12 de diciembre de 2013

Yonkis de la información

Imagen tomada de http://tweakyourbiz.com
“Puedes saber el nombre de un pájaro en todos los idiomas del mundo, pero una vez que los aprendiste no sabrás nada acerca de los pájaros. Por lo tanto mira al pájaro y observa que hace, eso es lo que importa. Yo aprendí muy temprano la diferencia entre saber el nombre de algo y saber algo” 
Richard Feynman

Esta frase es una palmada al rostro a los que vivimos embotados en una curiosidad obsesiva por documentarnos de todo, la cual resulta enfermiza pues nos olvidamos de algo tan esencial como encontrar utilidad práctica al conocimiento. No deja de resultar preocupante que nuestra vida gire diariamente entorno a los aparatos electrónicos, siendo lo primero que hacemos en el día sea revisar el Smartphone o encender la laptop y lo último sea apagarlas antes de dormir. Por esta inquietud quiero remontarme a la época analógica en la que aprendimos a leer, en la cual sólo nos obsesionábamos más por el radio y la televisión.

Aprendí a leer por allá de 1993, además de digerir alrededor de tres horas de TV (a veces más, si no se podía jugar afuera por la lluvia). Me devoraba los libros almanaques de Escuela Para Todos desde su primera emisión en 1966 a la fecha que coleccionaba mi papá. Las primeras leídas de esos almanaques consistían en pasadas de hoja, las cuales rara vez me detenía para leer un cuento o un artículo que no pasaran las dos páginas. Entre leída y releída tenía menos pereza en leer los artículos más extensos y por ahí del cambio de milenio llegué prácticamente a memorizar esos libros. Con el auge de nuevas fuentes de información (físicas y digitales) mi interés por los almanaques ICECU fue mermando, pues uno entrado en más sentido y razón comenzaba a diferir con el enfoque y la temática del contenido. A pesar de eso siempre tendré aprecio y nostalgia a esos almanaques que abarcaron muchas de mis primeras horas de lectura.

A partir de finales de los años noventas las horas de lectura en los viejos almanaques la fue acaparando la Enciclopedia Encarta, coincidiendo con el primer contacto con una computadora. Al nivel de ocio también cambiaba. Las horas de televisión irían bajando paulatinamente para gastarlas jugando al FIFA 99 o algún videojuego en DOS. Años después pasaría muchas horas jugando las primeras versiones de Warcarft y Starcraft, conocidos y exitosos juegos de Blizzard. Aún hoy cuando quiero apagar el cerebro me da por jugarlos de nuevo, incluso alguna versión más ligera del FIFA (la del 2006 en mi caso). Pero ya no las horas endemoniadas de antes.

Volviendo con la Enciclopedia Encarta, ésta sació mucha de mi curiosidad. Al insertar sus discos en la unidad de CD-ROM invertía el rato leyendo biografías de gente, acontecimientos históricos y geografía la mayor parte del rato. Igual de atractivas eran sus galerías de imágenes, mapas, animaciones y su línea de tiempo. Como Wikipedia su navegación era intuitiva mediante hipervínculos, pero en modo offline. Tomemos en cuenta que Internet no tenía la misma accesibilidad de ahora, mucho menos para los que vivíamos en áreas rurales. Eso se iría solucionando llegando a la mitad de la década pasada, implementando la conexión del RACSA 900 con la asombrosa velocidad de 56 kilobites por segundo; en la cual no se podría utilizar el teléfono. Una historia de terror para los adolecentes y veinteañeros de hoy.

Paralelo a esos primeros contactos con la informática y el Internet estaba la obsesión con los periódicos. Mi papá traía de vez en cuando a la casa una caja de ejemplares viejos de La Nación (varios meses de impresos), los cuales se compraban en la oficina su trabajo.  Yo los devoraba por las noches luego de la escuela y el colegio. Me gustaba hacerle recortes a algunos artículos y coleccionar los suplementos, entre culturales y deportivos en su mayoría. Tengo un baúl repleto de esos suplementos como la Revista Dominical, Zurquí, Áncora, secciones deportivas con noticias de las olimpiadas del 2000 y 2004, entre otras de menor tiraje. Tenía además una caja de repleta de artículos y suplementos sobre fútbol, como la sección de deportes de los 30 días que duró el mundial de 2002; junto con folletos alusivos al evento y al equipo de fútbol de Costa Rica. Como me iba quedando sin espacio y el polvo o las telarañas me iban ganando la guerra, sin mucho remordimiento terminé regalando la caja a un familiar más futbolero que yo. Hoy le da un mejor uso nostálgico del que le daría yo actualmente.

