30 de mayo de 2011

Cómo vetarse en un festival de cine

(Imagen tomada del blog de José Barriga)

Quiero que siempre se hable de Dalí, aunque sea bien.
Salvador Dalí

Hay cineastas que se sienten amenazados del olvido en vida. Tan embelesados están con la fama, que al saborearla por primera vez siendo realizadores jóvenes y desconocidos con talento es difícil soltar el fugaz confite de la celebridad. No importa que sus películas peregrinen por todo el mundo, ganando reconocimientos de la mano en que se traducen los subtítulos. El ego sube como la gasolina de la mano con la calidad (no siempre). Pero tan obsesionados están que todo mundo hable y se centre en ellos, que es importante valerse de la creatividad para no dejar escapar los flashes de las cámaras.

Es curioso que el director que hizo la película ganadora de este año sea de los que buscan pasar desapercibidos. Son contadas las fotos que muestra el buscador de Google con la cara de Terrence Malick, incluso en el 1998 cuando estuvo para el Oscar la TV solo mostró una silla vacía con el nombre del director. Mirando el lado opuesto acá muestro una especie de decálogo con el que Lars von Trier le permitió ganar la Palma Non-Grata del Festival de Cine en Cannes 2011. Tomen nota si a futuro comparten la obsesión de éste modesto cineasta danés.

1 – Quedar en lista negra en un certamen tan prestigioso como el de Cannes no es un logro que se consiga de la noche a la mañana. Como los agricultores hay que preparar el terreno para sembrar y ver la cosecha a largo plazo. La disciplina en Cannes no es tan rígida como la Academia Hollywoodense, políticamente correcta según los índices de audiencia o a la guerra que se pelee de turno. Hay mucha libertad en quejarse del Jurado por injusticias y favoritismos, con el mismo tono en que José Mourinho se apaña con el árbitro, con el Barcelona y la conspiración judío-masónica cada vez que pierde un partido. Debe ser costumbre en cada año en el que se participe.

2 - La excentricidad es un punto a favor que llene el currículo entre críticos y cinéfilos curiosos. Decir que tenemos pavor a los aviones es un ejemplo eficaz, lo cual nos obligue a recurrir a las técnicas de Los Magníficos (A-Team) para sedarnos como a Mario Barakus (Mr. T) cuando tengamos que salir del país en avión. La depresión, el miedo a los doctores y demás fobias inventadas podrán darnos una imagen ideal cuando recurramos a la lástima. Entre más raros mejor.

3 – No ayuda criticar la industria de Hollywood en las conferencias de prensa del festival, lo mismo que abuchear a los blockbusters que van a Cannes para estrenarse fuera de competencia. Es algo que se da por default entre todos los realizadores que llegan, en mayor o menor medida. El desprecio al barrio californiano resulta más que obvio al valorar más la producción de famélicos vampiros corta venas, que la recreación del drama existencial de los refugiados de Kurdistán. Si no quiere cerrarse las puertas antes de tiempo, por favor no llegar a los extremos en este punto. Nada más adecuado que la fría indiferencia. Evita enemigos innecesarios.

4 – Algo que ayuda a crecentar el autoestima (llámese también ego) y alguno que otro importante alago, es creerse el fundador de un vanguardista movimiento cinematográfico. Para eso nada mejor que otros cineastas acólitos sirvan de apóstoles en un manifiesto escrito a todas luces, sin importar que el propio fundador del llamado Dogma 95 sea a la vez Judas que se dejó comprar por su propio capricho. Tal hipocresía a la larga no importará en la reputación de su cabecilla, siempre encontrará quien le rinda culto aunque luego de la espalda a sus seguidores y los haga ver como idiotas sin personalidad artística.

6 – Nadie se salva de abucheadas ni silbidos, así que cuando llegue el momento tacos de frente contra la repentina impopularidad. Pese al fracaso algo que puede mantener nuestro status es sentirnos triunfadores morales del festival, o bien auto proclamarnos como el mejor cineasta del mundo. Pero cuidado, esto ya va siendo una actitud inmadura. Por lo mismo no esperes tener la misma reverencia y culto por todos en adelante, sumas puntos como bad boy cual Beckham mohicano.

