23 de diciembre de 2013

En el Festival Siembra y Lucha 2013

Foto Marco Méndez
Tuve la oportunodad de trabajar para el Festival Siembra y Lucha hace dos semanas. Se trató del fin de semana más metalero del año en el país. Tres días de buena música metal los cuales atraerían a gente proveniente de toda Centroamérica para presenciar conciertos de gran nivel. Por localía los ticos seríamos la mayoría presente a presenciar los chivos en la verde e idílica finca de don José Figueres La Lucha Sin Fin, conocida simplemente como “La Lucha” en San Cristóbal Sur de Desamparados. Don Pepe nunca llegaría a imaginarse que en un futuro se congregara parte de lo mejor y variado del género metal en su propiedad.

En sus comienzos La Lucha dependió de la industria de cordeles y mecates a base de cabuya, plantas que se llegaron a sembrar abundantemente en algunos pueblos de la zona. Con el tiempo los productos a base de cabuya fueron perdiendo demanda comercial frente a la cordelería sintética, aunque todavía se mantiene en menor escala. Pese a intentar adaptarse a las tendencias industriales y comerciales, la producción en las fábricas de saco y cordel sintético va en una paulatina baja respecto a épocas pasadas; la cual pone en riesgo a una industria que da trabajo a muchas familias de la zona. Son los efectos colaterales de crisis y tratados comerciales que no miran mucho en sus consecuencias a mediano y largo plazo en el mercado local. La opción entonces es reinventarse y La Lucha lo está intentando, explotando su gran potencial turístico que la convierte en un lugar atractivo para efectuar actividades como el Festival Siembra y Lucha.

Para tratarse de un evento musical “Siembra y Lucha” parece un nombre atípico, aunque cae bien tratándose del lugar donde se iba a realizar. La actividad se ha llevado planeando durante todo el año, a pesar de la desconfianza de alguna gente de la zona. Aún se mantienen erróneos prejuicios tanto de la música metal como de la gente que la escucha. El caso es que a pesar de la intimidante marea de camisetas negras y el fuerte estado etílico de algunos, los visitantes no ocasionaron problemas de gravedad como esperaban los más recelosos. Las patadas y brincos quedaron para el mosh frente a la tarima. El resto se acomodó a sus anchas en la cancha, en las bancas aledañas o incluso entre los cabuyales. Como quien asistiera en 1969 a una actividad parecida en un rural pueblo norteamericano llamado Woodstock.

Un día antes de comenzar los conciertos unos amigos y yo nos sumamos al STAFF del Festival. Habíamos recibo antes una inducción de un par de horas sobre cómo se iba a trabajar. Nos asignaron a la parte de Servicio al Cliente, un rol que prácticamente consistía en hacer un poco de todo. Antes que llegaran los primeros visitantes extranjeros se nos encomendó montar 20 tiendas de campaña para la zona VIP, en un área algo alejada de la tarima pero tranquila bajo los verdes cipreses. Después nos tocó hacer limpieza en uno de los bares cerca de la tarima, comenzarlos a surtir de cerveza y demás líquido etílico requerido. Trabajo arduo que nos llevó hasta la noche y nos dejaría muy cansados. Nunca en mis manos pasaron tantas cervezas. Tras recibir algunos visitantes panameños volvimos a casa para dormir unas tres horas y encarar el comienzo del festival la mañana siguiente.

El viernes fue tan agotador como el jueves. Parte de la misión era recibir los buses con visitantes y conducirlos a su área de campamento, cuestión que consistía en caminar mucho reiteradamente durante el día. No era gran responsabilidad comparada rol de organizadores y cabecillas a cargo del festival. Pasaban constantemente ocupados coordinando detalles como la seguridad, entrada y salida de buses, alimentación, la llegada de grupos musicales, suministros y entre otros. Prácticamente no durmieron en los tres días del festival para llevar a cabo la actividad y es algo para reconocerles. Difícilmente se ve ese esfuerzo a simple vista. No suele tener atención como la tarima de conciertos.

Estar caminando de un lado a otro tenía sus ventajas. Podía ir tomando fotos y tener idea del desarrollo del festival. Si bien la música metal no me molesta para escuchar, debo reconocer con cierta vergüenza que no tenía idea de las bandas que se iban a presentar. Ni si quiera las nacionales como Final Trial, un grupo de ésta zona que tuvo el privilegio de abrir el festival. De haber tenido chance no me hubiera importado pasar horas en Wikipedia documentándome de las bandas que se iban a tocar en los tres días. Cosa que voy haciendo estos días además de buscar y escuchar su música.

Mientras iba de un lado a otro siempre que podía intentaba poner atención a la introducción de los grupos, junto a la música tocada en tarima. Pasando cerca de los camerinos pude ver el arribo de los integrantes de Saurom, quienes fueron muy ovacionados en su llegada. Ésta banda española es conocida por interpretar canciones inspiradas en El Señor de los Anillos de  Tolkien. Cerca de ahí guiando a unos visitantes con gafete de prensa nos topamos a Ralph Scheepers (vocalista de Primal Fear), quien no tuvo reparo para saludarnos y sacarnos fotos con él; a pesar que yo en ese momento no sabía quién era. Su grupo cerró el primer día de conciertos. Lo vimos un rato luego de la una de la mañana antes de volver a casa y dormir unas cuantas horas para el segundo día de chivos.

El sábado las ojeras iban siendo más notorias, pero había que seguir en el segundo día del festival. A diferencia del vienes, poca gente llegó para acampar y en cambio si llegó una buena masa de personas que se irían ese mismo día. Para la mayoría de visitantes Over Kill y Warcry eran los grupos más esperados para el sábado, aunque no por eso las demás bandas estaban por menos en expectación. Al anochecer se podían escuchar los carismáticos discursos del vocalista de Lujuria, quien mantuvo muy animada a la gente congregando a los más dispersos a acercarse a la tarima. Ese día nos dejaron salir a las 8:00 pm y nos quedamos un rato en el festival para ver la presentación de Sabaton, una banda sueca que en este mismo año se presentó en el multitudinario Wacken Open Air en Alemania.

