23 de diciembre de 2013

En el Festival Siembra y Lucha 2013

Foto Marco Méndez
Tuve la oportunodad de trabajar para el Festival Siembra y Lucha hace dos semanas. Se trató del fin de semana más metalero del año en el país. Tres días de buena música metal los cuales atraerían a gente proveniente de toda Centroamérica para presenciar conciertos de gran nivel. Por localía los ticos seríamos la mayoría presente a presenciar los chivos en la verde e idílica finca de don José Figueres La Lucha Sin Fin, conocida simplemente como “La Lucha” en San Cristóbal Sur de Desamparados. Don Pepe nunca llegaría a imaginarse que en un futuro se congregara parte de lo mejor y variado del género metal en su propiedad.

En sus comienzos La Lucha dependió de la industria de cordeles y mecates a base de cabuya, plantas que se llegaron a sembrar abundantemente en algunos pueblos de la zona. Con el tiempo los productos a base de cabuya fueron perdiendo demanda comercial frente a la cordelería sintética, aunque todavía se mantiene en menor escala. Pese a intentar adaptarse a las tendencias industriales y comerciales, la producción en las fábricas de saco y cordel sintético va en una paulatina baja respecto a épocas pasadas; la cual pone en riesgo a una industria que da trabajo a muchas familias de la zona. Son los efectos colaterales de crisis y tratados comerciales que no miran mucho en sus consecuencias a mediano y largo plazo en el mercado local. La opción entonces es reinventarse y La Lucha lo está intentando, explotando su gran potencial turístico que la convierte en un lugar atractivo para efectuar actividades como el Festival Siembra y Lucha.

Para tratarse de un evento musical “Siembra y Lucha” parece un nombre atípico, aunque cae bien tratándose del lugar donde se iba a realizar. La actividad se ha llevado planeando durante todo el año, a pesar de la desconfianza de alguna gente de la zona. Aún se mantienen erróneos prejuicios tanto de la música metal como de la gente que la escucha. El caso es que a pesar de la intimidante marea de camisetas negras y el fuerte estado etílico de algunos, los visitantes no ocasionaron problemas de gravedad como esperaban los más recelosos. Las patadas y brincos quedaron para el mosh frente a la tarima. El resto se acomodó a sus anchas en la cancha, en las bancas aledañas o incluso entre los cabuyales. Como quien asistiera en 1969 a una actividad parecida en un rural pueblo norteamericano llamado Woodstock.

Un día antes de comenzar los conciertos unos amigos y yo nos sumamos al STAFF del Festival. Habíamos recibo antes una inducción de un par de horas sobre cómo se iba a trabajar. Nos asignaron a la parte de Servicio al Cliente, un rol que prácticamente consistía en hacer un poco de todo. Antes que llegaran los primeros visitantes extranjeros se nos encomendó montar 20 tiendas de campaña para la zona VIP, en un área algo alejada de la tarima pero tranquila bajo los verdes cipreses. Después nos tocó hacer limpieza en uno de los bares cerca de la tarima, comenzarlos a surtir de cerveza y demás líquido etílico requerido. Trabajo arduo que nos llevó hasta la noche y nos dejaría muy cansados. Nunca en mis manos pasaron tantas cervezas. Tras recibir algunos visitantes panameños volvimos a casa para dormir unas tres horas y encarar el comienzo del festival la mañana siguiente.

El viernes fue tan agotador como el jueves. Parte de la misión era recibir los buses con visitantes y conducirlos a su área de campamento, cuestión que consistía en caminar mucho reiteradamente durante el día. No era gran responsabilidad comparada rol de organizadores y cabecillas a cargo del festival. Pasaban constantemente ocupados coordinando detalles como la seguridad, entrada y salida de buses, alimentación, la llegada de grupos musicales, suministros y entre otros. Prácticamente no durmieron en los tres días del festival para llevar a cabo la actividad y es algo para reconocerles. Difícilmente se ve ese esfuerzo a simple vista. No suele tener atención como la tarima de conciertos.

Estar caminando de un lado a otro tenía sus ventajas. Podía ir tomando fotos y tener idea del desarrollo del festival. Si bien la música metal no me molesta para escuchar, debo reconocer con cierta vergüenza que no tenía idea de las bandas que se iban a presentar. Ni si quiera las nacionales como Final Trial, un grupo de ésta zona que tuvo el privilegio de abrir el festival. De haber tenido chance no me hubiera importado pasar horas en Wikipedia documentándome de las bandas que se iban a tocar en los tres días. Cosa que voy haciendo estos días además de buscar y escuchar su música.