7 – Otra cosa que nos ensalza entre las vulgares propuestas cinematográficas, es dedicar de forma póstuma a realizadores avangard como Andrei Tarkovsky en los créditos finales de nuestras películas. Pues somos los únicos herederos y entendedores de la compleja sensibilidad artística de cineastas de la talla de Bergman o Antonioni. Nuestro circo de focas que son los críticos y cinéfilos acólitos aplaudirán a rabiar.

8 – Si los puntos anteriores ya van perdiendo efecto habrá que emplear acciones más peliagudas. La prensa estará bien atónica si hablas de algún genocida como un viejo amigo de infancia, incomprendido Hitler cual artista frustrado que a la larga pudo ser crítico de arte. Prefirió ser dictador y el resto de la historia ya la sabemos. En este caso en particular debemos entender que hablar mal del enemigo que persiguió a los hoy todo poderosos gremios hebreos es algo que hay que pagar, aunque fuera broma. Algunos como Woody Allen les importarán un comino esas convicciones y una que otro judío será pobre y despreocupado (algo tan raro como los eclipses). Pero si queremos estar en boca de todos (y de paso ganarnos enemigos de por vida) no está de más hablar bien del doble de Chaplin. A la de menos Mel Gibson te invite a una borrachera en su paradisiaca playa costarricense.

9 – Si tu objetivo se cumplió con el punto anterior, no debes seguir leyendo este. Si aún te duele la nalgueada que te dio tu papá pídele disculpas a él y a tus hermanos, pero no esperes que te quiten el castigo.

27 de mayo de 2011

Un domingo (o sábado) cualquiera

Hoy ando futbolero. Dado que el campeonato costarricense es una completa verguenza, las ligas europeas son mi deleite culpable el cual suelo darme sin que me roben espacio a asuntos más primordiales. En las últimas semanas ha habido mucho ruido por la seguidilla de partidos entre el Barca y Madrid; ganando atención dentro y fuera de la cancha, lo que ya ha llegado a irritar un poco. En pantalla grande ha habido bastantes títulos referentes al futbol y a los deportes en general. La gran mayoría eso sí resultan fantasiosos y escapistas como se ve en las secuelas de Goal donde el telenovelero Kuno Becker juega y gana siempre en el último minuto, tanto en la Premier Inglesa como con los Galácticos del Real Madrid. Pero voy a referirme a una película reciente que ha pasado algo desapercibida, pues al menos en Costa Rica no se llegó a estrenar (porqué no me extraña).

Hace poco vi en diferido El Discurso del Rey, buena cinta pero nada del otro mundo. Es lo que Hollywood premia siempre haciendo de lado a títulos con más pretensión artística por lo políticamente correcto. Su realizador Tom Hooper hizo un año antes The Damned United, una película que hace crónica del legendario y mediático entrenador inglés Brian Clough en un periodo de seis años en donde entrenó al Derby County y el Leeds United entre 1968 a 1974. En esos años el modesto Derby jugaba en la segunda división, pero de la mano de Clough ascendió a primera para arrebatarle el título de liguero al Leeds; que en ese entonces era el mejor equipo británico. Hoy el Leeds al igual que el Derby están relegados a la segunda división inglesa, añorando los años de copas ganadas en el viejo Wembley y el deseo de codearse de nuevo con los tradicionales de hoy como Manchester United, Chelsea, Liverpool o Arsenal.

The Damned United (2009) da una imagen muy real de lo que es el futbol dentro y fuera de la cancha. Va más en el conflicto personal de Brian Clough, sus obsesiones con el Leeds United y rivalidad con el entrenador Don Revie. De manera documental también está película se apoya en interesantes imágenes de archivo, quizá para guiar un poco a los que no hilamos tanto en la historia del futbol. Es una buena recomendación para ver dentro de un campo que suele ser complaciente y fantasioso con la imaginación del espectador.

Más de uno se la recomendaría a José Mourinho, el prepotente y egocéntrico entrenador del Real Madrid. Así de paso se modera al hablar y entienda que en el futbol no todo es ganar o provocar al contrario. Si no lo pueden hacer tragar sus palabras de una u otra forma.
Sobre Brian Clough
Como futbolista tuvo éxito relativo aunque se le recuerda más por sus logros como entrenador. Ayudaría al Derby County ganar su primera liga inglesa al tercer año de haber ascendido a la máxima categoría. Pero las conflictivas relaciones que mantenía con la dirigencia hicieron que se alejara del equipo. En 1974 se hizo cargo de su archirrival Leeds United, ya que Don Revie fue asignado como entrenador de la selección inglesa. Clough fue despedido por la mala relación con los jugadores y un desastroso inicio de temporada con solo 44 días en el puesto. Tras reconciliarse con su asistente Peter Taylor, en 1975 se haría cargo del Nottingham Forest un equipo de Segunda División al que no solo ascendería a la primera. Ganaría por dos años seguidos la Copa de Europa (hoy Champios League) en 1979-80.