El cansancio era más que evidente para los miembros del STAFF que trabajaron hasta tarde la madrugada del domingo, coordinando la salida de los buses al Área Metropolitana. Un esfuerzo más en el último día de chivos del Festival Siembra y Lucha, lidiando con incómodos reclamos de cortesías los cuales no teníamos idea. Algunos visitantes emprendían su salida de La Lucha, aunque la mayoría sólo hacía maletas para salir apenas terminaban los chivos y otros más despreocupados las harían después el lunes al amanecer. Regresando por su cuenta a dedo, en vehículo propio o esperando los buses de la zona que van diariamente hacia Cartago.

El domingo anduve un tanto alejado de la tarima. Logré sacar algunas fotos de los chivos de la tarde, pero no así la noche. Mis amigos del pueblo estaban de receso desde la tarde pudieron ver las presentaciones de Orphaned Land, Stratovarius y Mayhem. A diferencia de la mayoría de grupos, esta banda llegó a Costa Rica con algunos días de anticipación para el festival. Como me contaban antes y me pude documentar después la historia de Mayhem es tan fascinante como siniestra. Generalmente en sus presentaciones en vivo suelen colocarse varias cabezas de cerdos en el escenario, pero afortunadamente eso no sucedió durante su concierto en el cierre del festival. Aún así el vocalista Attila Csihar no dejó indiferente a nadie, sosteniendo un cráneo mientras cantaba durante su presentación.   

De jueves a viernes prácticamente no pude seguir las impresiones en medios y redes sociales sobre el festival. En el periódico La Nación, los foros de 89 Decibeles y el perfil de Facebook del FSL encontré algunas opiniones negativas y positivas, de las que no me hubiera enterado dentro del festival. Los visitantes e incluso las mismas bandas tuvieron qué contar, bueno y malo. Todavía hoy voy encontrando más impresiones de amigos y conocidos que se dieron la vuelta a los chivos. En boca a boca salen algunas anécdotas como la de Noel Calvo (guitarra y voz de Final Trial), quien contaba haber estado con unos salvadoreños que lloraban de felicidad por disfrutar de las bandas en Centroamérica. Sin el festival hubieran ocupado viajar a Norteamérica y Europa para poder verlas. Queda esperar el año entrante otra eventual edición del FSL en La Lucha, con la lección aprendida de los errores cometidos. A pesar de recelos o prejuicios fue una gran ayuda económica para gente y comercios de las comunidades vecinas.

***
En este enlace se pueden ver las fotos que logré sacar en el FSL. También encontré ésta otra galería en la cual se ven soberbias fotos de las bandas en el escenario. 


12 de diciembre de 2013

Yonkis de la información

Imagen tomada de http://tweakyourbiz.com
“Puedes saber el nombre de un pájaro en todos los idiomas del mundo, pero una vez que los aprendiste no sabrás nada acerca de los pájaros. Por lo tanto mira al pájaro y observa que hace, eso es lo que importa. Yo aprendí muy temprano la diferencia entre saber el nombre de algo y saber algo” 
Richard Feynman

Esta frase es una palmada al rostro a los que vivimos embotados en una curiosidad obsesiva por documentarnos de todo, la cual resulta enfermiza pues nos olvidamos de algo tan esencial como encontrar utilidad práctica al conocimiento. No deja de resultar preocupante que nuestra vida gire diariamente entorno a los aparatos electrónicos, siendo lo primero que hacemos en el día sea revisar el Smartphone o encender la laptop y lo último sea apagarlas antes de dormir. Por esta inquietud quiero remontarme a la época analógica en la que aprendimos a leer, en la cual sólo nos obsesionábamos más por el radio y la televisión.

Aprendí a leer por allá de 1993, además de digerir alrededor de tres horas de TV (a veces más, si no se podía jugar afuera por la lluvia). Me devoraba los libros almanaques de Escuela Para Todos desde su primera emisión en 1966 a la fecha que coleccionaba mi papá. Las primeras leídas de esos almanaques consistían en pasadas de hoja, las cuales rara vez me detenía para leer un cuento o un artículo que no pasaran las dos páginas. Entre leída y releída tenía menos pereza en leer los artículos más extensos y por ahí del cambio de milenio llegué prácticamente a memorizar esos libros. Con el auge de nuevas fuentes de información (físicas y digitales) mi interés por los almanaques ICECU fue mermando, pues uno entrado en más sentido y razón comenzaba a diferir con el enfoque y la temática del contenido. A pesar de eso siempre tendré aprecio y nostalgia a esos almanaques que abarcaron muchas de mis primeras horas de lectura.

A partir de finales de los años noventas las horas de lectura en los viejos almanaques la fue acaparando la Enciclopedia Encarta, coincidiendo con el primer contacto con una computadora. Al nivel de ocio también cambiaba. Las horas de televisión irían bajando paulatinamente para gastarlas jugando al FIFA 99 o algún videojuego en DOS. Años después pasaría muchas horas jugando las primeras versiones de Warcarft y Starcraft, conocidos y exitosos juegos de Blizzard. Aún hoy cuando quiero apagar el cerebro me da por jugarlos de nuevo, incluso alguna versión más ligera del FIFA (la del 2006 en mi caso). Pero ya no las horas endemoniadas de antes.

Volviendo con la Enciclopedia Encarta, ésta sació mucha de mi curiosidad. Al insertar sus discos en la unidad de CD-ROM invertía el rato leyendo biografías de gente, acontecimientos históricos y geografía la mayor parte del rato. Igual de atractivas eran sus galerías de imágenes, mapas, animaciones y su línea de tiempo. Como Wikipedia su navegación era intuitiva mediante hipervínculos, pero en modo offline. Tomemos en cuenta que Internet no tenía la misma accesibilidad de ahora, mucho menos para los que vivíamos en áreas rurales. Eso se iría solucionando llegando a la mitad de la década pasada, implementando la conexión del RACSA 900 con la asombrosa velocidad de 56 kilobites por segundo; en la cual no se podría utilizar el teléfono. Una historia de terror para los adolecentes y veinteañeros de hoy.

