Mis nociones del anime hasta hace unos años se limitaban a series casi
infinitas en las que una y otra vez eran repetidas y que fácilmente se podrían
resumir una frase. Es un peleadorcillo que quiere ser un súper peleador me
dijo un primo sobre Naruto. No paré de reírme durante varios minutos así se
resume un animé que tiene casi 500 episodios le dije ironizando. No soy de los
obsesionados in extremis del anime, que se presta tanto para series largas y
predecibles como para otras más cortas pero ricas en estructura de contenido.
Mushishi es una de ellas.
Mushishi se ambienta en un Japón feudal donde criaturas
sobrenaturales llamadas mushis forman parte de la cotidianidad, aunque no
pueden ser vistos por toda la gente. Entre los que si los distinguen están
Ginko, maestro del mushi (mushishi) y personaje principal de la serie que es de
paso el único que no viste a usanza tradicional nipona. Va errante de un lado a
otro atendiendo casos particulares los cuales son ocasionados por los diversos
mushis que inciden sobre la gente. A veces de una forma peculiar, aunque en
otras de manera más trágica.
Abarca 26 episodios, pero a diferencia del resto de series
cada capítulo es una historia independiente que tienen finales abiertos que no
caen en lo obvio. No hay violencia, ni diálogos tontos o innecesarios. Es un
anime que da gusto ver por su sobriedad con la que está construido, igual que el evocador
mundo rural que ambienta minuciosamente y la agradable música tradicional
nipona que sirve como banda sonora. El universo de Mushishi es inspirado en el
folklore japonés de antaño donde los mushis son causantes de muchos eventos sin
explicación. Criaturas con grandes poderes que a su vez son frágiles, que inciden en el mundo y van fluyendo
sobre él a través de ríos de luz donde radica su ciclo vital. Un
anime de los reflexivos, ideal para ver sin mucha prisa.
Marco, genial la reseña. También utilizar un espacio como tu blog para darla a conocer, y de qué forma!
ResponderEliminarMae siempre que pueda agradezca al que se la recomendó. Matiza mucho más en estos días nublados.
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