Mientras iba de un lado a otro siempre que podía intentaba poner atención a la introducción de los grupos, junto a la música tocada en tarima. Pasando cerca de los camerinos pude ver el arribo de los integrantes de Saurom, quienes fueron muy ovacionados en su llegada. Ésta banda española es conocida por interpretar canciones inspiradas en El Señor de los Anillos de  Tolkien. Cerca de ahí guiando a unos visitantes con gafete de prensa nos topamos a Ralph Scheepers (vocalista de Primal Fear), quien no tuvo reparo para saludarnos y sacarnos fotos con él; a pesar que yo en ese momento no sabía quién era. Su grupo cerró el primer día de conciertos. Lo vimos un rato luego de la una de la mañana antes de volver a casa y dormir unas cuantas horas para el segundo día de chivos.

El sábado las ojeras iban siendo más notorias, pero había que seguir en el segundo día del festival. A diferencia del vienes, poca gente llegó para acampar y en cambio si llegó una buena masa de personas que se irían ese mismo día. Para la mayoría de visitantes Over Kill y Warcry eran los grupos más esperados para el sábado, aunque no por eso las demás bandas estaban por menos en expectación. Al anochecer se podían escuchar los carismáticos discursos del vocalista de Lujuria, quien mantuvo muy animada a la gente congregando a los más dispersos a acercarse a la tarima. Ese día nos dejaron salir a las 8:00 pm y nos quedamos un rato en el festival para ver la presentación de Sabaton, una banda sueca que en este mismo año se presentó en el multitudinario Wacken Open Air en Alemania.

El cansancio era más que evidente para los miembros del STAFF que trabajaron hasta tarde la madrugada del domingo, coordinando la salida de los buses al Área Metropolitana. Un esfuerzo más en el último día de chivos del Festival Siembra y Lucha, lidiando con incómodos reclamos de cortesías los cuales no teníamos idea. Algunos visitantes emprendían su salida de La Lucha, aunque la mayoría sólo hacía maletas para salir apenas terminaban los chivos y otros más despreocupados las harían después el lunes al amanecer. Regresando por su cuenta a dedo, en vehículo propio o esperando los buses de la zona que van diariamente hacia Cartago.

El domingo anduve un tanto alejado de la tarima. Logré sacar algunas fotos de los chivos de la tarde, pero no así la noche. Mis amigos del pueblo estaban de receso desde la tarde pudieron ver las presentaciones de Orphaned Land, Stratovarius y Mayhem. A diferencia de la mayoría de grupos, esta banda llegó a Costa Rica con algunos días de anticipación para el festival. Como me contaban antes y me pude documentar después la historia de Mayhem es tan fascinante como siniestra. Generalmente en sus presentaciones en vivo suelen colocarse varias cabezas de cerdos en el escenario, pero afortunadamente eso no sucedió durante su concierto en el cierre del festival. Aún así el vocalista Attila Csihar no dejó indiferente a nadie, sosteniendo un cráneo mientras cantaba durante su presentación.   

De jueves a viernes prácticamente no pude seguir las impresiones en medios y redes sociales sobre el festival. En el periódico La Nación, los foros de 89 Decibeles y el perfil de Facebook del FSL encontré algunas opiniones negativas y positivas, de las que no me hubiera enterado dentro del festival. Los visitantes e incluso las mismas bandas tuvieron qué contar, bueno y malo. Todavía hoy voy encontrando más impresiones de amigos y conocidos que se dieron la vuelta a los chivos. En boca a boca salen algunas anécdotas como la de Noel Calvo (guitarra y voz de Final Trial), quien contaba haber estado con unos salvadoreños que lloraban de felicidad por disfrutar de las bandas en Centroamérica. Sin el festival hubieran ocupado viajar a Norteamérica y Europa para poder verlas. Queda esperar el año entrante otra eventual edición del FSL en La Lucha, con la lección aprendida de los errores cometidos. A pesar de recelos o prejuicios fue una gran ayuda económica para gente y comercios de las comunidades vecinas.

