23 de junio de 2011

Mirada indiscreta


“Allá si tendrá que ponerse a trabajar, bueno hasta que se encuentre con algún idiota que se case con ella. Porque la verdad aún está buena. ¿Se acordará de mí cuando tenga que pasar trabajo después? La verdad que el imbécil he sido yo. Tenía que trabajar para mantenerla como si hubiese nacido en Nueva York, Paris y no en esta isla subdesarrollada. “
Sergio sobre su esposa al inicio de la película.

“Cuba libre e independiente. ¿Quién iba a sospechar todo esto? Sin el águila imperial… ¿Y la paloma que iba mandar Picasso? Ni cómodo eso de ser comunista y millonario en Paris. Esta humanidad ha dicho basta y ha echado andar… como mi padre y como Laura que no se detendrán a llegar a Miami. Sin embargo hoy todo parece tan distinto. ¿He cambiado yo o ha cambiado la ciudad?
El personaje mirando La Habana desde un balcón.

“Se llama Rene Villareal y Hemingway lo encontró de niño jugando por las calles de San Francisco de Paula. Eso también lo leí en alguna parte. Lo amoldó a sus necesidades, el criado fiel y el gran señor. Hemingway debió de ser un tipo insoportable. Aquí tuvo su refugio, su torre, su isla en el trópico. Botas para cazar en África, muebles norteamericanos, fotos españolas, revistas y libros en inglés, cartelones de toros. Cuba no le interesó nunca realmente. Aquí se refugiaba, recibía a sus amigos, escribía en inglés y pescaba en la corriente del golfo.”
En la casa de Ernest Hemingway.

“No entiendo nada. El americano tiene razón, las palabras se devoran las palabras y lo dejan a uno en las nubes o en la Luna a miles de millas de todo. ¿Cómo se sale del subdesarrollo? Cada día es más difícil, lo marca todo. TODO. ¿Y tú qué haces acá bajo Sergio? ¿Qué significa todo esto? Tú no tienes nada que ver con esa gente, estás solo. En el subdesarrollo nada tiene continuidad, todo se olvida y la gente no es consecuente. Pero tú recuerdas muchas cosas, recuerdas demasiado. ¿Dónde está tu gente, tu trabajo, tu mujer? No eres nada, estás muerto. Ahora empiezas Sergio, tu destrucción final. “
Sergio luego de asistir a una mesa redonda.

“No entiendo la letra de la vida, están locos. No logramos entendernos.”
Recibiendo correo.

“Yo era el único que hablaba con cierta coherencia, eso fue lo que me acabó por hundir. Empezaron a tratarme como si hubiese engañado a una infeliz del pueblo. Ahora todo es el pueblo. Seguro que antes si hubiese sido el tipo respetable y ellos los desgraciados culpables… Me vi perdido.”
Sergio durante el juicio.
Hace poco me encontré con Memorias del Subdesarrollo (1968) una película más, vista gracias a la curiosidad que me despiertan los spots de TCM al deambular por Youtube. Me había perdido de mucho, pues es una cinta muy rica en contenido y recursos que trasciende de su presente al nuestro. Su personaje Sergio es un pez fuera del agua, un hombre de clase alta que renuncia al exilio con los suyos al triunfo de la Revolución Cubana sobre el dictador Batista. Como una especie de protesta a una forma de pensar basada en el materialismo y frivolidades, que a la larga no son suficientes para llenar el vacío existencial.

Sergio sin embargo, tampoco encaja en ese nuevo estilo de vida socialista que la Cuba según Fidel y Raúl Castro. No porque fuera un contra revolucionario (como dirían los fanáticos o teóricos de comunismo), sino por algo que data de mucho atrás y no tiene que ver con ningún color político. Costumbres e idiosincrasias antagónicas, que van en círculos viciosos que nos dejan siempre en lo mismo; dejando manipular a la plebe por el pandereta de turno. Un mundo patriarcal sin mente propia el cual no ha cambiado mucho en cinco siglos para atrás.

El personaje en sus adentros va observando todo, punzante a su criterio al igual que su realizador (Tomás Gutierrez Alea). No es un tipo que acepte dogmas y consignas propagandísticas, devoto a un constante escepticismo que no lo deja manipularse por nada o nadie. Memorias del Subdesarrollo tocó sensibilidades a fanáticos y censores del régimen castrista. Algunos intentaron censurar varios minutos. Pero Gutiérrez Alea, más fiel a su arte que su apoyo a la revolución, logró que respetaran el metraje completo de su película; como Diego Galán lo habla en el video de abajo.

Creo que el subdesarrollo no es algo con culpables absolutos. Responsabilidad tienen las monarquías e imperios que en lugar intercambiar culturas optan por saquear recursos, sin contar el daño humano ignorado a conveniencia. Pero la otra parte de la culpa se encuentra mirándonos al espejo. Somos la mayoría que permiten que se den los acontecimientos, que no evoluciona y se estanca en su neanthertalismo.



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