No veo al whisky como una bebida exclusiva para gente fina o de idiotas farsantes que alardeen costearlo. El whisky es un estado mental, independientemente de la clase social en que se asocie. No importa si el que lo bebe sea un almeriense de botas empolvadas o un lacrimoso exiliado en un exclusivo bar en Casablanca. El whisky es la bebida del melancólico por excelencia. Aún el salvaje piel roja de Sam Peckinpah encontraba su humanismo en botellas de este dorado licor. Para grabar a 32 mm además de su ultra violencia característica, un mensaje moral o una pedrada social sacadas de sus líneas mecanografiadas. El whisky está para destilar alma por igual a un introvertido músico de Macclesfield, un actor en decadencia en un fino bar de Tokio o un trasnochado blade runner de un futuro no llegado.
Complicidad existe para más de una llorada. Olvidada con la resaca del día siguiente.
En resumen, el whiskey no discrimina, no importa a cuál contexto se le asocie, ud puso algunos ejemplos de ello.
ResponderEliminarY el no discriminar, es una propiedad impecable en muchos aspéctos sociológicos y antropológicos.
Haga el asocie, desde el punto de vista social la bebida es bien aceptada.
El whisky es un elixir de los borrachos existenciales.
ResponderEliminarEn eso soy un burgués, me encanta el Chivas R. Pero la paso bien con la finura de un JyB.
ResponderEliminar[La verdad, soy un pequeño burgués en otras cosas].
Para ocasiones más solemnes y si el bolsillo me da voy con un Johnny Rojo. La mayoría del tiempo busco de los baratos.
ResponderEliminarHola Marco, me he suscrito, con tu permiso...Apenas empiezo a leer tu blog...seguramente más tarde tendré más tiepo para leer más.
ResponderEliminarMe gusta el cine, pero hasta ahora estoy empezando a realmente ver cine...quisiera tener más tiempo para ver más pero ahí voy.
Un saludo bloggero!
www.desdemiarboldelimon.blogspot.com
Haze, siéntase en libertad de ojear por acá. Saludo.
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