Paralelo a esos primeros contactos con la informática y el Internet estaba la obsesión con los periódicos. Mi papá traía de vez en cuando a la casa una caja de ejemplares viejos de La Nación (varios meses de impresos), los cuales se compraban en la oficina su trabajo.  Yo los devoraba por las noches luego de la escuela y el colegio. Me gustaba hacerle recortes a algunos artículos y coleccionar los suplementos, entre culturales y deportivos en su mayoría. Tengo un baúl repleto de esos suplementos como la Revista Dominical, Zurquí, Áncora, secciones deportivas con noticias de las olimpiadas del 2000 y 2004, entre otras de menor tiraje. Tenía además una caja de repleta de artículos y suplementos sobre fútbol, como la sección de deportes de los 30 días que duró el mundial de 2002; junto con folletos alusivos al evento y al equipo de fútbol de Costa Rica. Como me iba quedando sin espacio y el polvo o las telarañas me iban ganando la guerra, sin mucho remordimiento terminé regalando la caja a un familiar más futbolero que yo. Hoy le da un mejor uso nostálgico del que le daría yo actualmente.

La conexión a Internet vía Dial-Up fue muriendo por ahí del 2007. El ADSL y su banda ancha finalmente llegaron a la montañosa geografía cafetalera en donde vivo. Primero con una velocidad de descarga media a los 25 kb/s, que se duplicaría al año hasta un nuevo aumento de banda que hoy va a los 110 kb/s. Durante estos últimos años (dos con red inalámbrica) se ha facilitado bastante el acceso a la información y a las noticias, también el uso y la interacción de redes sociales. Tras el declive de la red Hi5 (de la cual nadie echa de menos) dudé mucho en crear mi cuenta de Facebook hasta que lo hice un 1 de enero hace casi tres años. A pesar de emplearse forma banal entre la gente la mayoría del tiempo yo le encontraba su utilidad, pues Facebook da la libertad de configurar el timelime a conveniencia. Otras redes sociales como Twitter me despertaban atención por su creciente popularidad, aunque en un principio no entendía su aplicación. Con el tiempo comprendí entonces que gracias a Twitter uno podía dar seguimiento a noticias y acontecimientos prácticamente a tiempo real, igual que otras redes sociales también prestadas a la curiosidad (Flickr, Tumblr, Grooveshark, etc).

Internet hoy nos ha variado considerablemente los hábitos diarios. Muchos hemos descartado casi por completo la televisión (en mi caso porque no tengo cable), pues el aprendizaje, el entretenimiento y las noticias nos las suministran las redes sociales. Cuando me levanto puedo pasar hasta una hora revisando los timelime tanto de Facebook como de Twitter, para saber el último metida de pata de alguna figura pública, los post de algún contacto y las noticias de cualquier parte del mundo. También las actualizaciones algún Fan Page relacionado a los intereses propios (cine, música, astronomía, fotografía, deportes…) relacionado a cuanta página se le haya dado like. Sin embargo, ante tanta sobre dosis de información preocupa que no nos quede ningún margen para aplicar todo ese conocimiento a allá afuera.

Actualmente ha tomado fuerza un término llamado procrastinación. A grandes rasgos se resume como el hecho de emplear el tiempo en Internet  viendo actualizaciones de nuestros contactos en redes sociales; aunque en plan de indecisión, evasión y postergar trabajos o pendientes que nos incumben diariamente. Todo el Internet se presta para procrastinar, pero si hay una red social procrastinadora por excelencia esa es Pinterest. Max Jiménez en una de sus lúcidas candelillas afirmaba que los vicios no se dejan ni se abandonan, simplemente cambian. Hoy ya no paso horas frente a la TV o recortando noticias de los periódicos, pero cuando me doy cuenta se me han ido varias horas pineando imágenes a mis tableros. Como Twitter en un principio no estaba muy seguro de la utilidad de esa red social. De largo la veía como una manía más de los gafapastas, pero dudo que la mayoría de ellos hubiera llegado a más de 2000 pines en sus primeros tres meses en Pinterest.

Mientras escribía esta entrada por ahí de miércoles de la semana pasada, el jueves siguiente hasta el domingo estuve trabajando en la organización de un festival de música metal; realizado cerca de donde vivo. Entre esos días prácticamente no ingresé a Internet, por lo que estuve incomunicado de cuanta noticia, artículo o cotilleo que circula por la red. Me enteré únicamente que el equipo de futbol de Costa Rica se enfrentará en Brasil a tres campeones del mundo y de la muerte de Nelson Mandela. En esos días no me afectó ningún síndrome de abstinencia ni ansiedad por leer lo publicado en redes sociales, quizá en gran parte porque había que dormir como tres horas para volver a trabajar de lleno para el festival. He ahí lo valioso de un reset mental en donde ponemos la mente en blanco por varios días, para encarar de nuevo nuestra rutina con nuevas perspectivas.


El planeta no para de girar si nos quedamos aislados del por un tiempo. No hay mejor terapia para esas manías virtuales que una esporádica rutina analógica. 

12 de octubre de 2013

Memories of Green

Reimpresión de fotografías antiguas digitalizadas. (Foto Marco Méndez) 
El músico griego Vangelis compuso en 1980 el álbum See You Later, el cual contiene una canción titulada Memories of Green. Es una melodía suave de piano, que infunde una marcada sensación de melancolía. Se incluyó en 1982 en la película Blade Runner, con el resto de música que Vangelis compuso para el filme. Entre las distopías de un futuro donde lo verde ya no crece y la biología del ser humano va en decadencia, está la obsesión de los replicantes (androides) hacia las fotografías. Recuerdos impresos en imágenes intentan ser vestigio de algo que se vivió en cuerpo y mente, aunque en realidad se tratan de meros implantes artificiales insertados de fábrica. 

Es una cuestión que he tenido muy presente últimamente. Junto con unos amigos de la rural comunidad donde vivo, hace casi un par de meses llevamos caminando un proyecto de rescate fotográfico. Es un plan a largo plazo que forma parte de una de las facetas del colectivo al que formamos parte. Durante varias semanas comenzamos a digitalizar fotografías antiguas de nuestra zona y recopilar la información por parte de sus dueños. Todo eso con miras a una muestra que organizamos el día 15 de setiembre en la escuela de la comunidad. Mostramos alrededor de 40 fotografías que abarcan los años de 1933 a 1994. El evento fue paralelo a los desfiles patrios, el cual resultó exitoso por toda la gente congregada. Personas de todas las edades que miraban fascinados a parientes y conocidos, como a esos lugares por los que deambularon de antaño. Cambiados a punta de excavadora y moto sierra. Hasta ese día nunca valoré la fotografía antigua como se debía, no sólo a nivel histórico sino a nivel humano. 