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En este enlace se pueden ver las fotos que logré sacar en el FSL. También encontré ésta otra galería en la cual se ven soberbias fotos de las bandas en el escenario. 


12 de diciembre de 2013

Yonkis de la información

Imagen tomada de http://tweakyourbiz.com
“Puedes saber el nombre de un pájaro en todos los idiomas del mundo, pero una vez que los aprendiste no sabrás nada acerca de los pájaros. Por lo tanto mira al pájaro y observa que hace, eso es lo que importa. Yo aprendí muy temprano la diferencia entre saber el nombre de algo y saber algo” 
Richard Feynman

Esta frase es una palmada al rostro a los que vivimos embotados en una curiosidad obsesiva por documentarnos de todo, la cual resulta enfermiza pues nos olvidamos de algo tan esencial como encontrar utilidad práctica al conocimiento. No deja de resultar preocupante que nuestra vida gire diariamente entorno a los aparatos electrónicos, siendo lo primero que hacemos en el día sea revisar el Smartphone o encender la laptop y lo último sea apagarlas antes de dormir. Por esta inquietud quiero remontarme a la época analógica en la que aprendimos a leer, en la cual sólo nos obsesionábamos más por el radio y la televisión.

Aprendí a leer por allá de 1993, además de digerir alrededor de tres horas de TV (a veces más, si no se podía jugar afuera por la lluvia). Me devoraba los libros almanaques de Escuela Para Todos desde su primera emisión en 1966 a la fecha que coleccionaba mi papá. Las primeras leídas de esos almanaques consistían en pasadas de hoja, las cuales rara vez me detenía para leer un cuento o un artículo que no pasaran las dos páginas. Entre leída y releída tenía menos pereza en leer los artículos más extensos y por ahí del cambio de milenio llegué prácticamente a memorizar esos libros. Con el auge de nuevas fuentes de información (físicas y digitales) mi interés por los almanaques ICECU fue mermando, pues uno entrado en más sentido y razón comenzaba a diferir con el enfoque y la temática del contenido. A pesar de eso siempre tendré aprecio y nostalgia a esos almanaques que abarcaron muchas de mis primeras horas de lectura.

A partir de finales de los años noventas las horas de lectura en los viejos almanaques la fue acaparando la Enciclopedia Encarta, coincidiendo con el primer contacto con una computadora. Al nivel de ocio también cambiaba. Las horas de televisión irían bajando paulatinamente para gastarlas jugando al FIFA 99 o algún videojuego en DOS. Años después pasaría muchas horas jugando las primeras versiones de Warcarft y Starcraft, conocidos y exitosos juegos de Blizzard. Aún hoy cuando quiero apagar el cerebro me da por jugarlos de nuevo, incluso alguna versión más ligera del FIFA (la del 2006 en mi caso). Pero ya no las horas endemoniadas de antes.

Volviendo con la Enciclopedia Encarta, ésta sació mucha de mi curiosidad. Al insertar sus discos en la unidad de CD-ROM invertía el rato leyendo biografías de gente, acontecimientos históricos y geografía la mayor parte del rato. Igual de atractivas eran sus galerías de imágenes, mapas, animaciones y su línea de tiempo. Como Wikipedia su navegación era intuitiva mediante hipervínculos, pero en modo offline. Tomemos en cuenta que Internet no tenía la misma accesibilidad de ahora, mucho menos para los que vivíamos en áreas rurales. Eso se iría solucionando llegando a la mitad de la década pasada, implementando la conexión del RACSA 900 con la asombrosa velocidad de 56 kilobites por segundo; en la cual no se podría utilizar el teléfono. Una historia de terror para los adolecentes y veinteañeros de hoy.

Paralelo a esos primeros contactos con la informática y el Internet estaba la obsesión con los periódicos. Mi papá traía de vez en cuando a la casa una caja de ejemplares viejos de La Nación (varios meses de impresos), los cuales se compraban en la oficina su trabajo.  Yo los devoraba por las noches luego de la escuela y el colegio. Me gustaba hacerle recortes a algunos artículos y coleccionar los suplementos, entre culturales y deportivos en su mayoría. Tengo un baúl repleto de esos suplementos como la Revista Dominical, Zurquí, Áncora, secciones deportivas con noticias de las olimpiadas del 2000 y 2004, entre otras de menor tiraje. Tenía además una caja de repleta de artículos y suplementos sobre fútbol, como la sección de deportes de los 30 días que duró el mundial de 2002; junto con folletos alusivos al evento y al equipo de fútbol de Costa Rica. Como me iba quedando sin espacio y el polvo o las telarañas me iban ganando la guerra, sin mucho remordimiento terminé regalando la caja a un familiar más futbolero que yo. Hoy le da un mejor uso nostálgico del que le daría yo actualmente.