Los setentas y ochentas fueron años de gloria no solo para Brian Clough y su equipo, sino para el futbol inglés en general que dominaba en la Copa Europa durante esos años. Pero el éxito vendría acompañado con el hooliganismo y la violencia en los estadios, derivados en cierta manera de las impopulares políticas de Margaret Thatcher; de las que Clough fue adverso activista. Las tragedias en los estadios de Heysel (1985) y Hillsborough (1989) marcarían un antes y después en el futbol inglés. Los equipos ingleses serían vetados de la Copa de Europa por varios años, lo que obligó a aplicar políticas de seguridad en los estadios. El Nottingham Forest y Brian Clough fueron viniendo a menos, hasta que en 1993 descendieron de la máxima categoría inglesa. Fue la última temporada como entrenador de Brian Clough, moriría en el 2004.

22 de mayo de 2011

Altas expectativas con El Árbol de la Vida


Acabo de enterarme que The Tree of Life (2011), película que ando esperando desde hace casi un año acaba de ganar la Palma de Oro en Cannes. Va ganando puntos dentro de los ámbitos de premios y con suerte mercadotécnios. Pero los dos minutos del avance dan idea de una película llena de existencialismo con una soberbia carga visual. Esa es la constante del llamado Salinger del cine, que es Terrence Malick. No es muy correcto hablar bien o mal de un película si no se ha visto, pero este avance promete. Ojalá no tenga que esperar mucho para que llegue a los cines.

19 de mayo de 2011

¡Alto!

Acá termina el mayo violento, antes que se le pase la mano con alguien.

18 de mayo de 2011

Ciudad de pobres corazones




Si hay una canción (y a su vez un disco) que refleje un completo odio y resentimiento a la humanidad ese es Ciudad de Pobres Corazones: el rosarino Fito Páez en sus horas más bajas. Pero antes de escucharla en boca de Fito, la encontré primero en esta memorable escena de El Lado Oscuro del Corazón (1992). Igual de hilarante que el resto de la película.

Acá el video original de la canción en boca de Fito Páez, muy carcomido por momento.

17 de mayo de 2011

Una de Coppola

"No se puede ser artista y vivir tranquilo"

15 de mayo de 2011

Once Upon a Time in México



"Hace 10 años hice La Ley de Herodes, porque creía que el país estaba muy mal, que no podía estar peor. Pero, ahora veo que estamos peor que antes y, por eso, tuve la necesidad de contar esta historia y llamar la atención, sobre todo de los jóvenes, de lo que está pasando"(1)

Luis Estrada, director mexicano.

Si quieren encontrar una imagen realista de lo que pasa en México, no vista en las narco-novelas que llenan el dial televisivo, les recomiendo ver El Infierno (2010). Antes vimos a Damian Alcázar enredarse en la corrupción política y engordarse con las contradicciones del capitalismo. Ahora lo vemos en el violento mundo de las guerras del narco, que mantienen sitiados a los mexicanos y corrompiendo a sus autoridades. La verdad se oyen cosas tan horribles que sería exceder el morbo detallarlas. Es una amenaza que no respeta fronteras, combatida con la misma medicina que la alimenta.

¿Luz al final del túnel?

Winter's Bone


En una entrada anterior me referí a una película de Robert Redford ambientada en una idílica pradera bastante opuesta al invierno en el que está Winter´s Bone (2010), un cuadro miserable y decadente de los pueblos rurales norteamericanos. Lugares habitados en su mayoría por rednecks desconfiados y mal encarados que no dudan en armar bronca con propios y extraños. Los cuales atenten contra su fotocopiada rutina, su presbiluteranismo santulón y el patriotismo beligerante del que son inculcados. Dentro de ese ambiente las jerarquías patriarcales marcan raya a golpe de hierro o puño. Personajes como Ree buscan sobrevivir y salir de sus problemas hasta las últimas consecuencias, sin importar que atente contra ese orden establecido por culpa de una paternidad irresponsable.
Otra cara del sueño americano hecho pesadilla entre sus propios habitantes.

