Por mi cabeza no pasaba hace un año ser una mente y pistón de trabajo en una empresa micro-financiera de la comunidad. Una incursión que ha incidido para bien en el crecimiento de la misma y que va mirando largo. Se añade “prestamista sin horario fijo” a una hoja de vida de alguien que no tuvo oficio de electricista, mantiene el aura de informático, fracasó como universitario de aulas, es un cafetalero en los veranos que apunta a crear y consolidar algo con los disparos de una cámara.
A saber de lo que vendrá.
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