En Dirty Harry (Harry el Sucio, 1973), Clint Eastwood ganó mala fama entre los sectores progresistas y liberales por lo violento de su personaje; de reglas y métodos propios. Aplicando fielmente ese fascismo policial, que contenta a la vertiente más conservadora de los EE.UU. Hoy en día incluso, gente como el cineasta Spike Lee acusan a Eastwood de racista por no incluir ningún actor afroamericano en el elenco de Flags of our Fathers. Sin embargo, desde hace años las películas de Clint Eastwood lo han convertido de un pistolero cínico a un director idealista.
Por ejemplo, en su último western Unforgiven (Sin Perdón, 1992) Clint entierra los estereotipos tradicionales de pistoleros, sheriffs y bandidos para dar matices diferentes a sus personajes. Con Million Dólar Baby (2004) se le acusó de ser pro eutanasia. Flags of our Fathers y Letters of Iwo Jima demostró que también hace cine anti bélico, aún con el gastado tema de la Segunda Guerra Mundial. En Invictus (2009) echa por tierra las acusaciones de racismo de Spike Lee, silenciándolo inapelablemente con una película llena de crítica racial. Con ese padrinazgo hollywoodense que lo abandera, Clint quiere irse de este mundo como un frío pistolero que hace cine humanista sin alardearlo.
Como una especie continuación de Goodbye Bafana (en el tiempo cronológico), la película empieza con la liberación de Nelson Mandela y su elección como el primer presidente negro de Sudáfrica. El país continúa inestable por el miedo de los blancos en perder sus privilegios y las luchas internas de los negros. Pero lejos de buscar una mediocre venganza racial, Mandela insta a perdonar a quienes en otro tiempo los perseguían y encarcelaban. Pues como lo cita el personaje de Morgan Freeman, sería seguir en un círculo de miedo al cual hay que romper.
Por ejemplo, en su último western Unforgiven (Sin Perdón, 1992) Clint entierra los estereotipos tradicionales de pistoleros, sheriffs y bandidos para dar matices diferentes a sus personajes. Con Million Dólar Baby (2004) se le acusó de ser pro eutanasia. Flags of our Fathers y Letters of Iwo Jima demostró que también hace cine anti bélico, aún con el gastado tema de la Segunda Guerra Mundial. En Invictus (2009) echa por tierra las acusaciones de racismo de Spike Lee, silenciándolo inapelablemente con una película llena de crítica racial. Con ese padrinazgo hollywoodense que lo abandera, Clint quiere irse de este mundo como un frío pistolero que hace cine humanista sin alardearlo.
Como una especie continuación de Goodbye Bafana (en el tiempo cronológico), la película empieza con la liberación de Nelson Mandela y su elección como el primer presidente negro de Sudáfrica. El país continúa inestable por el miedo de los blancos en perder sus privilegios y las luchas internas de los negros. Pero lejos de buscar una mediocre venganza racial, Mandela insta a perdonar a quienes en otro tiempo los perseguían y encarcelaban. Pues como lo cita el personaje de Morgan Freeman, sería seguir en un círculo de miedo al cual hay que romper.
Ante la intensión de quitar los emblemas tradicionales del equipo sudafricano de rugby, Mandela intercede a favor de los Springboks. Equipo con el que se identifica la descendencia holandesa sudafricana, conocida como los afrikáner. El equipo de rugby era símbolo del Apartheid para el resto de los sudafricanos. Es 1995 y mientras que los jóvenes afrikáner practican rugby en cuidadas canchas de césped, las barriadas negras de Soweto juegan alegremente al futbol con indumentaria precaria. Sudáfrica será la sede del campeonato mundial de rubgy y su equipo jugará por primera vez luego de años de boicot por el Apartheid. Por lo que con ayuda del capitán del equipo Francois Piennar, Mandela tratará de eliminar la imagen negativa de los Springboks y así identificarlo con todos los sudafricanos.
