26 de octubre de 2010

Ladrillos orwellianos en el muro de Pink Floyd

No es secreto para nadie que Pink Floyd es una banda de culto. Es una afirmación necia, aunque una mayoría popularice hasta la exasperación Another Brick in The Wall, como si fuera la única canción que hubiera hecho el grupo. Más que un buen rock progre, diálogos perdidos entre las notas o las extravagantes mezclas de sintetizador, las letras compuestas por Roger Waters (sin ignorar las de Syd Barrett y David Gilmour) vienen cargadas con mensajes y simbolismos en vez del rock escandaloso y sin sentido como lo fue el glam ochentero. Son canciones salidas de su propia vida, la de sus amigos, conocidos y la realidad su país en hegemónica decadencia que se escuchan en carne viva.

Tras más de diez años activos, luego la separación de Barrett por problemas de drogas la creatividad de la banda iba homogenizada por el posesivo Waters. Entonces en 1979 producirían el álbum The Wall, el cual sería interpretado en vivo en una forma muy particular. En 1982 evolucionaría en una película en donde el control creativo sería disputado entre su director Alan Parker, el animador Gerald Scarfe y como no, el propio Waters quien también controló el puesto de compositor y guionista en una película en que la música misma era la historia. Antes de verse en cine, el álbum de Pink Floyd derivó en un espectáculo teatral en sus conciertos, en los cuales destacan (además de la música) las sugestivas imágenes dibujadas por Scarfe que posteriormente se emplearían en la película.

Plink Floyd The Wall (1982) se centra en la atormentada vida de Pinky (Bob Geldof), un rockstar aparentemente exitoso el cual no puede huir de los traumas de su pasado. Imágenes intercaladas de una infancia miserable que va entre el sadismo de profesores de escuela, una madre sobre protectora, el miedo que irradiaba la II Guerra Mundial en la que moriría su padre. Pinky crecería tratando de hacer una vida propia, pero fracasa en sus relaciones personales. Sucumbiendo entre su débil éxito por el aislamiento y la locura, con todos los fantasmas que le acarrean. Se cierra en su propio muro del cual no logra salir. El infeliz niño interior continúa deambulando sin rumbo en su pasado y futuro, llegando incluso a encontrarse a sí mismo irreconocible. Tras un sublime solo de guitarra de David Gilmour, Pinky se alza como un demente facista en un desesperado intento de destruir todo.



Hay varias referencias interesantes en cuanto a Pinky entorno a la vida de los integrantes de Pink Floyd, en especial a Waters y Barrett. El padre de Waters, Eric Fletcher Waters fue un soldado de infantería que murió en la II Guerra Mundial en territorio italiano. Fue acontecimiento que marcó para siempre al integrante de Pink Floyd, que con las canciones When The Tigers Broke Free y The Fletcher Memorial Home haría un tributo a su padre. Por su lado mucho del cambio por el que pasa el personaje de Geldof es inspirado de la vida de Syd Barrett, quien luego de separarse la banda nos e volvería a saber de él y no volvería a ser el mismo. Muchos otros datos se pueden ver en los documentales Pink Floyd - Behind the Wall y Pink Floyd & Syd Barrett - Legends, que pueden encontrar en Youtube o en los anteriores enlaces.

Ver trailer de Pink Floyd The Wall (1982)

Animals

De la discografía de Pink Floyd da para hacer de sobra libros o documentales. Sin tratar de hilar muy fino en el tema vamos a referirnos a un álbum anterior al comentado atrás. Dentro de lo comercial Animals no tendría el mismo efecto que tuvieron Dark Side of the Moon o The Wall. Pero los melómanos de la banda lo ponen en un pedestal bastante alto. El disco en sí es inspirado en el libro Rebelión en la Granja de George Orwell. Una crítica fuerte al socialismo stalinista en el que se vió atrapado la Unión Soviética, luego de la Revolución Rusa. A lo que alude la célebre frase de "todos los animales somos iguales, pero unos más iguales que otros". Una acusación fuerte a las hipócritas y totalitarias políticas de Josef Stalin, algo que igual se vería reflejado en otro libro de Orwell; 1984. En Animals Pink Floyd divide a los humanos entre cerdos, perros y ovejas; los cerdos mantienen el control político, los perros aplican implacablemente las leyes y las ovejas se limitan a vivir explotadas por cerdos y canes.

