21 de mayo de 2010

Los 10 Magníficos: Woody Allen

Voy de nuevo con el recuento que hace semanas lo tenía abandonado. Esta vez con un realizador al que critico tanto como le admiro. Así es, a pesar de que no pierdo ocasión en el blog para echarle en cara muchas cosas, sería de ignorantes menospreciar el talento e ingenio de este incomprendido realizador.

Woody Allen es figura popular que se ve y se le oye hablar en todos lados, incluso en una serie como Los Simpsons; que tampoco pierde chance para parodiarlo. Para entender quién es me dispuse el año pasado ver más de sus 40 años de filmografía. Donde es notable la capacidad de filmar prácticamente una película por año.

Comienzos

Allen Stewart Konigsberg (como se llama en realidad) nace en Brooklyn, Nueva York el 1 de diciembre de 1935. De niño era solitario e introvertido al que no le gustaba la escuela. Era bueno solo en redacción donde no perdía ocasión para mostrar su humor. Yo no quería ser Bogart, tampoco quería ser John Wayne. Yo sólo quería ser ese chico con gafas que nunca consigue a la chica, pero que es divertido y cae bien a todo el mundo. Así describe su infancia y adolescencia.

Se intentó titular Producción Cinematográfica en la Universidad de Nueva York, pero la incompatibilidad académica y los choques con sus profesores le mermaron el entusiasmo para titularse. He ahí una de sus frases famosas: A los universitarios les debe dar vergüenza ir al hipódromo, pues hasta los caballos terminan su carrera. Entonces Allen tuvo como escuela las salas de cine (donde veía hasta 14 películas semanales), los shows humorísticos stand-up en locales nocturnos y canales de TV. Donde escribía guiones y chistes humorísticos para después venderlos.

Al comienzo de los sesenta conoce a los que serían sus agentes y productores de toda una vida: Jack Rollins y Charles Joffe. Personas que catapultaría a Allen de dentro del medio cinematográfico. Así es como escribe y actúa para películas como Whats New Pussycat (1965) y Casino Royal (1967). Para 1969 dirigiría su primer éxito, Take the Money and Run (Toma el dinero y corre); película cómica que lo consolida para futuros trabajos.

La era Keaton

Es mi época favorita dentro de su filmografía. Pues además de carecer del marcado tono aristocrático de sus últimos trabajos, se nota en estos años que cada película que realizaba Allen era mejor que la anterior; la cual dejarían los trabajos más emblemáticos de su carrera. En estos años abarcan la participación de Diane Keaton, quien sería pareja de Allen dentro y fuera de cámaras. Antes realiza con Louise Lasser (su esposa hasta 1969) Bananas (1971), una parodia de los régimen autoritarios en Latinoamérica y en 1972 Everything You Always Wanted to Know About Sex* (*But Were Afraid to Ask), basada en un libro humorístico sobre los comportamientos psico-sexuales en las personas.

A partir de la película Sleeper (El Dormilón) en 1973, comenzaría la seguidilla trabajos de la mano de Diane Keaton. Quien en esos mismos años hacía de la esposa de Al Pacino en la saga de El Padrino, de Francis F. Copolla. Con cada película filmada, las tramas se vuelven más complejas y elaboradas; con un poco de drama, humor y aire intelectual. Exceptuando Interiors (1978), que fue la primera película que dirigió sin actuar.

Además de esas películas, en los setentas Woody Allen también haría Love & Death (1975) y las que serían sus trabajos más conocidos y premiados: Annie Hall (1977) y Manhattan (1979). Me atrevería agregar también a Stardust Memories (1980), primera película sin Diane Keaton la cual es una especie de semblanza artística de la carrera de Allen hasta entonces (influenciada en 8 y medio de Fellini).