La conexión a Internet vía Dial-Up fue muriendo por ahí del 2007. El ADSL y su banda ancha finalmente llegaron a la montañosa geografía cafetalera en donde vivo. Primero con una velocidad de descarga media a los 25 kb/s, que se duplicaría al año hasta un nuevo aumento de banda que hoy va a los 110 kb/s. Durante estos últimos años (dos con red inalámbrica) se ha facilitado bastante el acceso a la información y a las noticias, también el uso y la interacción de redes sociales. Tras el declive de la red Hi5 (de la cual nadie echa de menos) dudé mucho en crear mi cuenta de Facebook hasta que lo hice un 1 de enero hace casi tres años. A pesar de emplearse forma banal entre la gente la mayoría del tiempo yo le encontraba su utilidad, pues Facebook da la libertad de configurar el timelime a conveniencia. Otras redes sociales como Twitter me despertaban atención por su creciente popularidad, aunque en un principio no entendía su aplicación. Con el tiempo comprendí entonces que gracias a Twitter uno podía dar seguimiento a noticias y acontecimientos prácticamente a tiempo real, igual que otras redes sociales también prestadas a la curiosidad (Flickr, Tumblr, Grooveshark, etc).

Internet hoy nos ha variado considerablemente los hábitos diarios. Muchos hemos descartado casi por completo la televisión (en mi caso porque no tengo cable), pues el aprendizaje, el entretenimiento y las noticias nos las suministran las redes sociales. Cuando me levanto puedo pasar hasta una hora revisando los timelime tanto de Facebook como de Twitter, para saber el último metida de pata de alguna figura pública, los post de algún contacto y las noticias de cualquier parte del mundo. También las actualizaciones algún Fan Page relacionado a los intereses propios (cine, música, astronomía, fotografía, deportes…) relacionado a cuanta página se le haya dado like. Sin embargo, ante tanta sobre dosis de información preocupa que no nos quede ningún margen para aplicar todo ese conocimiento a allá afuera.

Actualmente ha tomado fuerza un término llamado procrastinación. A grandes rasgos se resume como el hecho de emplear el tiempo en Internet  viendo actualizaciones de nuestros contactos en redes sociales; aunque en plan de indecisión, evasión y postergar trabajos o pendientes que nos incumben diariamente. Todo el Internet se presta para procrastinar, pero si hay una red social procrastinadora por excelencia esa es Pinterest. Max Jiménez en una de sus lúcidas candelillas afirmaba que los vicios no se dejan ni se abandonan, simplemente cambian. Hoy ya no paso horas frente a la TV o recortando noticias de los periódicos, pero cuando me doy cuenta se me han ido varias horas pineando imágenes a mis tableros. Como Twitter en un principio no estaba muy seguro de la utilidad de esa red social. De largo la veía como una manía más de los gafapastas, pero dudo que la mayoría de ellos hubiera llegado a más de 2000 pines en sus primeros tres meses en Pinterest.

Mientras escribía esta entrada por ahí de miércoles de la semana pasada, el jueves siguiente hasta el domingo estuve trabajando en la organización de un festival de música metal; realizado cerca de donde vivo. Entre esos días prácticamente no ingresé a Internet, por lo que estuve incomunicado de cuanta noticia, artículo o cotilleo que circula por la red. Me enteré únicamente que el equipo de futbol de Costa Rica se enfrentará en Brasil a tres campeones del mundo y de la muerte de Nelson Mandela. En esos días no me afectó ningún síndrome de abstinencia ni ansiedad por leer lo publicado en redes sociales, quizá en gran parte porque había que dormir como tres horas para volver a trabajar de lleno para el festival. He ahí lo valioso de un reset mental en donde ponemos la mente en blanco por varios días, para encarar de nuevo nuestra rutina con nuevas perspectivas.