Si hay una película que abarque el pesimista mundo de Animals (sacado de Rebelión en la Granja) es el último trabajo de Alfonso Cuarón: Children of Men (Niños de los Hombres, 2006). La temática del disco trata de una sociedad en la que sus individuos velan por si mismos para salvarse, mientras son perseguidos sin respiro o misericordia entre de apretones de manos a puñaladas por la espalda. Todo un caos mientras que a distancia y en un lugar seguro políticos o moralistas hablan de hipócritas soluciones. La película del mexicano va por ahí, impactando desde el comienzo con el tema de la infertilidad humana y el desequilibrio que ocaciona. Es una distopía orwelliana hecha realidad, en la que las mujeres ya no pueden tener hijos y el gobierno está como un Gran Hermano que vigila todo. A esto surge la resistencia de los Peces, que aún salida del idealismo olvidado llega a tener más bien una tendencia tan violenta y cruel como el autoritarismo al que dicen luchar. El bien y el mal terminar por irse en una cloaca, pues como lo vemos hoy solo se trata de poder y en extender la espiral de violencia.



En Children of Men se pueden encontrar notables referencias de Animals y la banda misma, en cuanto a concepto artístico se refiere. Las personas están bien totemizadas por sus animales pinkflonianos. Vemos a Algie bien encuadrado con el dueño del Arca de Artes (Danny Huston), policías secundados por fieros perros e inmigrantes escabuyéndose entre rebaños de ovejas. Y la más curiosa de todas la del policía Syd, en la que un Peter Mullan memorable interpreta a un personaje desquiciado y adicto a las drogas. No es pura coincidencia como lo leí por ahí (1).

Destaca una memorable escena en particular en donde el personaje viaja (al compás de la música de King Crimson) en un lujoso Rolls-Royce por las moralmente devastadas calles de Londres, pasando por puestos de control hasta llegar al Battersea Power Station; embelmático edificio que junto con el cerdo volador Algie sirvieron de portada al disco Animals. La antigua planta de energía aloja en la película todas las piezas de arte sobrevivientes a ese caotico futuro, como el Guernica de Picasso que grita en silencio de fondo a los impasibles personajes de Children of Men. El edificio es el símbolo a un posible futuro caótico por el que Gran Bretaña, vaticinado tanto por Orwell, Waters y muchas otras mentes descorazonadas. No por algo se vuelve a ver en la versión filmica de 1984.

Waters vs Maggie T.

The Final Cut fue el último disco de la banda antes de la salida Waters de Pink Floyd. Aunque por el arduo trabajo del músico hay quienes se atreven a decir que fue su primer álbum en solitario. Es inspirado bastante en los conflictivos años ochenta, tanto para Inglaterra como para el mundo. El miedo y el cinismo a una guerra nuclear, ocasionado por el armamento desenfrenado de las potencias mundiales encabezadas por Estados Unidos y la Unión Soviética. La Guerra de las Malvinas, la que para Waters es un insulto a la memoria de su padre y que además fue catapulta de simpatía para Margaret Tatcher; que como Primera Ministra comenzaba aplicar politicas impopulares en su país.

El disco derivó en un cortometraje, en el cual Waters escenifica cuatro canciones de su trabajo: The Post War Dream, The Final Cut, The Flecther Memorial Home y Not Now John. Posiblemente muy pocos sepan de él, así que para terminar lo comparto en una versión subtitulada que encontré.





1 comentario:

  1. Buena entrada, amigo. Usted se pule y yo aprendo. Por si le interesa, en mi blog hay una dirección de una revista de cine en donde puedes enlazarte. Creo que tiene bastantes lectores. Se llama Mi Butaca Vip (ahí está el enlace, en mi blog).

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