La era Farrow

La primera película de Mia Farrow con Allen sería A Midsummer Night's Sex Comedy (1981). Al igual que Keaton, Farrow tendría relación con Woody Allen dentro y fuera de cámaras. Sin embargo, esta terminaría de forma conflictiva a principios de los noventas. Aún con algunas películas buenas, como Zelig (1983), The Rose Purple of Cairo (1985), Hannah and his Sisters (1986) o la anecdótica Radio Days (1987) esta etapa en la filmografía de Allen se vuelve irregular.

Son estos años que uno ve al personaje que interpreta Woody Allen reiterativo en su rol de judío ateo, neurótico e hipocondriaco en películas diferentes que dan la sensación de ser la misma. Sumado además al creciente aburguesamiento de sus personajes: parejas, familias o matrimonios de clase alta bastante inestables mentalmente. Quienes gastan dinerales en filantropías, restaurantes finos, clubes de tenis y sobre todo psiquiatras. Cambiando de pareja con la misma habitualidad con la que se cambia de ropa. Allen al parecer le avergüenza los poco refinados barrios donde robaba el torpe ladrón de Toma el dinero y corre.

Sin bajar la clase social, Allen hace con Alice (1990) un trabajo respetable que parece redimirse del aburguesamiento de sus personajes. En una aceptable película como lo fue Husbands and Wives (1992) una ficción que pasaría a la realidad, Allen terminaría su relación con Mia Farrow. Ella se enteraría de las infidelidades del cineasta con su hija adoptiva Soon-Yi. Como diría Allen la fidelidad solo se encuentra ahora en los equipos de sonido.

Los años de un marido divorciado

Hasta entonces Allen había mantenido en sus películas a la mujer en un perfil alto, quizá mitificado. Aun con los altibajos que le hacían pasar, siempre ha afirmado que son seres fascinantes que no le aburren y le obsesionan.

Pero esa imagen caería por los suelos en una de sus mejores y controvertidas películas: Deconstructing Harry (Desmontando a Harry) en 1997, donde nadie se salva de una indirecta. Alusiva a Fresas Salvajes (1957) de Ingmar Bergman, en una forma más satírica. Allen aprovecha cada minuto para desmitificar a las mujeres de su vida, a quienes las refleja como histéricas, celosas y posesivas. También le va al fundamentalismo judío, representado con el esposo de la hermana del personaje. Como en La Rosa Púrura del Cairo, ficción y realidad se mezclan entre el Woody Allen de carne y hueso junto con los personajes que crea. Punto a favor.

Sin embargo, son estos años cuando el aburguesamiento de las cintas de Allen crece irreversiblemente. Un ejemplo claro en Everyone Says I Love You (1996), donde a manera de musical (para colmo) se ve un Nueva York fantasioso y pedante de una familia seudo liberal de Park Avenue. Si soy objetivo esta película no es tan mala como otras, pero en mi salvaje opinión personal la considero como la peor cinta del neoyorquino. Es un mundo bastante ajeno a mío y al de muchos estoy seguro.

Estos años se caracterizan por no haber una actriz insigne, como lo fueron Diane Keaton y Mia Farrow. Pasan sin quedarse mucho Helena Bonham-Carter, Charlize Theron, Goldie Hawn, Hellen Hunt y Winona Ryder. Las siguientes películas de Allen pasarían bastante desapercibidas en el público. Es en esta etapa es cuando la imagen del intelectual seductor de los años setentas ya queda bastante alicaída. Se le nota un marcado envejecimiento, que pese en tener con la misma hiperactividad creativa para escribir; ya el medio visual trata de jubilarlo. El cine de Woody Allen es tedioso para la nueva audiencia del siglo XXI. Pero cuando parece tirar la toalla, una rubia le dará un último aire.

La era Johansson.

Match Point (2005) hace un cambio drástico dentro de las anteriores cintas de Allen. Se aleja de Nueva York para irse a los refinados suburbios londinenses. Aquí Scarlett Johansson le roba cámara a Jonathan Rhys-Davies en un triller atípico para Allen, el cual es recibido con aceptación por la nueva audiencia y deja perplejos a sus seguidores tradicionales.