14 de mayo de 2011

Ojo por ojo

... y el mundo se queda tuerto.

13 de mayo de 2011

Pueblo chico, infierno grande...


Sería alejado de la realidad idealizar los pueblos rurales como la idílica Comarca en donde los hobbits de Tolkien toman cerveza y fuman tabaco sin preocupación. Tampoco sería justo volcarse a lo opuesto y creer que toda gente de pueblo es ignorante, conformista y con la única ambición de endeudarse para comprar una motocicleta o cuadriciclo. Así entonces presumir a sus vecinos entre llantas arriba y arrancones escuchados a más de un kilometro a la redonda, para mostrar lo “cargas” que somos por montar una domada bestia mecánica. Soy de un área rural y creo que ambas imágenes existen. Encuentro ahí una dualidad que incomoda o relaja según la hora del día o donde se camine, con la seguridad de no encontrarse peligro… por ahora.
Perros de Paja (1971) es una cinta que acaba cualquier imagen pregonada por folletos de turismo. Una pareja citadina se pasa a vivir a un pueblo para alejarse de los peligros de la ciudad, lo que no cuentan es que más allá de la apacible tranquilidad rural hay muchos detalles complejos. Los cuales hacen que la gente de la ciudad no se diferencie de la de pueblo (y viceversa). Hay otra cinta más reciente con un tema parecido llamada Bosque de Sombras (2007), ambientada en un región Vasca de España poco después de la muerte de Franco. En ambas historias hay desconfianza a los nuevos residentes. Miedo y a la vez acoso. A quién no le ha pasado más de una vez que siendo forastero en un bar, toda la plebe presente se queda viendo cada movimiento que haces. En la periferia del fisgoneo si das la mano puede que más de uno tomes más allá del codo y se aproveche de la cordialidad.

Así le pasa al personaje de Dustin Hoffman, que en Perros de Paja es un dubitativo matemático intimidado tanto por el pueblo como por su esposa. Al ver en el peligro que lo rodea, va mutando peligrosamente en un ser bestial como los que atentan contra él. Gente enardecida por pleitos de cantina, que buscan descargar violencia con lo primero que tenga de frente. No es conclusión agradable, pero pasa aún en los rincones más tranquilos. Para sobrevivir al salvajismo hay que ser igual de salvaje cuando se tiene de frente a individuos de corazón caliente y no de mente fría. Ante la fuerza bruta no hay justicia que valga.

Hace unas semanas vi La Jauría Humana (1966) de Arthur Penn, otro relato de pueblos miserables en su moral y vida pública. Es fácil señalar con el dedo, tirar la piedra y esconder la mano. Mirar raro al que se viste diferente y chismorrear a la espalda de los demás. Irse a refugiar en la iglesia para ocultar las maldades con máscaras de rectitud, donde más de un cura se cree alcalde y mediador de todos los asuntos que pasan en su parroquia. Es posible que estas odiosas costumbres se den cuando una villa idílica está a medio camino de ser ciudad, donde todo pasa del escándalo a la indiferencia.

9 de mayo de 2011

El día en que Henry Fonda fue el malo

Alerta de Spoilers

Se oyen disparos afuera y un niño pelirrojo corre a la puerta de su casa, cargando una botella de whisky. Se detiene al golpe estridente de una guitarra eléctrica, que comienza a sonar junto a una armónica delirante. Padre y hermanos muertos por el tiroteo. Ve entre la maleza a cinco gigantescos hombres caminar hacia él, con ropas empolvadas y sombreros calcinados por el sol. A pocos pasos del niño la cámara se enfoca en la espalda del líder de los cinco hombres. Se mueve hasta mostrar un rostro con ojos azules, bronceado y sin piedad mirando con el mayor de los desprecios al asustado pelirrojo. No es Klaus Kinski, ese alemán loco y célebre por su villanía dentro y fuera de cámaras. El autor de la masacre no es otro que Henry Fonda.