El planeta no para de girar si nos quedamos aislados del por un tiempo. No hay mejor terapia para esas manías virtuales que una esporádica rutina analógica. 

4 comentarios:

  1. En parte, ese tema de la voluminosa información disponible, y la imposibilidad de digerirla; es lo que ha propiciado la vuelta del vinilo, por ejemplo.
    Se suele relacionar ese afán coleccionista y nostálgico con el mal llamado movimiento "hipster". Yo creo, más bien, que hay una estrategia de mercado muy bien pensada para combatir los efectos económicos de la piratería y, una intención de volver a eso que usted señala en este texto.

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    1. Viéndolo bien la verdad no resulta pretencioso la vuelta de los vinilos. Además de la estrategia de mercado que señala mae pasa otra cosa que sucede con conmigo y con muchos. Se cae en el vicio de acumular más música de la que se escucha, descargando todas las semanas gigas de mp3 que tal vez no se oigan hasta mucho después. El regreso de los vinilos curan quizá sin proponerlo ese vicio que le señalo. Los que tienen la afición (y el presupuesto) de coleccionar vinilos pueden ser más propensos a saborear esa música como se debe, aún si la tornamesa no sea tan portátil como un Ipod.

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  2. Muy interesante reflexión como todas las que haces Marco.

    Yo suelo utilizar internet para buscar información de cosas que ya he visto, leído, escuchado antes. Digamos que cuando veo algo en una revista que me llama la atención, o veo una película, o me hablan de un cantante, o leo un libro, utiliza internet luego para explorar más a fondo, y buscar otras obras que pueda ver, leer, o escuchar. También utilizo el blog, por ejemplo, o el tumblr, como una especie de tablón virtual en los que me gusta recoger cosas que me inspiran y poder compartirlas con más personas, porque aunque al principio pensaba que me iba a encontrar sola en todo esto, porque siempre he vivido un poco al margen del resto de personas de mi clase, grupo, he encontrado gente muy interesante que compartía mis gustos, y de los que he aprendido otras cosas nuevas, y a los que yo también les he enseñado cosas que desconocían.

    Pero obviamente no tengo tanto tiempo como para pasar todo el día en las redes. Aparte de que no tengo conexión en el teléfono móvil, que apenas utilizo, y la verdad no tengo demasiado interés en ello, porque justo viví ese apego al ordenador por mi ex pareja. Nada más levantarse lo encendía, y la verdad, yo odiaba eso. Creo que ha sido mala para las relaciones interpersonales en algunos casos, incluso, cuando comentándolo con amigos y amigas, vemos como a veces quedamos y ya no tenemos mucho que contar pues nos lo contamos todo ya por internet, y el contacto directo y hablado creo que es mucho mejor y más enriquecedor, a parte de que sí que tiene las ventajas de poder mantenerme en contacto con gente que vive fuera, etc., que es realmente provechoso. Por lo que creo que utilizado bien, y no abusando de ello, es un buen instrumento.

    Sobre Margaret Durow, qué casualidad que ya la conocías. Yo la descubrí hace años, puede que tres o cuatro, no recuerdo bien, pero la llevo siguiendo mucho tiempo, y fue por eso que me animé a enviarle las preguntas para la entrevista, que amablemente respondió, porque siempre me encantó su fotografía.

    ¡Un saludo!

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    1. En los primeros años en los que comencé a utilizar Internet era mediante la conexión Dial-up (el modem ruidoso), en la cual el teléfono quedaba bloqueado y cada minuto navegado valía dinero. Navegar por navegar era un lujo, por lo que se iba directo al contenido. Ahora que tenemos más ancho de banda, tarifa fija y mejores opciones de accesibilidad y telefonía prácticamente damos por hecho lo que antes costaba más.

      Me he mal acostumbrado tener mínimo tres o cuatro pestañas fijas en el navegador. Sitios como Facebook envician el inconsciente a estar atento en sus actualizaciones que distraen enfermizamente. Creo que las redes sociales son importantes para aprender, trabajar e informarse, pero uno como usuario no debe caer en el extremo del ocio procrastinador.

      Ojalá siga pueda seguir contactando y reseñando a más artistas visuales en su blog. Saludos.

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