Va de nuevo con Johansson con Scoop (2006), que es una película que no da la impresión de ser comedia; aunque tampoco de triller como Match Point. Intenta ir por ahí sin Johansson con Cassandra Dream (2007), con Ewan McGregor y Colin Farrell. Para el 2008 vuelve Johansson y un plantel de lujo con Vicky Cristina Barcelona, filmada en España donde aparecen también Rebeca Hall, Javier Bardem y una sobresaliente Penélope Cruz. En esta película Allen trata de mostrarse cosmopolita en su argumento, pero en realidad muestra una visión muy engañada de España (y por ende del mundo). Creo que un verdadero cineasta de mundo como Jim Jarmusch le daría una lección a Allen de verdadero cine multicultural.

Vuelve a Nueva York con Whatever Works en el 2009 y este año estrena una película en Cannes. Scarlett Johansson parece distanciársele por los blockbusters de temporada, por lo que para su siguiente trabajo recurrirá a la esposa del presidente de Francia para filmar Midnigth in Paris el próximo año. En la que seguramente será otra película de ambientes comunes y sobre todo… aristocráticos.


Constantes

Luego de ver prácticamente todas sus películas puedo afirmar que:
  • Tanto mujeres como hombres (incluso adolecentes), los personajes que crea Woody Allen para sus películas son escritores, críticos literarios, publicistas, profesores universitarios, actores de cine y teatro, diseñadoras de moda, músicos de jazz o exitosos oficinistas.
  • Esas personajes son tan inestables mentalmente, que siempre terminan recurriendo a un (o a una) psiquiatra. No es de extrañarse si más de una termina saliendo con el/la terapeuta.
  • No espere ver a afroamericanos o latinos ocupar protagonismo en las películas del cineasta. Woody Allen predomina al casting anglosajón para los brillantes personajes de su trama. A los demás lo relega como conserjes o prostitutas. Posiblemente alguien como Spike Lee no le debe tener mucho aprecio.
  • Antes que termine la película, el personaje que interpreta Woody Allen se habrá emparejado al menos con dos o tres mujeres.
  • Nunca se verá una película de Allen ambientada en África o en algún otro país del tercer mundo (a excepción quizá de Bananas).
  • Los refinados personajes de Woody Allen van siempre a divertirse al teatro para ver la ópera o una obra clásica. Jamás se dirigen a un vulgar concierto de rock o de Hip Hop. Si aparecen ahí al momento salen del lugar o la escena se corta.
  • Los alter egos de Allen son eruditos en literatura rusa como Chejov y Dostoievski. Además de ser asiduos cinéfilos de Ingmar Bergman y Groucho Marx.
También le critico…

El eterno presente de la filmografía de este director radica esencialmente en los años cuarentas. Por eso me retracto si dije acá que Clint Eastwood era convencional, pues no lo es tanto como Woddy Allen; quien olvidó como ser experimental y hoy más bien opta por el camino fácil. Cada vez que se ve alguna cinta reciente de Allen da la sensación de incompatibilidad con el presente, no evoluciona.

Otra cosa que le critico es de mantener la anticuada imagen del latin lover (hispano guapo y descerebrado), propia del Hollywood de hace 60 años. Esto se da en Vicky Cristina Barcelona, en donde si bien da una imagen más intelectual a Javier Bardem (interpreta a un pintor) se nota a primera vista el aire donjuanesco que le da. Como si dijera cójamonos primero y luego te pregunto cómo te llamas.