La conexión a Internet vía Dial-Up fue muriendo por ahí del 2007. El ADSL y su banda ancha finalmente llegaron a la montañosa geografía cafetalera en donde vivo. Primero con una velocidad de descarga media a los 25 kb/s, que se duplicaría al año hasta un nuevo aumento de banda que hoy va a los 110 kb/s. Durante estos últimos años (dos con red inalámbrica) se ha facilitado bastante el acceso a la información y a las noticias, también el uso y la interacción de redes sociales. Tras el declive de la red Hi5 (de la cual nadie echa de menos) dudé mucho en crear mi cuenta de Facebook hasta que lo hice un 1 de enero hace casi tres años. A pesar de emplearse forma banal entre la gente la mayoría del tiempo yo le encontraba su utilidad, pues Facebook da la libertad de configurar el timelime a conveniencia. Otras redes sociales como Twitter me despertaban atención por su creciente popularidad, aunque en un principio no entendía su aplicación. Con el tiempo comprendí entonces que gracias a Twitter uno podía dar seguimiento a noticias y acontecimientos prácticamente a tiempo real, igual que otras redes sociales también prestadas a la curiosidad (Flickr, Tumblr, Grooveshark, etc).

Internet hoy nos ha variado considerablemente los hábitos diarios. Muchos hemos descartado casi por completo la televisión (en mi caso porque no tengo cable), pues el aprendizaje, el entretenimiento y las noticias nos las suministran las redes sociales. Cuando me levanto puedo pasar hasta una hora revisando los timelime tanto de Facebook como de Twitter, para saber el último metida de pata de alguna figura pública, los post de algún contacto y las noticias de cualquier parte del mundo. También las actualizaciones algún Fan Page relacionado a los intereses propios (cine, música, astronomía, fotografía, deportes…) relacionado a cuanta página se le haya dado like. Sin embargo, ante tanta sobre dosis de información preocupa que no nos quede ningún margen para aplicar todo ese conocimiento a allá afuera.

Actualmente ha tomado fuerza un término llamado procrastinación. A grandes rasgos se resume como el hecho de emplear el tiempo en Internet  viendo actualizaciones de nuestros contactos en redes sociales; aunque en plan de indecisión, evasión y postergar trabajos o pendientes que nos incumben diariamente. Todo el Internet se presta para procrastinar, pero si hay una red social procrastinadora por excelencia esa es Pinterest. Max Jiménez en una de sus lúcidas candelillas afirmaba que los vicios no se dejan ni se abandonan, simplemente cambian. Hoy ya no paso horas frente a la TV o recortando noticias de los periódicos, pero cuando me doy cuenta se me han ido varias horas pineando imágenes a mis tableros. Como Twitter en un principio no estaba muy seguro de la utilidad de esa red social. De largo la veía como una manía más de los gafapastas, pero dudo que la mayoría de ellos hubiera llegado a más de 2000 pines en sus primeros tres meses en Pinterest.

Mientras escribía esta entrada por ahí de miércoles de la semana pasada, el jueves siguiente hasta el domingo estuve trabajando en la organización de un festival de música metal; realizado cerca de donde vivo. Entre esos días prácticamente no ingresé a Internet, por lo que estuve incomunicado de cuanta noticia, artículo o cotilleo que circula por la red. Me enteré únicamente que el equipo de futbol de Costa Rica se enfrentará en Brasil a tres campeones del mundo y de la muerte de Nelson Mandela. En esos días no me afectó ningún síndrome de abstinencia ni ansiedad por leer lo publicado en redes sociales, quizá en gran parte porque había que dormir como tres horas para volver a trabajar de lleno para el festival. He ahí lo valioso de un reset mental en donde ponemos la mente en blanco por varios días, para encarar de nuevo nuestra rutina con nuevas perspectivas.


El planeta no para de girar si nos quedamos aislados del por un tiempo. No hay mejor terapia para esas manías virtuales que una esporádica rutina analógica.