Ya me he referido anteriormente a la participación de éste gran actor norteamericano, popular y recordado por el idealismo de sus personajes, el cual es abruptamente interrumpido por su actuación en “Erase una vez en el Oeste”. El cuarto western de Sergio Leone. Hoy quiero darme la libertad de detallar más este cambio tan drástico, que sorprendió desde el momento en que Frank enfundó su arma para disparar al indefenso chiquillo. Henry Fonda finalmente se había desmitificado, quizá pues ya no era época de idealismos que unieran a su país. Era en cambio momento de reflejar todo su nihilismo en la infame villanía que rodea a Frank, su personaje.

Eso no sería todo. Secuencias en flashback muestran al personaje de Fonda más joven, pero con un rostro tan lleno de maldad que llega a asustar. Recuerda a esa demente mirada que hace Anthony Perkins en la Psicosis de Hitchcock. Todas esas sensaciones tienen su climax en el memorable duelo face-to-face que tiene con Harmonica, un épico Charles Bronson haciéndole la contra en su rol de héroe ambiguo.

Por los suelos quedan los buenos sentimientos de otras apariciones como Las Uvas de la Ira, Incidente en Ox-bow, Doce Hombres en Pugna o Punto Límite; donde interpreta al presidente de los EE.UU. al borde de una guerra nuclear. Sensaciones encontradas despiertan su actuación como Frank, que perturba y fascina por mostrar algo tan opuesto a lo que representó fuera de cámaras. Es tal vez lo que aumenta su leyenda como actor, en arriesgarse a mostrar en Cinemascope un lado oscuro el cual haría que a muchos ya no le miraran igual.

7 de mayo de 2011

Apocalypto Now

No sé mucho de la Historia en su estudio minucioso y exhaustivo, el cual hizo que desertara de la carrera en mi infructuoso plan de entrar en la Escuela de Comunicación Colectiva en la UCR. Solo tengo la idea general en que una civilización o imperio llámese Romano, Inca, Británico, EE. UU. , U.R.S.S. o Republica Popular China tendrán muchos de años de prosperidad y crecimiento. Pero cuando la curva comience a bajar llegarán a tal grado de decadencia humana, que apenas serán sombras de las ruinas de algo que fue grande. Los mayas no llegaron a salvarse de esto, el látigo en forma de cruz del misionero español fue el golpe de gracia para algo fascinante que comenzaba a pudrirse desde adentro.

4 de mayo de 2011

Grupos salvajes

En 1969 Sam Peckimpah escandalizó a la audiencia y crítica de cine con una película de exageradamente violenta para esos días. Grupo Salvaje (The Wild Bunch) trata de unos sanguinarios pistoleros en decadencia, que tras fracasos y en busca de dar un último golpe poco a poco se humanizan frente al espectador. Fue el apogeo del llamado Western Crepuscular, ya que al ver a íconos como John Wayne entrar en arrugas y a John Ford ir entre el pesimismo o el alcohol, las películas de vaqueros fueron por tendencias menos obvias para ir por otras más ambiguas y sinceras.

A esto hago introducción a un par de películas que vi recientemente. Parecerán no estar a la altura de la de Peckimpah, pero tienen semejanzas y sentimientos en común.

Mexicanos en Irak

Este año se estrenó la comedia mexicana Salvando al Soldado Pérez. Es parodia de los bajos mundos del narco, aún por tener malos actores telenoveleros y cierta tendencia al caricaturismo propio de una película como Machete. Pese a sus defectos, esta película se encamina por algo más humano que banal. Un poderoso narcotraficante busca el perdón de su madre, que para eso le pide encontrar a su hermano menor el cual está perdido en Irak combatiendo con los marines norteamericanos. Igual como en la película de Spielberg. Julián Pérez, el narco en cuestión se acompañará de un pintoresco y experimentado grupo en tierra ajena, el cual tratará de encontrar a su hermano Juan con todos los medios que tenga a mano.

Por ratos es exagerada, pero se va compensando con el humanismo de personajes aparentemente fuertes en su búsqueda de redención. Sensación alimentada con varias escenas de flashback. Su objetivo es entretener, aunque no oculta toques de sinceridad.

Erase una vez en Almería

Carlos es niño se escapa de sus vacaciones para ir al desierto de Tabernas, que espera encontrarse con su abuelo Julián y saber de la muerte de su padre. El viejo en otros tiempos fue un renombrado doble de riesgo, el cual formó parte en la realización tanto en películas de vaqueros como bélicas. En compañía de un grupo de marginados personajes, se ganan la vida montando shows a turistas en un ficticio pueblo del oeste en Almería; que en otros tiempos fue locación para los spaghettis westerns.