Como ya lo mencioné, está el marcado aire aristocrático que le da a sus personajes. No critico esto porque yo sea el estereotipado estudiante universitario, que pregona ideas socialistas con el mismo tono de un cura da el sermón dominical. Pienso como muchos que el espectador común no es alguien que le sobre la abundancia. Al ver esos ambientes frívolos y pedantes se aburre o le termina cayendo mal la película. El público para ese tipo de cine ya murió, o tal vez se arrima a Allen para darse apariencia de intelectuales y de esta manera ocultar (junto con joyas y ropa de boutique) su evidente estupidez.


…pero le aplaudo

Su humor pícaro y existencial. Allen escribe unos diálogos tan divertidos como inteligentes. Parodia y crítica el puritanismo respecto al sexo, además del fanatismo religioso arraigado a la estricta formación judía que lo llevo a convertirse en ateo. Se mofa tanto del antisemitismo como el ego histórico del judaísmo en creerse el pueblo elegido.

Por eso creo que Woody Allen es rebelde a su manera, como el anarquista aburguesado que es. Se da el lujo incluso de faltar incontables veces a las galas de los Oscar, aún cuando alguna de sus películas fueran premiadas. Es categórico en afirmar que su arte no es para competir, pues muchas veces esos certámenes radican en padrinazgos de gremios que en realidad no buscan premiar la capacidad creativa de un artista. Más bien darse un autobombo parecido a la aburrida gala de los Oscar de este año.

También le alabo su filosofía en las relaciones de pareja. Es la eterna constante de todas sus películas, aunque llegue a hilar muy fino en el tema y llega a exasperar. Allen describe al ser humano como un ser más complejo de lo que es. El cual puede dejarse llevar por sus impulsos o tener una relación armoniosa entre amigos y familia luego de una ruptura. Ingmar Bergman es aquí su cineasta de cabecera.

Otra cuestión de mérito es su alta hiperactividad creativa, que le ha permitido hacer considerable cantidad de películas, guiones y libros. Es un gran polifacético donde tiene la capacidad de actuar, escribir, dirigir e incluso ayudar con la composición musical. Toca regularmente en una banda de Jazz en un local nocturno en Nueva York, que le ha servido de pretexto para faltar a la entrega de los Oscar en todos los años que es invitado.

Pese a todas las cosas que le discrepo de su cine, pienso que Woody Allen es parte importante en la historia del mismo. No cualquiera espectador o crítico está a la altura para entender su drama y humor inteligente, porque el mundo artístico que inspira su obra (además de su vida) es basto y poco accesible para la mayoría. Un mundo artístico algo pasado de moda, pero el cual tiene elementos universales que nutren sus guiones escritos a máquina de escribir. Que aún hoy Allen sigue y seguirá escribiendo en plena era computacional. Hasta que parta finalmente de este mundo bailando alegremente con la muerte, como se ve en una final de una de sus películas.

"¿Existe el Infierno? ¿Existe Dios? ¿Resucitaremos después de la muerte? Ah, y no olvidemos lo más importante: ¿habrá mujeres allí?"

1 comentario:

  1. Evidentemente no soy un experto, sin embargo, con la excepcion de Scoop (una perdida de tiempo), el trabajo de woody allen me sigue agradando. Para mi "Casandra's Dream" es una pelicula muy bien lograda. Parece ser un poco plotless, y es exactamente lo contrario. Una historia simple, con un conflicto, digamos comun en el cine, sin embargo, la densidad y lentitud pero sobretodo el tono claramente emocional, y la actuacion de Ewan Mcgregor, hacen que esta pelicula tenga un matiz emocional muy distinto. Es una historia muy humana. Pienso que James Joyce haria una pelicula asi. Y me parece que le cambio de tema es muy radical si comparamos de extremo a extremo: Las primeras peliculas de Allen y las ultimas. Ya no es sobre relaciones y un tipo sufriendo por una mujer. Es ahora una cuestion mas alla. De desesperacion, angustia, sufrimiento por avaricia, envidia y diferentes emociones menos romanticas y mas "naturalistas". Yo no creo que no haya cambiado. Creo que a la gente no le esta gustando el cambio.

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