Las películas de Mario Moreno Cantinflas fueron de las primeras que vi desde que tengo memoria. En esos años noventeros los canales de televisión las daban repitidas veces, desde Águila o Sol (1937) a El Barrendero (1982). Hoy seguiría igual de no ser por sus herederos, que en lo que les queda de bondad consiguieron los derechos de las películas; para negarles a las televisoras la transmisión abierta de las películas cantinflescas.
Casi diez años después, ya dentro del formato del DVD o el AVI he logrado conseguir algunas de sus mejores cintas como El Señor Doctor (1964), El Analfabeto (1960), El Extra (1962), Por Mis Pistolas (1968) o Su Excelencia (1966). Más a la espera de otros títulos pendientes. Me gusta Cantinflas pues tiene un humor que no es pedante. Con su clásico hablado enredado (cantinfleadas), salidas y refranes contagian e identifican al instante con su expectador. Los personajes de Cantinflas no son aristocráticos o que alardeen de ser importantes: son tan sencillos como la mayoría de la gente común de barrio o de campo. Que en algunas ocasiones ejercen peso, irreverencia e incluso sabiduría con quienes lo rodean; por más académicos o eruditos que sean.
Esta escena en particular es de la cinta Si yo fuera diputado (1951), uno de los buenos clásicos de su epoca a blanco y negro. Cantinflas es perseguido dentro de un teatro y acaba acorralado en el escenario, entre el público y una orquesta. Sin dominio aparente de la música logra improvisar la Rapsodia Hungara #2 a la vista atónita de sus perseguidores y el público. Quizá la escena más recordable de su larga filmografía. Por lo mismo la comparto, pues a más de uno le despierte nostalgia y risas a la comicidad propia de este actor mexicano.
Subiré a Cinearte un enlace a Romeo y Julieta de Cantinflas, que me parece es una desus másmemorables películas.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=FOmO9NrrU4w
ResponderEliminar