23 de julio de 2012

El Joker terminó ganando



Realidad más allá de la ficción. Pasó con John Hinckey Jr. tras ver Taxi Driver y Mark Chapman leyendo a Salinger, ahora pasa recientemente en este fin de semana en una sala donde se proyecta la última película de Batman; curiosamente cuando se cumple casi un año de la masacre de Anders Brevik en Noruega. Es inevitable evitar identificarnos con algún personaje de película, libro o historieta como es el caso; el cual puede incidir positiva o negativamente pero no de la noche a la mañana. Hay que tomar en cuenta una rara y larga cadena de eventos y factores que va rayando poco a poco nuestro acetato interno, esperando algo o alguien que de un empujoncito para desencadenar nuestra demencia interior. Quien haya visto Falling Down (1993), cinta en que se ve a un Michael Douglas desquiciándose progresivamente sabrá de lo que me refiero.


Yo no fui de esos que creció con comics y consolas de video juegos, aunque de todos esos súper héroes que se ponen la ropa interior a fuera de los pantalones Batman fue el único que ganó mi simpatía. Muy vívida la vez en que en que vi el Batman de Tim Burton con Jack Nicholson haciendo de Guasón por TV. Desde entonces me ha fascinado esa imagen solitaria de un alguien que se abriga de noche como una gárgola (al igual que otros personajes menos mediáticos y que desconozco), frente a esos “héroes” más coloridos que se paran en lo alto de un edificio a la luz del sol para que todos los vean. A pesar de eso al final llegué a encasillar a Batman un personaje obvio de los buenos que le da el merecido a los malosos.

No me hecho de rogar con las películas de Christopher Nolan y espero ver esta última dentro de una semana o dos. Noto en éstas últimas cintas un mensaje tan realista como descorazonador, echando a tierra la imagen de buenos y malos que suelen recaer en la obviedad de los héroes y villanos. Esta trilogía es más nihilista, busca desengañarnos que no hay bien y mal tanto en ese mundillo de las historietas como la vida a carne y hueso sobretodo. Pese a estar en el bando  de los buenos, Batman realiza actos cuestionables como de los villanos a los que combate. No abandona del todo eso sí el mensaje moralmente correcto, aunque el evangelio que predica Ra As Gul, El Guasón y Bane tiene un volumen más fuerte. Es el Guasón de Heath Ledger que muestra lo peor e inquietante del ser humano, con esas líneas que comparte con Harvey Dent “Dos Caras” en el Caballero Oscuro en la que lo termina de corromper.

Uno si es lúcido de mente asimilará adecuadamente esas divagaciones y contradicciones que giran alrededor de los personajes, pero si se es alguien mentalmente desequilibrado corre el riesgo de tomarse los diálogos del Guasón al pie de la letra, sin olvidar esa compleja cadena de factores que terminan de encender la mecha como se mencionó atrás. De mi parte no niego que la cultura armamentista de los EE.UU. incidiera en tragedias como ésta. Aunque veo que este asunto más de salud mental que de regulaciones o leyes duras contra las armas, pues como las drogas ilegales siempre se conseguirán por más prohibidas que sean. Vivimos en una sociedad psicológicamente desgastante, en la que si no encontramos los canalizadores adecuados es posible que pasen estas cosas. Aún en un país relativamente tranquilo como en el que vivo, no se queda al margen de muchos psicópatas potenciales que están ahí dormidos inconscientemente. Pobre de aquellos que por azar de la casualidad tengan la mala suerte de encontrarse alguno de frente.

3 comentarios:

  1. Hola Marco: ¡Qué buena reflexión!... Yo también comparto el gusto por Batman (no así por Spiderman)... Esta última peli de la saga es particularmente violenta, a mi gusto, pero no le hecho la culpa de lo sucedido en Estados Unidos.

    Como bien dices, esto es más una infección social, altamente contagiosa, que ataca a algunas personas más débiles o biológicamente predispuestas.

    Creo que lo que queda es explicarle a las nuevas generaciones lo sucedido, dentro de un marco razonable, tratar de inculcar valores perdidos y ser fiel a los principios. ¡Son tiempos difíciles los que vivimos!

    Saludos,
    Katmarce--
    submarinopimienta.blogspot.com

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  2. Me permití recomendar esta entrada en Twitter ;)

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  3. Confieso tener cierto morbo y fascinación por la mentalidad de los villanos a los que se enfrenta Batman. Al igual que ellos desearía a veces ver una montaña de dinero quemarse, que haya caos y así se pongan en perspectivas muchas cosas... aunque lo más saludable y cuando estoy de buenas es mejor limitarse a la imaginación y a lo que me pueda mostrar el Batman nolaniano. La violencia ya vendrá por sí sola, pese a los discursos y al engañosa sensación de que si aprendemos de nuestro errores.

    Cuando vaya al cine de paso ir por un chaleco antibalas. Nunca se sabe aún en el país más feliz del mundo.

    PD: Gracias por la molestia en divulgar esta divagación (reflexión me suena algo pandereto). Yo soy de los que lo piensan más de dos veces en compartir enlaces propios en Twitter, en el que llevo menos de un año.

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