Hay que reconocer la fascinación que despierta la nostalgia por el pasado, aún entre los más jóvenes. Los cuales divagan en la existencia de las personas retratadas en las fotos de décadas atrás, como si se tuviera la noción de haber estado ahí también. No por nada muchos se pasan horas “pineando” fotografías antiguas en Pinterest, en donde se pueden encontrar verdaderos tesoros en imágenes. Igual en otras redes sociales como en Facebook, donde hay un perfil que comparte regularmente fotografías antiguas de Costa Rica y en Twitter sigo una cuenta parecida.  El formato va cambiando, pero la añoranza continúa siendo la misma. Aún en una década donde Kodak se ha declarado en banca rota y Polaroid ha dejado de fabricar película para sus cámaras.

Es una aplicación utilizada por un selecto grupo de gente la cual se dan aires de fotógrafos vanguardistas por sacar fotos con una exclusiva aplicación. Lo que les suele convertirlos automáticamente en la élite de la fotografía artística, gracias al Iphone 4 como nueva cámara polaroid. 
Marco Méndez, 9 de abril del 2012

Así me expresaba yo sobre Instagram en un fragmento publicado en mi otro blog, ya desaparecido. He manifestado muchas veces mi desprecio a la vertiente más pretenciosa del gafapastismo, sobre todo en fotografía. Sin embargo, ahora reconozco que aplicaciones como Instagram no tienen la culpa del torrente de fotos sacadas a comidas y gatos. Viendo el estilo retro de muchas de las fotografías que vamos recopilando del colectivo, se entiende el porqué de su popularidad. Recrear el recuerdo mediante tonos sepia y bordes redondeados nos acerca un poco al pasado analógico del cuál apenas queda noción. 

10 de septiembre de 2013

Historia de un blog

Primer banner del blog. Guiños a Blade Runner, Ingmar Bergman, Winona Ryder, Stanley Kubrick y La Jetée

Peter O´Toole, Persona, Blade Runner, Stalker, Eliza Triana y Clint Eastwood destacaron en el segundo banner.

El próximo 18 de octubre se cumplirán cuatro años en que redactara la primera entrada de éste blog.

Hoy la entrada no existe. En aquellos días tenía la infantil pretensión de escribir un blog de cine, como si no faltarán en la inmensidad del internet. Sediento de Cine fue el primero de varios bautizos que duró entre octubre del 2009 hasta abril del 2011, abarcando más de 100 entradas. No tenía una línea a seguir en cuanto a sobre qué película reseñar. Primero quería ser como esos críticos que uno ven en las noticias o leen en los periódicos. Para ello uno fue creando el espacio y también buscar blogs de otros cinéfilos para comentar lo que escribían. Con la silenciosa pero presente promesa de devolver la visita y el comentario de forma recíproca.

Con el tiempo me di cuenta que no me era fácil seguir el camino de la llamada crítica de cine. Veía en los críticos a sueldo la obligación de ver una película mala a simple vista. Sea un periódico o un programa de TV no se le hace muy atractivo que el crítico al que se le paga escriba sólo lo que le guste ver. En caso de los críticos ad honorem que abundan en la blogosfera pasa una situación en la cual suele darse con los asalariados. Hay un constante afán de ir al mismo ritmo que ellos (en ir a ver todos los estrenos por ejemplo), en la que hay un encarnizado pulso de ver quien destroza mejor una película. Como si una crítica negativa nos colocara por encima del mismo cineasta, con reseñas y opiniones cargadas de revanchismo más que una crítica fundamentada.

Ya lo he escrito por acá. Si para mí hay una película o un cineasta que no valga la pena hablar bien, lo mejor es ignorarlo. No hay peor castigo para un artista que el olvido mismo. Así más o menos lo recalcaba en entradas como ésta. Por un tiempo seguí escribiendo sobre películas de mi interés, al igual que leyendo y contestando comentarios. Hasta que por una tonta epifanía luego de ver Barton Fink de los hermanos Coen me dio por rebautizar el blog a Un idiota con una underwood. No duró mucho así. En cuestión de meses lo cambiaría a No es un blog de crítica de cine, en el cual buscaba marcar tendencia contraria de escribir sobre cintas como se leen en muchos blogs peliculeros. Por ahí ya se comenzaban a ver entradas de más índole particular que cinéfilo.

Captura de la máquina de escribir de Barton Fink, con la que se montó el banner.


Para realizar este banner bastó una foto del Hubble con los colores invertidos, más el texto.

El blog pasaba los dos años desde su creación. Para entonces a finales de 2011 comenzaba a formar parte de una institución de mi comunidad, la cual abarcó mucho de mi tiempo. No así de mis ingresos económicos, lamentablemente. La creación de entradas bajó drásticamente. Por ahí intenté darle contenido a otro blog en el cual iba a tener contenido más personal, pero lo naufragué como iba naufragando éste mismo. Al final lo borré y decidí fusionar a ambos blogs, cambiando el dominio sedientodecine.blogspot.com a mlmc2038.blogspot.com. Así que desde julio del 2012 hasta el mes pasado el sitio quedó de nuevo rebautizado como mlmc2038, mi nombre en varias redes sociales como quien se llama Neo fuera de la matrix.

Hace varias semanas abandoné el trabajo que hacía de lleno en la institución antes mencionada. Lo que me ha dado chance para otros proyectos dentro y fuera de la red. En ésta última me ha dado por desempolvar el blog para intentar darle un nuevo aire. Si bien esta red social ya no tiene la misma influencia de hace varios años (manda Facebook de momento) quiero mantenerla ahí en buen estado, pero discreta. Para dar algo interesante que leer a quienes todavía llegan por acá. Hace bastantes días he andado leyendo entradas desde el génesis mismo del blog, lo que me ha permitido borrar etiquetas que no veo útiles. Además algunas entradas que dan más vergüenza ajena que el inglés de Ana Botella, la alcaldesa de Madrid.


