23 de agosto de 2012

“El Árbol de la Vida” en Sala Garbo.



Había perdido toda esperanza de ver esta película en cine, pero en eso sale un estado en Facebook de Sala Garbo anunciando el estreno de esta película en su sala ubicada en el Paseo Colón. La Sala Garbo es el único reducto de cine independiente que se mantiene activo en el país, el cual ya se va avasallando a los multicines de los centros comerciales del Área Metropolitana. No la conocía hasta éste domingo que fui en la tanda de 4pm, lluvia incluida en compañía de dos colegas. La entrada es relativamente cara, pero es entendible tratándose de que las películas que se exhiben son de una alta calidad artística.


Sala Garbo no es muy grande, pero es acogedora y cómoda. Ideal para un tipo de películas ajenas al gusto y entendimiento de los “comepalomitas” que hacen fila en las boleterías para ver la cinta de su héroe de historieta favorito. Fue bueno esperar más de un año a su estreno para ver “El Árbol de la Vida” en pantalla grande dentro Sala Garbo, pues en el resto de cines del Área Metropolitana la audiencia hubiera vaciado la sala a la media hora de película; como cuando pasó en su estreno en EE.UU. y Europa en las salas comerciales. Donde la mayoría de público esperaba ver “la última de Brad Pitt” y no la última de Terrence Malick.

Lejos de ese público necio de esos que pasan pasando mensajes y contestando llamadas durante la película o del que se comporta como si estuviera en un circo, la Sala Garbo en cambio tiene un público interesante y particular. Como alguien que frecuenta raras veces el Valle Central me llamó la atención ver una película en la misma sala en la que están gente conocida del acontecer cultural del país, incluso políticos como el ex diputado de Frente Amplio José Merino. El buen ambiente es garantizado para quienes vamos a ver películas con la misma solemnidad con la que un santulón va a la iglesia.

De “El Árbol de la Vida” no hay que decir mucho, pues ya la he divagado de sobra en este sitio anteriormente. Es de las cintas que ponen en perspectiva la existencia y que a uno lo hacen sentir mejor persona, pese en ocasiones se es lo contrario. Terrence Malick va muy apegado a su estilo panteísta de hacer películas, con diálogos introspectivos e imágenes visuales muy propias de él, junto con algunas otras que recuerdan a lo más evocador de Kubrick o Tarkovsky. Malick desde sus comienzos con “Malas Tierras” en 1973 ya trabaja virtuosamente la fotografía de una forma muy original. Eso va a quienes quieren bajar de categoría a un cineasta injustamente infravalorado, quizás por su atípico carácter de no querer figurar en los medios. Para trascender Terrence Malick ha demostrado que lo bueno no ocupa mucha publicidad.

1 comentario:

  1. Al terminar la película
    la tarde del domingo en San José
    fue muy acogedora...

    Buena cinta
    porque aún siento
    algo acogedor
    de la ciudad
    la casa
    el campo...

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