Blade Runner en su momento llegaron a rectificar su opinión.

Es importante mencionar que Blade Runner tiene varias versiones de edición. La que generalmente es más accesible y fácil de conseguir el la versión del director, (1992) que Ridley Scott reeditó para su comercialización la cual era la idea que quería para su exbición en 1982. Los productores en cambio optaron que la cinta fuera narrada por su personaje y tuviera un final feliz. Scott con su montaje eliminó el final y la voz en off, para agregar la famosa escena del unicornio. La versión que se comercializó en el estreno fuera de los EE.UU. es parecida a la impuesta por los productores, solo que tiene más segundos de violencia explícita. En el 2007 se sacó otra edición definitiva, con mejoras en audio y en efectos que se venían trabajando casi una década atrás. En total se conocen siete ediciones distintas (1).

Es una tendencia curiosa por parte de muchas obras de ciencia ficción, en imaginar la humanidad con una tecnología muy avanzada en algún distante año futuro, sin que se llegue a cumplir cuando ese año en particular pasa cada 1 de enero. Arthur C. Clark y Stanley Kubrick con su 2001 creyeron en 1968 que podríamos realizar viajes tripulados a Jupíter, además de ir con regularidad a La Luna como quien viajara hoy de Tokio a Madrid. Si llegamos al 2019 puede ser posible que no encontremos las patrullas voladoras Spinner, pero Los Ángeles aún con un sol abrazador o lluviosas noches eternas, se irá volviendo más multicultural y peligrosa de lo que es hoy ahora. Algo de la que ninguna ciudad se irá escapando, al mismo tiempo que solitarios científicos irán diseñando una vida artificial con más emociones que lo biológicamente completo.

FICHA ARTÍSTICA

Nombre: Blade Runner.
Año: 1982.
Director: Ridley Scott.
Guión: Haptom Fancher y David Peoples. Basado en la novela de Philip K. Dick.
Actores: Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young, Eduard James Olmos, Daryl Hannah, Joanna Cassidy, Byron James, William Sanderson, Joe Turkel, M. Emmet Walsh, James Hong y Morgan Paul.
Música: Vangelis.
Países: EE.UU.
Idioma: Inglés, alemán, cantonés y japonés.
Duración: 117 minutos.