Así damos comienzo a un nuevo cambio de era bloguera. Nueva etapa bautizada con el nombre una canción de Soda Stereo. No se garantiza que sea el último rename del blog, aunque esperemos que dure bastante. Hasta que una purga masiva como la de Megaupload afecte los vastos servidores de Google.

Una foto panorámica del cerro Los Cuarteles sirvió para encabezar el título de blog.

Su servidor subiendo la montaña que se ve arriba. Último banner de la etapa mlmc2038.

8 de agosto de 2013

Todos trabajan, todos juegan y todos batallan.

Imagen tomada de Mistura Urbana
All Work and All Play es un video que se ha difundido mucho este año por las redes sociales. Desconozco cuando se viralizó por internet. Lo encontré hace pocos meses al leer un día esta columna. Tiene un montaje vertiginoso, con icónicas imágenes de series de televisión, películas y eruditos de la tecnología donde explica la nueva tendencia de trabajo y vida; comparando en cómo era décadas atrás.

No remontamos casi medio siglo atrás a la generación denominada Baby Boomers, donde la forma de vida y trabajo era más rígida respecto a la actual. Con horarios y roles establecidos los cuales eran inalterables, dando estabilidad y alto grado de conformismo a una existencia prácticamente inalterable. En los ochentas y noventas fue el apogeo de la llamada Generación X, la gente entonces se torna más ambiciosa. El éxito radica en títulos universitarios y puestos ejecutivos de alta jerarquía, creando una encarnizada competencia que excede más allá del horario laboral. Los yuppies acumulaban incontables horas extras, aunque les importaban con tal de conseguir lo que quisieran.

El relevo generacional llega con la Generación Y. Son los nacidos a finales de los ochentas en adelante. Algunos tenemos noción de conectarnos a Internet mediante un ruidoso modem, haber recurrido a la Enciclopedia Encarta para hacer los trabajos del colegio antes que la Wikipedia, entre otras cosas que varían según la geografía. En el video All Work and All Play denomina a éste grupo de gente como Millennials. Explica que en esta generación existe una abierta tendencia en romper los patrones tradicionales de trabajo, donde suele mezclarse con la vida privada. No se rige por horarios de trabajo, sino por metas. Va muy amparado a la versatilidad que brinda las tecnologías de comunicación. El éxito radica en la satisfacción de hacer lo que se gusta y poder ganarse la vida con eso. Ser sus propios jefes teniendo control en el horario y lugar de trabajo.

Así como se explica resulta muy agradable. Sin embargo el video peca un poco de mostrar el lado bonito de ser emprendedor, sin mostrar algunos detalles importantes que conlleva vivir así. Como la disciplina de trabajo, cumplir objetivos, asumir responsabilidades, entre otras cosas. Algún comentario en Youtube hay quien le acusa de inculcar de manera solapada el capitalismo más salvaje. En palabras más suaves diría que se enfoca mucho en el estilo de vida norteamericano, el cual da por hecho en el resto de mundo es igual.

Personalmente me identifico mucho con el espíritu millennial en intentar ser alguien autónomo, tratando de vivir y ganarse el sustento como uno quiera. Creo también que no es exclusivo de una generación en particular, pues en toda época ha existido quien empieza a navegar a mar abierto con un bote pequeño al inicio. No comparto eso sí esa mentalidad un tanto pedante de ciertos millennials en creerse por encima de los demás, proclamándose conocedores de todo sin tener idea de nada en la práctica (pedrada al gafapastismo más narcisista). Así como no todos pensamos igual, lo mismo sucede en cómo queremos trabajar. Si nos sentimos más cómodos con una empresa establecida o si vamos por cuenta propia. Mientras uno haga lo que le gusta nadie termina siendo mejor o peor que otro. El ganar más dinero que el otro son parámetros superficiales inculcados por una materialista sociedad, que busca hacer sentir miserable a la mayoría. El éxito es relativo.

Y con esto termino de describir el agua tibia.


9 de junio de 2013

Limón, 2007.

Isla Uvita.
A una semana del asesinato de Jairo Mora abogo al escapismo en la galería fotográfica de un viaje que emprendí al Caribe hace seis años. Fotos de un Limón idílico e interesante, el cual me es difícil asociar como a una más provincia más de Costa Rica.

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A la provincia de Limón solo he viajado una vez en lo que tengo existiendo. De la zona Atlántica del país que emergen un incontable dial de noticias relacionadas con la criminalidad y el narcotráfico. Algo que los medios tradicionales ponen por encima de su vasto y húmedo tesoro verde. Ese fin de semana que pasé allá conocí la sombría autopista Braulio Carrillo, línea asfáltica que conecta el Valle Central y el Caribe en pocas horas entre la espesa selva del homónimo Parque Nacional. El paisaje cambia a campos más llanos, donde es son comunes el ganado, las inmensas plantaciones de piña y banano para exportación. Además de los vestigios de la abandonada línea ferroviaria, que durante casi un siglo fue la única vía de comunicación al puerto de Limón.

Una mayoría afroamericana, descendientes chinos, pañas (como se refieren a los blancos), entre otras etnias  conforman la multicultural ciudad portuaria de Limón. Lugar que gira alrededor de la actividad de sus muelles; que como el resto de la provincia posee un gran trasfondo histórico el cual es plasmado con folklore, nostalgia y denuncia social por parte de escritores como Anacristina Rossi, Carlos Luis Fallas, Quince Duncan o Joaquín Gutiérrez. Limón no es como cualquier lugar de Costa Rica, más anglo hablante que ninguna otra región del país. Tiene sus propias reglas y con ellas se pueden ganar fácilmente amigos o enemigos en un parpadeo.

El itinerario obliga a elegir la encrucijada entre el despoblado noreste, en el cual están los fascinantes manglares de Tortuguero en dirección a Nicaragua. O un sureste más heterogéneo de paisaje y población, que va en ruta hacia Panamá. Se escoge esta última opción y nadie de la excursión se arrepiente. Se siguen muchos kilómetros en línea recta hasta cruzar el Valle de la Estrella, con extensas hectáreas bananeras de las de que se describen descarnadamente en Mamita Yunai. Cerca de ahí se llega hacia la playa y el Parque Nacional Cahuita. La parada no es ahí, aunque igual se añora.