Comento sin tratar de salirme del tema, que vi esta película el viernes en el que se inauguró la copa del mundo de futbol. La volví a ver de nuevo este domingo pasado que terminó luego de sus 64 partidos. Muchas semejanzas y contrastes con el torneo de rugby de hace 15 años, citando el fracaso de los Bafana-Bafana primer equipo anfitrión que no pasa de la primera fase; a diferencia de los Springboks que ganaron su torneo a pesar de no ser favoritos.
Comento sin tratar de salirme del tema, que vi esta película el viernes en el que se inauguró la copa del mundo de futbol. La volví a ver de nuevo este domingo pasado que terminó luego de sus 64 partidos. Muchas semejanzas y contrastes con el torneo de rugby de hace 15 años, citando el fracaso de los Bafana-Bafana primer equipo anfitrión que no pasa de la primera fase; a diferencia de los Springboks que ganaron su torneo a pesar de no ser favoritos.
El estadio Ellis Park en Johannesburgo, símbolo del rugby sudafricano (junto con el Loftus Versfeld de Pretoria), fue la sede de la final de rugby y de varios partidos del mundial de futbol. Pero queda opacado a la majestuosidad y diseño del Soccer City, en adelante símbolo del futbol sudafricano y lugar de memorables encuentros. Como el que coronaría a futbol limpio y vistoso de España, frente a las patadas y el anti futbol que impuso Holanda (para vergüenza de Johan Cruyff); madre patria de los Afrikáner que por muchas décadas adoptaron el Apartheid como religión. Las vuvuzelas no se oirán más, en un cruel lunes donde los cientos de sudafricanos que encontraron trabajo por el mundial volverán a la realidad del desempleo.
Uno ve como los políticos se buscan arrimar hipócritamente a los deportistas, más si son ganadores para mitigar un poco la mala imagen que los adorna. Mandela en cambió recurrió a los Springboks cuando nadie daba un cinco por ellos, para que formaran parte de su proyecto de nación. Comenzó esa idea y su parte culmina con la espectacular ovación que le dieron en el Soccer City el día de la final, ya frágil a sus 92 años y en luto por la muerte de una bisnieta. No es una solución inmediata, hay tantos negros jugando para los Springboks como blancos dentro de los Bafana-Bafana. Pero tal vez por un día, hoy blancos y negros celebren una victoria de su equipo, independientemente que sea de rugby o de futbol.
Uno ve como los políticos se buscan arrimar hipócritamente a los deportistas, más si son ganadores para mitigar un poco la mala imagen que los adorna. Mandela en cambió recurrió a los Springboks cuando nadie daba un cinco por ellos, para que formaran parte de su proyecto de nación. Comenzó esa idea y su parte culmina con la espectacular ovación que le dieron en el Soccer City el día de la final, ya frágil a sus 92 años y en luto por la muerte de una bisnieta. No es una solución inmediata, hay tantos negros jugando para los Springboks como blancos dentro de los Bafana-Bafana. Pero tal vez por un día, hoy blancos y negros celebren una victoria de su equipo, independientemente que sea de rugby o de futbol.
FICHA ARTÍSTICA
Nombre: Invictus
Año: 2009
Director: Clint Eastwood
Guión: Anthony Peckham, basado en el libro de John Carlin.
Música: Kyle Eastwood y Michael Stevens
Actores: Morgan Freeman, Matt Damon, Tony Kgoroge, Marguerite Wheatley, Leleti Khumalo y McNiel Hendriks .
País: EE. UU.
Idioma: Inglés.
Duración: 134 minutos.
Invitación cordial a lo nuevo en Cinearte y a Generación rebelde.
ResponderEliminarhttp://generacionrebelde-roncahuita.blogspot.com/2010/08/anulado-referendo-un-triunfo-de-la.html
Hemos visto peliculas de todos los deportes conocidos por la humanidad (faltaba el rubgy), muy pocas son mas que mero entretenimiento, esas pocas tambien son en cierto modo descriptivas de la realidad que nos rodea. Cuenta una realidad, denuncian injusticias verdaderas, nada triviales.
ResponderEliminarDesde ese punto de vista, puedo decir que el film es mas que interesante