El bilbaíno Alex de la Iglesia es el realizador de 800 Balas, que como el resto de sus películas no se guarda la violencia, la extravagancia y el humor negro. Un tributo a los spaghettis westerns y en especial a la figura crepuscular del abuelo del niño. Un hombre que divaga entre la culpa y un pasado glorioso como doble de riesgo para estrellas de la talla de Clint Eastwood.

3 de mayo de 2011

Sobre el nuevo título del blog



Con la pausa que di al principio de año pensaba dar un cambio más notorio a la página, tanto en contenido como en apariencia. No pasó mayor cosa, aunque si hay diferencia en el estilo de las entradas de un año a hoy. Hace poco vi por segunda vez Barton Fink de los hermanos Coen, un personaje con una situación semejante a la mía. Con esta nueva apariencia quiero hacerla parte en la nueva mutación del blog.

Barton Fink me dejó con la mente en blanco la primera vez que la vi. Esta segunda tanda me dejó bastante para divagar. En Wikipedia el artículo dedicado a la película es considerablemente extenso. Aún para un adicto wikipédico como yo, que pasa horas leyendo reseñas de películas, actores y realizadores (en español o en inglés) no ha encontrado un artículo tan minucioso y elaborado como el dedicado para Barton Fink.

Es más compleja de lo que parece, va pidiendo al cerebro sin querer que trabaje más para digerir sus imágenes, diálogos, sonidos y silencios. Parece simple y sin trascendencia en su portada, pero está nutrida de numerosos elementos y referencias visuales que da para rato comenzar a enumerarlos. Barton Fink el personaje, es un escritor comprometido con la calidad y el mensaje de su obra. Exitoso en mecanografiando obras de teatro, por sugerencia de su agente cambia Broadway por Hollywood. Un cambio que le depara muchas dudas al encontrarse en el mundillo despampanante de los poderosos magnates del cine de los años cuarentas como Louis B. Mayer y Jack Warner; del cual alguna vez se refirió a escritores como Barton Fink como “idiotas con Underwoods”.

Antes de que los guionistas, escritores, periodistas o blogueros de hoy nos dedicáramos a escribir cómodamente en laptops o computadoras portátiles; los escritores de la época de Fink empleaban (incluso varias décadas después) las a ahora obsoletas máquinas de escribir. Underwood era una marca como decir hoy Compaq (la que uso), HP o Mac. Barton Fink en la película tiene y usa una máquina de escribir Underwood.

Aún con el potencial creativo, el nuevo ambiente y la búsqueda del llamado “hombre común” despiertan un bloqueo creativo en Barton Fink. El cual leja imposibilitado de escribir el guión de una intrascendente peliculilla Clase B sobre lucha libre, financiada por su patrón y pez gordo de Hollywood Jack Lipnick. No quiero prolongar más esta página un fábrica de bostezos que va pareciendo no ir a ninguna parte. Quien tiene o haya tenido muchos pensamientos sueltos en la cabeza y los ha querido traducir en letras, alguna vez (aún si fue una en un principio) tuvo la sensación de tener la cabeza tan embotada; que no encontraba ni puta idea sobre qué escribir. El síndrome de la hoja en blanco como llaman algunos, ahí donde gira Barton Fink.

No me siento en posición para elevarme al nivel de Barton Fink, como para compararme con él. A eso el tiempo juzgará si mis letras evolucionan y trascienden a futuro, o si no vuelva a convertirme en oficinista anclado de por vida dentro de un cubículo. Como una persona normal y respetada por el status quo social que se nos martilla de pequeños (si estoy muy borracho prefiero tirarme de un puente primero). El punto es que yo no quiero estancarme con la misma mierda de dos años atrás. Con algo más surtido en contenido hoy puedo componer letras mejor destiladas que el guaro de contrabando. Y así como Barton, romper la presa que bloquea los ríos de tinta que hay en nuestra cabeza.

Siempre habrá algo que contar. Por eso y para enriquecernos buscaremos letras ajenas más raras, exquisitas y pulidas para leer, que los falsos Best Sellers que muchos devoramos en un comienzo.

Me atengo a las consecuencias.