La vía asfaltada desaparece momentáneamente para adentrarse en el lastre. No hay drama salvo por un neumático ponchado que cobra factura por el camino, obligando una escala en Puerto Viejo que es una de las playas más reverenciadas del Caribe nacional. Más rural que la urbe portuaria, no deja de ser menos exótica. Lugar para cabañas vistosas de extranjeros y nacionales exiliados de la rutina. Se muestra apacible de día y sin misericordia de noche, al aparo ocasional del olor a marihuana.

El punto de ruta a llegar es a Gandoca. Reserva de vida silvestre cuya playa suelen desovar las tortugas. Es difícil llegar y fácil perderse, entre los caminos enlodados que colindan con algunas fincas bananeras. El campamento se levanta en un patio alquilado de una casa en el que se dormirá tranquilamente durante una noche. La mañana siguiente me levanto temprano junto con mi primo para intentar ver por primera vez el sol emerger desde el mar. No se notó mucho por lo nublado. Caminata de rigor a un par de kilómetros de arena; topándonos con pescadores locales, biólogos y voluntarios ecologistas. Hasta llegar a un bonito espejo de agua entre el manglar. Pronto es hora de irse, pero no a casa.

La frontera panameña no quedaba lejos de la reserva de Gandoca-Manzanillo, así que no perdimos la oportunidad de ir a conocerla. El río Sixaola es el primer punto limítrofe que separa Costa Rica y Panamá. Para cruzar la frontera hay que pasar por un centenario y destartalado puente, que data de la época del apogeo del poderoso enclave bananero de la United Fruit Company; empresa norteamericana que derrocó a más de un presidente costarricense. Nunca había estado en un lugar tan multicultural. En el lado panameño había un depósito libre conformado de comercios de propiedad china y gente de ascendencia árabe. Sumado a los habituales afro caribeños, pañas y bribris.

Era el momento de emprender el regreso, haciendo escala eso sí en la ciudad de Limón para almorzar. No nos quedamos lo suficiente como para conocer lugares legendarios como el edificio de la Black Star Line, pero si desde un malecón tuvimos chance de contemplar la isla Uvita. Lugar en el que erróneamente se cree que Cristóbal Colón desembarcó en su cuarta travesía al continente. Regresamos no por dónde venimos, sino por la ruta de Turrialba. Es más larga y antigua que la autopista Braulio Carrillo, pero cuando no hay prisa por llegar es ideal para ver cómo cambia el paisaje con cada kilómetro recorrido. De palmeras y bosque tropical, pasando por potreros ganaderos a cruzar cañaverales y cafetales. Luego la bruma característica de la provincia de Cartago se hace presente y en una hora se llega a casa.

27 de mayo de 2013

Noches que se escurren en trapos secos


La lobotomía de hoy no está en martillar el cráneo. Más bien está en enjaular el cerebro con los kilobytes descargados desde una red inalámbrica. Para que se comporte como un hámster dando vueltas sobre sí mismo horas y horas. El humano en cuestión intentará forzar bruscas actitudes de concentración al trabajo, que se borraran al momento en el que una notificación numérica emerge de la pestaña en el navegador.

Noches que empiezan entrando a una fantasía en la cual se adentra en las principales catedrales del fútbol recreadas por ingenieros gráficos. La última comida del día frente un tubo en línea, como los bulbos con imágenes que fascinaron a los abuelos. Libros empolvados quedan de lado a la infinita telaraña social. Un antro inmenso que apesta a chisme y narcisismo de gente que no se conoce o poco importa.

El día por más que se desea jamás es nuestro. La noche por lo tanto es una de las posesiones intangibles más apreciadas. La restregamos en material etílico, sueños  y placer.  Quien desperdicie tan preciadas horas despertará a la mañana siguiente una sensación peor que la más cruda resaca. Es el desagradable añejamiento mental por andar restregando trapos secos hasta llegar la madrugada. 

5 de mayo de 2013

Planetes



En el año 2075 el problema de la chatarra espacial tiene relevancia. Restos de satélites artificiales o cohetes en desuso andan flotando fuera de la atmósfera, los cuales son de peligro potencial para las naves y estaciones espaciales activas. Entre los complots e intrigas de la carrera espacial, un entrañable equipo de personas serán los encargados de llevar a cabo de de quitar toda la basura que orbita alrededor de La Tierra; a pesar de tener recursos y personal limitado.

Acabo de terminar de ver Planetes, serie anime de ciencia ficción inspirado en un manga homónimo que se difundió entre el 2003 y 2004. Consta de 26 episodios de alrededor de 25 minutos, los cuales relatan las correrías diarias de Hachimaki, Tanabe y sus compañeros de recolección de basura espacial. Formando parte de la escala más baja de una importante corporación, que junto con otras entidades planea un ambicioso viaje a Júpiter para explotar los recursos de sus lunas.

Al menos dentro de lo que he visto o leído sobre ciencia ficción, puedo afirmar que Planetes es una historia muy realista que puede vaticinar certeramente la cronología de la exploración  espacial. Como todo anime muestra en ocasiones personajes atolondrados, aunque no pierde ocasión en ahondar en ellos y en los dilemas éticos que conlleva destinar recursos para la exploración del espacio; mientras es lo contrario con la calidad de vida de la población de La Tierra. A diferencia del siglo XX la carrera espacial no tendrá motivación política, sino corporativa como bien muestra esta serie. Hoy lo vamos viendo con la virtual colonización de Marte, como el proyecto Mars One que busca financiarse de capital privado.

Buena opción para quienes tienen referencia a la ciencia ficción como algo donde cabe más la gente de carne y hueso que los superhéroes de historieta.


Actualización 13 de mayo, 2013.

Sobre Mars One últimamente van saliendo opiniones que cuestionan duramente al proyecto. Hoy me encontré esta nota y al parecer nos encontramos con una situación semejante al fenómeno viral de #KONY2012 de principios del año pasado. De momento en Marte debemos conformarnos con lo que nos aporte el Curiosity. 

12 de marzo de 2013

Historia universitaria x.


Estatuas del pretil de la UCR frente al edificio de Estudios Generales.

“A los universitarios nos da pena ir al hipódromo, pues hasta los caballos terminan su carrera"

 Woody Allen.

Ayer lunes 11 de marzo fue el inicio de una semana más de trabajo para un gran porcentaje de la humanidad, rural o urbana. Fue también el primer día de lectivo para varios miles de estudiantes empadronados en las diversas sedes de la Universidad de Costa Rica (UCR), siendo el recinto Rodrigo Facio la sede que alberga más de la mitad del estudiantado. Un lunes de marzo hace cuatro años este servidor fue uno de muchos primerizos universitarios que llegaban a las aulas a las 7:00 am de la mañana. De haber cumplido a cabalidad el programa de estudios hoy iría por el cuarto año de carrera. Así sería de no haber desertado hace ya dos años y medio.

A diferencia de la mayoría de gente que entra a la U, yo lo hice varios años después de haber salido del cole. Había hecho la prueba de admisión en la cual obtuve una nota relativamente baja que me permitió aún así quedar elegible, comencé a hacer los trámites no muy convencido exactamente de lo que quería cursar en la U. Al final lo dejé por cuestión socio-económica, combinada por una alta (des)motivación por parte del círculo familiar. Poco después de graduarme del colegio anduve primero como electricista durante pocos meses, oficio que aprendí en el cole del cual no tuve vocación. Terminé como informático y administrativo cerca de donde vivo, en la empresa maquiladora que fundó don Pepe Figueres en su finca de “La Lucha Sin Fin” en San Cristóbal Sur de Desamparados. La compañía donde trabajaba se ubica cerca de un río, en una hondonada rodeada de cipreses que en la mayor parte del año tiene un clima nublado y llovioso; aunque podía dar a menudo evocadores amaneceres y atardeceres bastante azules.

Era el entorno perfecto que muchos oficinistas fantasean en la ciudad. Viaje al trabajo sin presas, con un aire limpio y con el sonido de los pájaros junto con el del río a pocos metros de la oficina. Siendo una empresa afincada en un lugar rural no hay mucha distancia social entre el personal de las fábricas con el de las oficinas. Unos con otros habían distancias, pero jamás faltaba la cordialidad y complicidad. En una cuestión casi de familia, así era la mentalidad que había implantado don Pepe en estas montañas mucho antes de 1948. Sin embargo yo en poco tiempo llegué al tope dentro del rol que asumía en el departamento. A los dos años me sentía estancado, como obligado a calcar los días. Si habían desafíos u objetivos por cumplir, éstos quedaban continuamente retrasados por el rol de apagafuegos que constantemente los informáticos asumimos de forma imprevista.

La sensación de aislamiento con la gente de mi generación era creciente, en un trabajo con horario inflexible que en ocasiones abarcaba la semana entera. No daba mucha libertad para ira viajes o veladas que se organizaban. Veía entonces a algunos amigos y  conocidos que, aún absortos en sus carreras universitarias tenían un respiro de un mes a mitad de año; más los casi tres meses de época seca en la que podían trabajar en otra cosa temporalmente o descansar completamente de la U (salvo los que llevan cursos de verano). Por ahí entonces el gen de realizador visual se iba fortaleciendo gracias a la cámara portátil que compré con mi primer aguinaldo, la cual no dejaba de utilizar ni para tomar fotos o grabar video. Decidí entonces en hacer el proceso de admisión para poder cursar en la Escuela de las Ciencias de Comunicación Colectiva (ECCC), así mediante ese portillo académico intentaría a largo plazo poder encontrar algún trabajo en el campo.

Carnet A93…

Dejé mi trabajo de informático luego tres años de ejercerlo, saliendo en buenos términos y sin ningún conflicto o drama de por medio. Posiblemente por comunicarlo con bastante anticipación. Había aprobado el examen de admisión con una nota de casi 200 puntos más que la primera vez que lo hice, pero insuficiente para ingresar directo a la ECCC que año tras año aumenta el corte. Con las materias de Estudios Generales cursadas con anterioridad en la UNED quedé empadronado en Ciencias Sociales, pero en Historia. Carrera que hubiera cursado con gusto apenas hubiera terminado el cole, pero que no me hacía gracia llevar salvo en algunos cursos convalidables con ECCC.

Llegue a mi primer día de clases luego de viajar un par de horas en el bus, para llegar a un aula en la Facultad de Ciencias Económicas donde tenía el curso de Introducción a la Economía. A pesar que al final del semestre lo reprobé, me pareció un curso bastante interesante;  a pesar de las cuestiones que no comparto del todo. Tiene detalles que al menos en mi se aplicarían un poco a futuro en lo que me dedicaría después. Historia en tanto me agobiaría por la cantidad bestial de lecturas en fotocopias asignadas cada semana. En el papel finalmente yo era universitario, pero en el fondo no estaba tan convencido y no me daría cuenta hasta después.

Video realizado para el taller literario que llevé en el II Semestre del 2009.


Mi fracaso como universitario radica en no solo en lo fastidioso de los trámites burocráticos, el escaso interés en las clases (no todas), el costo económico y mental que salía viajar cuatro horas en bus; tres o cuatro días a la semana. Pero la cuestión que pesó más en mi deserción fue entrar a la U con la película contada. No dudo que las universidades son centros de diversidad de pensamiento, que permiten ampliar la visión de mundo de su alumnado. No obstante con todo el respeto que merecen los universitarios, uno comienza a entender al mundo cuando se tira en él a atrapar su primer trabajo para poder subsistir.

Durante el 2007 fui muy activo en la lucha contra el TLC entre Costa Rica y EE.UU. Mi patrón entonces era uno de los cabecillas del movimiento. Aquel domingo 7 de octubre del 2007 muchos pusimos bastante carne en el asador, la cual se terminó por quemar. La mayoría pudo superar el resultado, pero yo no asimilaría rápidamente. Así que en el 2009 lejos de entrar a la UCR como el ingenuo o idealista universitario que quiere salvar al mundo, ingresé a la universidad con mucho sentimiento de desencanto. Pesimista y fastidiado ante tanto discurso y textos que no me servirían para nada, junto con mentalidades y formas de ser que continuamente se contradecían. Como estudiante de Ciencias Sociales resulté bastante reaccionario, como ahí dicen.

Desertor.

La idea era llevar Historia con la esperanza de aumentar el corte a la carrera deseada, pero no lo logré por falta de disciplina académica. Nunca entendí cómo funcionaba el citado en APA y no tuve remordimiento en desertar cursos, aunque si un poco si en ellos habían tareas grupales de semestre. Posiblemente fue lo mejor no entrar a la ECCC; con una personalidad un tanto ermitaña no compenetraría con algo que constantemente necesita de relaciones humanas. Intenté luego en el INA un par de veces sin éxito. No vendería un riñón para pagar la carrera de Cine y TV en la Veritas, si al final seguiría dudando de lo que seguiría después. Ahora voy más a la imagen fija, que a cuenta gotas me ha dejado me ha dejado algún billete en la zona donde vivo. Luego me enrolaría con la micro-financiera de mi comunidad, la cual he ayudado a dar crecimiento y proyección con mucho por hacer todavía.

Año y medio duró mi aventura universitaria, la cual llevaría como doce cursos. Aprobando un tercio de ellos, reprobando otro y desertando el restante. Por el edificio de sociales anduve bastante, también en económicas que fue un lugar atípico para llevar un taller literario y en el laberinto que es el edificio de la Facultad de Letras me perdí más de una vez. A pesar de todo valoro sinceramente los tres semestres que estuve en la UCR. En ciertas cosas fue muy enriquecedor aunque no tenga ningún cartón que lo haga constatar. La experiencia en la universidad me puso en perspectiva mucho de lo que quiero (y de cómo lo quiero) en la existencia.

Hoy si bien me dedico mucho a actividades muy opuestas a las que tenía planeadas cuando ingresé a la UCR, a la fecha no he descartado nada. Tengo fe de complementar ambas cosas. Voy sacándole jugo a la tecnología, la información y el aprendizaje que ahora está más accesible. Ahora tengo mucha libertad en lo que estoy haciendo, como de sacar una mañana entera en pendientes de oficina, como al día siguiente puedo trabajar un poco la media hectárea de café que voy a heredar para hacerla más productiva. Posiblemente eso es lo que aspiraba realmente cuando dejé mi trabajo como informático; flexibilidad de horario y trabajo, aunque suele ser más agotador si es uno el encargado de llevar la iniciativa.

En las esporádicas veces que voy a San José siempre que puedo vuelvo a darme una vuelta a la sede Rodrigo Facio en San Pedro de Montes de Oca, con la esperanza de toparme y saludar a la gente del pueblo que estudia ahí; como a las pocas personas que socialicé cuando iba a clases. Con todo lo anterior no es la intención motivar a una deserción masiva de las universidades públicas como la UCR. Mi caso lo considero muy particular. Pienso que los estudios formales son un camino importante en el proyecto de vida de muchos, aunque se debe entender que no garantiza el futuro. A esto va a quienes apuestan por las universidades privadas, en especial las que prácticamente consisten en garajes encabezados por rectores charlatanes que les interesa lucrar sin educar. Aprendan solos o encomienden su educación a los que si tiene vocación de impartirla.

3 de marzo de 2013

Amargas repelas

Siembra de café con el cerro Los Cuarteles al fondo.
Repela: Última etapa de la recolección del grano del café, la cual abarca en ciertas regiones de Costa Rica en los meses de febrero a marzo.

Mucho rato tenía el blog echando polvo. No por apatía ante el escaso "rating" que muchos se esmeran por subir, sino por el trabajo estacionario de la época. Los meses de diciembre a febrero no solo abarca el invierno en el hemisferio norte y el verano en el sur, en el trópico es la época seca en la cual conforman días soleados y ventosos en donde se cosecha mucho del café que se consume en el mundo. Para los que recogemos el grano es la época que se trabaja el triple, pues no se debe descuidar las otras obligaciones que dan de comer fuera del ámbito agrícola. Así que el poco tiempo libre existente más vale ser aprovechado en lo que disfrutar se refiere.

Hace poco escribí algo en mi Facebook, recapitulando la irregular cosecha de este año y la vida rural en general; el cual tuvo una acogida interesante entre mis contactos. El texto va más para mis paisanos y no tiene el propósito de hacer sentir mal al que viva en mejor situación, pues éste servidor ya va entendiendo que nada productivo se obtiene en irradiar culpabilidad a los demás. Se trata más bien en ayudar a ampliar la idea de mundo de un caficultor del trópico al consumidor que saborea su humeante taza en los cafés de Madrid, Buenos Aires y el resto del mundo donde llegan bolsitas de grano molido con el nombre de un país centroamericano.

Hace años creía que tener tierra en el campo era un impedimento para desarrollo personal, en cuanto a la tendencia de que se debe emigrar del área rural a la ciudad para encontrar un mejor futuro (económico y académico) en la ciudad porque trabajar la tierra no es rentable. Cada día sin embargo me estoy convenciendo que trabajar un campo que se va a heredar, lejos de ser una carga que obstaculice oficios o aprendizajes, más bien es una gran fortuna por el simple hecho en recibir un pedazo de planeta Tierra. Un lujo que muchos no tienen del cual hay que ser responsables por el uso que le demos. Para hacerlo fértil y apto para la vida orgánica que nos permita beneficiarnos sin perturbar el medio, o convertirlo en un pedo de cemento estéril para venderlo al mejor comprador en un afán material y cortoplacista.


En estos días va finalizando la temporada cafetalera, de las más duras que recuerde en mi corta existencia. Como si la situación por el mal precio del grano no fuera la única, el brote del hongo de la roya ha sido el golpe de gracia para un año malo en producción cafetera. No queda más que apretarse el cinturón un poco, prever y desarrollar alternativas para no depender exclusivamente del café como única actividad económica. Nada se logra por tener el mal gusto en bromear ante una eventual escases de bolsas de café en los supermercados. Tampoco se vale presumir de caficultores solo en el fin de semana que dura la Feria del Café en el pueblo. Únicamente queda aguantar la marejada de la crisis, sin importar que en un mundo paralelo chiquillos de mami y papi despreocupados se saquen fotos con su exclusivo café de Starbucks.
Frailes de Desamparados, 18 de febrero del 2013.